_
_
_
_
Energías renovables
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Los desafíos al proceso de transición ecológica

El primer reto es mejorar la aceptabilidad social de las plantas fotovoltaicas, sobre todo en las zonas dónde se llevan a cabo mayor número de proyectos

Energías renovables
Parque fotovoltaico Ekian, en Álava.

En los días que estamos viviendo el proceso de transición ecológica queda como una realidad más palpable que nunca. La necesidad de contribuir a frenar la emergencia climática se está poniendo de manifiesto en estos días, en los que el futuro nos ha alcanzado. Estamos sufriendo efectos que no se preveía que sucedieran hasta la próxima década.

Pero no solo está la preocupación ambiental, los altos precios de la energía, inimaginables hace solo dos años, y la necesidad de garantizar el suministro y la soberanía energética ante crisis como la producida por la agresión rusa a Ucrania ponen de manifiesto la necesidad de acelerar el proceso de transición. Las tecnologías renovables, como la fotovoltaica, que contribuyen a frenar la emergencia climática son también las mismas que nos producen una energía más barata y endógena.

La energía fotovoltaica disfrutó el año pasado de un año récord. Se instalaron 3.200MW en suelo y otros 1200MW en autoconsumo. Todo apunta a que cerraremos el presente año con unas cifras sensiblemente superiores a la del pasado. El camino para conseguir los objetivos establecidos en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) de alcanzar los 39 GW para el año 2030, parece despejado. Pero esto no hace que esté exento de desafíos. En primer lugar, se hace necesario por las razones apuntadas anteriormente, incrementar este objetivo hasta una cantidad que oscile entre los 55GW y los 65GW, dependiendo del grado de avance del almacenamiento y la electrificación.

Quizás el primer desafío es el de la mejora de la aceptabilidad social. Si bien a nivel social esta sigue siendo muy alta, en determinadas zonas, donde se pretende llevar a cabo un mayor número de proyectos, la actuación de plataformas neonegacionistas que agrupan, desde intereses económicos competitivos o electoralistas a ambientalistas sin una visión global de la problemática, cuestionan la instalación de las plantas.

La solución parte del trabajo del sector por la integración en la biodiversidad, por la maximización del impacto socioeconómico positivo y la agilización de las evaluaciones ambientales. También es importante de dar a conocer a la ciudadanía cuáles serán las plantas que realmente tienen que llevarse a cabo y promover una política de comunicación transparente y responsable que despeje el panorama de los abundantes bulos que lo dominan. Somos un sector tecnológico que nace de un apoyo social y no puede perder el mismo.

El segundo desafío importante reside en los cuellos de botella administrativos, problemática común a todos los países embarcados en este proceso. La buena respuesta inversora a la llamada para el proceso de transición, choca con las rigideces estructurales de la administración, fundamentalmente en lo referente a refuerzo de capital humano. Es necesario racionalizar los procesos sin hacerlos más laxos, ya que iría en detrimento de la garantía social. Con unos procesos más racionales se podrían reducir los tiempos en un tercio. Un año innecesario de retraso por motivos administrativos en un proyecto, es un año innecesario de emisiones de CO2 y energía eléctrica más cara.

Desafío no menor, es el transformar unas tecnologías intermitentes en otras que garanticen el suministro de energía en las mismas condiciones de calidad y predictibilidad que las anteriores energías convencionales. Impulsar y regular cuanto antes el almacenamiento y la producción de hidrógeno verde, en sus diferentes formulaciones, es fundamental.

El sistema marginalista de fijación de precios eléctricos ha demostrado sus carencias como asignador eficaz de precio. Los actores económicos necesitan saber, cuanto antes, cuáles son las reglas en base a las cuales se va a retribuir la energía. No se trata de reformas coyunturales. Es necesaria una revisión completa del sistema que ofrezca una retribución adecuada a los inversores al tiempo que es capaz de capturar la competitividad de las tecnologías renovables para los consumidores.

Las inversiones en energías renovables son inversiones intensivas en capital. Hasta ahora se han beneficiado de la existencia de dinero barato y abundante con pocas alternativas donde invertir. El nuevo escenario monetario con altas tasas de inflación y dinero caro, presenta una incógnita en cuanto cual será el impacto que tendrá sobre las inversiones renovables.

Avanzar en la transición ecológica significa substituir consumos finales fósiles por electricidad producida por renovables y en este aspecto, igual que con el imprescindible de incrementar la eficiencia energética, no se está avanzando a la velocidad requerida. La transición ecológica es una oportunidad para que tengamos también un mercado mas competitivo, con un número amplio de actores. En esta nueva configuración la generación distribuida tiene que jugar un papel importante. Algunas medidas para acelerar la transición y mejorar su integración socioeconómica presentan unos efectos colaterales de barreras añadidas para las pequeñas y medianas empresas. Necesitan un ecosistema regulatorio especial que les permita competir en igualdad de condiciones.

Los aspectos ambientales de la transición ecológica son una necesidad imperiosa. Los aspectos económicos, una oportunidad única para nuestro país. Por primera vez está a nuestro alcance el poder disponer de una energía eléctrica mas competitiva que ninguno de los países de nuestro entorno. No podemos desperdiciarla. Llevarla a cabo cuanto antes tiene que ser un autentico proyecto de país. La historia no absolverá a los que no hagan lo posible por aprovecharla.

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites
_

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_