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Las Bolsas mundiales registran pérdidas tras las protestas en China

El precio del petróleo llegó a caer a niveles mínimos anuales ante el temor a una mayor desaceleración económica

Imagen de un cartel mostrando pérdidas en la bolsa de Hong Kong, en una foto de archivo.Foto: PETER PARKS | Vídeo: EPV
Lluís Pellicer

La extensión en China de las protestas contra la política de covid cero de la Administración de Xi Jinping provocó este lunes caídas en las principales plazas financieras mundiales y en el mercado del petróleo, que rondó de nuevo sus mínimos anuales. Los números rojos sacudieron las bolsas asiáticas, con Hong Kong a la cabeza, y luego tiñeron, aunque de forma mucho más limitada, los parqués en Fráncfort, París o Londres. También Wall Street abría con pérdidas, aunque por la tarde los mercados manifestaban ya otra perspectiva sobre lo que acontecía en las calles de Shanghái, Pekín o Wuhan. Si bien los principales índices de EE UU seguían en rojo, valores emblemáticos del gigante asiático como las firmas comerciales Alibaba o JD se desmarcaban de esa tónica y subían ante la esperanza de que las manifestaciones obliguen a Pekín a, cuando menos, suavizar sus restricciones.

China no ha hecho sino alimentar en el último año el pesimismo de los mercados. El país sigue con la gran amenaza del estallido de la burbuja inmobiliaria espoleada por las continuas crisis del gigante del sector Evergrande. Ese no es el único riesgo. La política de covid cero ha impedido deshacer por completo los cuellos de botella que impiden la normalidad en el comercio mundial al mantener atascados los principales puertos del país, en especial el de Shanghái. Después de que la economía china creciera un 8,1% en 2021, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha ido rebajando sus previsiones para este año al 3,2% y para 2023 al 4,4%. Los últimos informes de Nomura, no obstante, tratan de calmar ese optimismo para el año que viene, advirtiendo de que la salida a la época de restricciones puede ser más lenta de lo esperado.

Los mercados se debatieron este lunes entre el pesimismo por la inestabilidad social en China y la brizna de optimismo para que Pekín acelere en el levantamiento de las restricciones. Las bolsas chinas arrancaron la semana con pérdidas ante las noticias de las protestas, que incluso acabaron con enfrentamientos con la policía y detenciones. El mayor descenso se registró en Hong Kong, que cedió un 1,57%, pero también cayeron los parqués de Shanghái (-0,75%) y Shenzhen (-0.69%). El CSI 300, el índice que recoge la evolución de los 300 principales valores de esos mercados, bajó un 1,13%. También el yuan cedía ante el dólar.

Las pérdidas se trasladaron al resto de mercados asiáticos ―el Nikkei descendió un 0,42%― y europeos, que vieron interrumpida su buena racha de la última semana. Aun así, por la tarde esas pérdidas fueron moderándose. La Bolsa de Fráncfort retrocedió un 1,09%; Madrid, un 1,1%; París, un 0,70%, y Londres, un 0,17%, mientras que el índice de referencia europeo bajaba un 0,68%. Wall Street también abrió en rojo. A media jornada, el Dow Jones caía un 0,8% y el Nasdaq lo hacía un 0,6%. Al margen de esas bajadas estaban valores chinos que cotizan en Estados Unidos como Alibaba, JD o Pinoduoduo, que fueron premiadas por unos inversores que creen ver en estas protestas el aliciente para que Pekín por fin levante las restricciones por la covid.

Los episodios de manifestaciones en las calles también se trasladaron al mercado del petróleo. El barril de Brent cayó hasta los 80,97 dólares, una cota que no se veía desde el pasado mes de enero ante las posibilidades de que la demanda quedara dañada por unas peores perspectivas económicas. El precio, no obstante, fue recuperándose a lo largo del día hasta alcanzar los 84 dólares el barril.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Economía de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera. Ha sido corresponsal en Bruselas entre 2018 y 2021 y redactor de Economía en Barcelona, donde cubrió la crisis inmobiliaria de 2008. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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