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Los operadores del mercado eléctrico alertan del impacto del plan de España y Portugal para rebajar la luz

“La potencial intervención del mercado originará un fuerte riesgo regulatorio, comprometiendo la necesaria credibilidad del proceso de formación de precios”, advierten en una carta remitida a ambos Gobiernos

Madrid -
Excepcion iberica luz
Vista de un tendido eléctrico, en una imagen tomada a principios de marzo en Sevilla.PACO PUENTES (EL PAÍS)

Los operadores de los mercados eléctricos de España y Portugal advierten de los “importantes y relevantes impactos” que puede ocasionar en los mercados a plazos de derivados ya contratados la denominada excepción ibérica, el plan presentado por los Gobiernos de Madrid y Lisboa para limitar a 30 euros el megavatio hora (MWh) el precio del gas y del carbón que se quema para generar electricidad. El encarecimiento del primero es el primer responsable de la fuerte subida de precios de la electricidad de los últimos meses.

En una misiva remitida a las secretarías de Estado de Energía de España y Portugal, así como a los supervisores bursátiles de cada país (CNMV y CMVM) y al comité técnico del MIBEL (CNMC, ERSE, CNMV, CMVM), OMI —en la que participan los principales grupos energéticos del país (como Endesa, Iberdrola, Naturgy, Repsol o EDP) y financieros (Santander o BBVA)—, los operadores OMPI, BMEClearing y MEFF alertan de que “la potencial intervención del mercado no alineada con el resto de la UE originará un fuerte riesgo regulatorio, comprometiendo la necesaria credibilidad del proceso de formación de precios”. El operador del mercado mayorista eléctrico ibérico, OMIE, en cambio, no está entre los firmantes del texto.

“La ausencia de un régimen regulatorio claro, inequívoco e incuestionable de determinación del precio y con un periodo de aplicación limitado, provocaría una gran inseguridad y riesgo jurídico, en especial en lo que respecta a todos los contratos de derivados ya transaccionados”, añaden. Y es que las compañías cubren generalmente la volatilidad de los precios de la electricidad por medio de contratos de cobertura en los mercados a futuro, cuyos precios se establecen de acuerdo a los precios en las subastas diarias y en los mercados al contado. De esta manera, dicen, una distorsión en esos precios a través de la fijación de un tope llevaría a distorsionar también esos contratos derivados.

Según estimaciones del mercado, unos 160 teravatios hora (TWh) están expuestos a posiciones financieras en el mercado ibérico, algo más del 60% estimado del consumo de electricidad en un año en España, que asciende a unos 260 TWh anuales. Así, los firmantes de la misiva defienden que, si se opta por ese límite al precio del gas, sea una medida adoptada de forma conjunta por todos los miembros de la Unión Europea, y no solamente que afecte a España y Portugal, o que la norma que vea la luz fije, “por seguridad jurídica y económico-financiera”, el precio de referencia OMIE que servirá de subyacente para todos los contratos de derivados de electricidad en el mercado ibérico.

No obstante, reconocen la conveniencia de que los gobiernos “busquen soluciones” ante una coyuntura como la actual, marcada por la necesidad de acelerar la transición energética en un contexto de tensiones geopolíticas, especialmente tras el estallido del conflicto bélico de Ucrania, y de volatilidad de precios, que han llevado a una escalada imparable en el precio del gas en todo el mundo, pero particularmente en Europa. Esto, subrayan, ha impactado también en el mercado eléctrico, con una “escalada en los precios en el último año sin precedentes, generando graves dificultades económicas en el tejido empresarial ibérico, en la capacidad y propensión de los hogares a consumir energía y un fuerte malestar social”.

España y Portugal han propuesto a Bruselas como fórmula para abaratar el recibo de la luz un tope de 30 euros por MWh sobre el precio del gas y el carbón usados para generar electricidad. No obstante, esta propuesta, que cuenta con un fuerte rechazo por parte del sector eléctrico, debe recibir el visto bueno de la Comisión Europea. La vicepresidenta tercera y ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, confía en que a principios de mayo Bruselas dé el visto bueno a la medida para su entrada en vigor.

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