Cómo afecta en mi factura de la luz la subida del precio del megavatio hora
El brutal encarecimiento de la electricidad en el mercado mayorista tiene un reflejo muy distinto en el recibo de cada consumidor: para algunos es un desastre y otros hasta pagan menos
Cómo leer la factura de la luz
Para analizar lo que uno paga en su recibo eléctrico debe fijarse en estos cuatro puntos.
Tipo de
tarifa
Potencia
contratada
Energía
consumida
Cargos de
la factura
Cómo leer la factura de la luz
Para analizar lo que uno paga en su recibo eléctrico debe fijarse en estos cuatro puntos.
Tipo de
tarifa
Potencia
contratada
Energía
consumida
Otros
conceptos
Cómo leer la factura de la luz
Para analizar lo que uno paga en su recibo eléctrico debe fijarse en estos cuatro puntos.
Dependiendo del tipo de tarifa le afectará más o menos el aumento del precio de la electricidad en el mercado mayorista.
Cuanto mayor sea, más se va a pagar, por lo que merece la pena no contratar más potencia de la que realmente se necesita.
Para muchos particulares, el precio final de la electricidad va a depender ahora del tramo horario en el que se consuma.
En la factura hay además otros muchos conceptos e impuestos. En el caso del IVA se ha reducido temporalmente del 21% al 10%.
Cómo leer la factura de la luz
Para analizar lo que uno paga en su recibo eléctrico debe fijarse en estos cuatro puntos.
Dependiendo del tipo de tarifa le afectará más o menos el aumento del precio de la electricidad en el mercado mayorista.
Cuanto mayor sea, más se va a pagar, por lo que merece la pena no contratar más potencia de la que realmente se necesita.
Para muchos particulares, el precio final de la electricidad va a depender ahora del tramo horario en el que se consuma.
En la factura hay además otros muchos conceptos e impuestos. En el caso del IVA se ha reducido temporalmente del 21% al 10%.
Maite tiene 31 años, vive en un apartamento alquilado en Madrid y en su última factura de la luz de agosto ha pagado 48,26 euros, lo que supone un 30% más que hace un año en relación con los kilovatios hora (kWh) consumidos al día. Sara, de 43 años, reside en la misma ciudad y su recibo ha sido de 42,57 euros. Ha pagado menos que la primera habiendo gastado más energía, pues aunque pasó varias semanas fuera de vacaciones, por las noches recarga un coche híbrido en su plaza de garaje. En su caso, el kilovatio hora le ha salido en agosto un 20% más barato que en 2020.
Si bien desde hace unos meses no ha dejado de crecer la alarma en España por el estratosférico aumento del precio de la electricidad en el mercado mayorista, lo cierto es que esto ha tenido hasta ahora un reflejo muy desigual en las facturas de los particulares. Para algunas personas el recibo de la luz se ha convertido en un problema muy real, como le ocurre a Isabel, que en la última factura eléctrica de su tienda de ultramarinos ha tenido que pagar 156,7 euros, o a Gilles, al que le ha llegado un recibo de su pizzería de 1.923 euros. A otra gente la escalada de récords del megavatio hora le ha supuesto hasta ahora solo unos euros de más, y hay consumidores que incluso han estado pagando menos. Resulta recomendable que cada cual mire su propia factura eléctrica, pues a veces la mayor sorpresa no está en el mercado mayorista, sino en el contrato firmado con la comercializadora.
Lo primero en lo que hay que fijarse en la factura es en el tipo de tarifa. Maite, al igual que el 38% de los consumidores domésticos del país, paga la modalidad PVPC, siglas que significan precio regulado voluntario al pequeño consumidor, más expuesta a la volatilidad del mercado. Permite beneficiarse de mejores precios cuando el megavatio hora del pool, como se conoce al mercado mayorista, está barato, pero en estos meses de subida desbocada los consumidores salen perjudicados. Introducida por el Gobierno del PP en 2014, esta tarifa establece de forma muy concreta lo que la comercializadora debe repercutir en el precio final de la factura (que recoge más conceptos que el consumo de electricidad). En teoría, esto debería garantizar que no se pague de más, pues en el caso de las tarifas de mercado libre, en el que está el otro 62% de los consumidores españoles, y donde se acepta un precio de antemano con las eléctricas que suele ser algo más alto, cada contrato es un mundo, y puede haber sorpresas. Sin embargo, en la tarifa regulada el precio de la parte correspondiente a la electricidad está vinculada a la cotización del mercado mayorista, lo que hace que esté mucho más expuesta a los vaivenes del pool, un quebradero de cabeza ahora mismo.
Sara tiene una tarifa contratada del mercado libre (con una cooperativa de energía verde) a la que no le afecta tanto la escalada de precios, y si a esto se añade la bajada del IVA acordada por el Gobierno de Pedro Sánchez en la factura eléctrica el pasado junio, la traducción es que ahora mismo está pagando menos por su electricidad. Sin embargo, la situación puede ser muy distinta según cada contrato y los márgenes que se lleve cada comercializadora eléctrica. Lola, de 38 años, también paga una tarifa del mercado libre y su última factura fue un 69% más cara que hace un año en relación con el kilovatio hora al día. Es más, en agosto de 2020 y 2019 pagaba ya por la electricidad más que Sara o Maite con los precios récord actuales.
Jorge Morales de Labra, director de Próxima Energía y experto en el sector eléctrico, incide también en este punto. “Hay gente que me decía estos meses: ‘A mí no me afecta la subida de la luz’. Y yo les respondía: ‘No, tú ya la tenías alta desde el principio”. “El precio medio de agosto ha estado en torno a los 18 céntimos de euro el kilovatio hora antes de impuestos, el precio que muchas tarifas fijas [del mercado libre] tenían puesto desde hacía años”, comenta. En su opinión, los nuevos cambios introducidos ahora por el Gobierno de Sánchez para reducir los beneficios de las eléctricas van a acabar homogeneizando la situación de todos los consumidores eléctricos.
En cualquier caso, para no perderse en el actual laberinto de tarifas, lo más práctico es recurrir al comparador de ofertas eléctricas de la CNMC para identificar las opciones que mejor se ajustan a cada situación particular.
Lo siguiente que hay que mirar en la factura es la cantidad de energía consumida, los kilovatios hora, y, desde hace unos meses, muchos ciudadanos han de tener en cuenta también cuándo se consume: en hora punta, llana o valle. Esto es ahora así con la tarifa regulada y también con algunas del mercado libre, depende de nuevo de cada contrato, que puede incluir un precio variable o fijo. Para aquellos a los que afecte este cambio, resulta muy útil la información de la factura sobre el consumo de kilovatios hora en cada tramo horario. Como señala Francisco Valverde, especialista en mercado eléctrico, “claro que se nota cuando se trasladan consumos a tramos horarios más baratos”, en las horas valle del día o en fin de semana. “Lo que se ha implementado desde junio da herramientas al consumidor para poder gestionar su consumo y poder decidir si le importa un bledo la factura o si prefiere ser un poco más consciente con su gasto para pagar algo menos”, afirma. Paradójicamente, Valverde no se explica la forma escogida para trasladar esta información a la factura eléctrica, pues en casi todos los casos viene desglosada en kilovatios hora, pero no en euros facturados en cada tramo horario, lo que resulta clave para reducir el gasto o comparar tarifas.
Sin embargo, hay casos en los que es difícil reducir el consumo de energía o trasladarlo a otra franja horaria, como en el caso de los comercios. Isabel, de 58 años, cuenta que casi se cae de espaldas cuando recibió la última factura de la luz de su tienda de ultramarinos en Calzada de Calatrava (Ciudad Real) y leyó 156,7 euros (sin IVA). “Estos precios de la luz acaban con el pequeño comercio”, se desespera. Ella tiene una tarifa regulada PVPC cuyo último recibo se ha incrementado un 49% por kilovatio hora al día en comparación con 2020, pero es que además su consumo de energía aumentó en un porcentaje similar ese mes, así que tiene que pagar un 125% más que el año pasado. “En la tienda están constantemente funcionando dos congeladores y una vitrina”, se lamenta. “Además este verano ha hecho mucho calor y tenía que dejar puesto el aire acondicionado todo el día, incluso de noche, para que no se me estropeara el género”. Según cuenta, para pagar menos se ha planteado instalar unas placas solares, aunque tampoco espera estar muchos años con el negocio.
En el caso de Gilles, de 40 años, que acaba de recibir una factura de 1.923 euros (sin IVA), un 78% más cara en relación con el kilovatio hora al día de julio de 2020, lo más desesperante es ver siempre encendidas las ocho cámaras frigoríficas y el aire acondicionado de su enorme pizzería en Madrid, “haya 200 o solo 10 clientes”.
Otro elemento esencial del recibo es la potencia contratada, es decir, la cantidad máxima de kilovatios que se van a requerir a la vez. Si en una casa nunca saltan los plomos según se van encendiendo aparatos, probablemente sea porque tiene más potencia contratada de la necesaria. Maite vive con su pareja y su perro en una vivienda alquilada de solo dos habitaciones, sin ningún otro equipo eléctrico más allá de la nevera, la cocina, la lavadora y el lavavajillas. Sin embargo, en su factura paga cada mes por 5,5 kW de potencia, mucho más de lo esperado para una casa así. “La verdad es que no tenía ni idea, lo pago yo, sí, pero es algo que puso mi casero”, señala.
Aparte de la potencia y la energía consumida, el recibo de la luz incluye otros conceptos muy distintos y los impuestos. Hasta ahora, el precio de la energía suponía cerca de un 25% del total de la factura. Sin embargo, según el simulador de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), este porcentaje ha subido al 51,5%, si se considera un usuario promedio que haya consumido 366 kWh al mes con una potencia contratada de 4,4 kilovatios. Esto se debe al brutal encarecimiento del megavatio hora en el mercado mayorista y a la reducción de impuestos para amortiguar el impacto de esta subida (que en el caso del IVA se considera que no tiene ningún efecto para el pequeño comercio).
Según señaló hace unas semanas la vicepresidenta Teresa Ribera en el Congreso, “en el primer semestre de 2021, aquellos consumidores domésticos que cuentan con una tarifa regulada, la PVPC, han visto cómo se incrementaba su factura en promedio un 6,9% con respecto al año 2020. Sin embargo, los dos tercios de consumidores que cuentan con una tarifa de mercado libre, aquella que ofrecen las comercializadoras al margen del mercado mayorista, han visto cómo su factura caía un 4,6% con respecto al año 2020. Fundamentalmente, este incremento del 6,9% o esta bajada del 4,6% tiene que ver con que en el mes de junio el IVA se redujo del 21% al 10% y se suspendió la aplicación del impuesto sobre la producción de la energía eléctrica”.
No obstante, estas son estimaciones promedio, que como recalcó la propia Ribera, deben tomarse con prudencia. Rubén Sánchez, secretario general de la organización de consumidores FACUA, asegura que sus cifras son muy distintas. “En los primeros ocho meses del año el incremento en la factura está bastante por encima del 30%”, destaca. De forma más concreta, esta organización asegura que el recibo del usuario medio el pasado mes de agosto fue de 93,10 euros, cuando en el mismo mes de 2020 estaba en 63,67 euros y en el de 2019 en 68,64 euros. Unos cálculos que en este caso toman como perfil medio a una persona que consume 336 kWh al mes y tiene una potencia contratada de 4,4 kW. La realidad después es que cada persona tiene una historia muy particular y un recibo diferente. Siendo preocupante la escalada de precios en el mercado mayorista, para Francisco Valverde, “en este negocio te encuentras de todo y hay gente sin ninguna idea de su factura que ves que es carne de cañón”.
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