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La OCDE avisa del riesgo de que algunos países europeos se queden atrás en la recuperación

El organismo internacional reclama medidas de convergencia para que ningún país se quede atrás por la crisis de la covid-19 y advierte en contra de retirar “prematuramente” las ayudas fiscales y monetarias

El secretario general de la OCDE, Matthias Cormann, en una imagen de archivo
El secretario general de la OCDE, Matthias Cormann, en una imagen de archivoMARK GRAHAM (AFP)
Silvia Ayuso

El peligro para las economías europeas no habrá pasado cuando la pandemia del coronavirus ya no sea más que una vieja pesadilla. El “impacto asimétrico” de la crisis provocada por la covid-19 y, también, una distribución no equitativa de los dispositivos acordados para volver a impulsar la economía podrían crear “divergencias regionales” en el seno de la Unión Europea, tanto entre países como entre zonas rurales y urbanas, que “amenacen la cohesión” del bloque, advierte en su último análisis la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

“Una recuperación débil aumentaría las desigualdades, alimentando a su vez el descontento y dañando la confianza en la UE”, señala la encuesta económica sobre la UE de la OCDE, centrada en el impacto de la pandemia y publicada este viernes.

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El think tank de los países ricos no se anda con rodeos. “La crisis podría dejar cicatrices y reabrir viejas heridas”, insiste. “El impacto territorial asimétrico de la pandemia podría agravar las divergencias en la UE, ampliando la brecha entre grandes ciudades y zonas rurales”, indica. Pero también entre Estados miembro: los países del sur, como España, se han visto más afectados debido, en parte, a su “mayor dependencia del turismo y de las pequeñas empresas”, lo que les ha hecho sufrir las mayores caídas del PIB en 2020.

Según sus últimas estimaciones, la OCDE espera que el crecimiento en 2021 para la UE llegue al 4,2% (4,3% en la eurozona) y hasta el 4,4% el año que viene, tras una brutal caída de entre -1 y -11% del PIB en todos los países miembro en 2020 salvo en Irlanda. Pero hay todavía demasiados factores de “riesgo” que podrían debilitar esta recuperación o hacerla tan desigual que amenace la “cohesión” de los 27, subraya el organismo con sede en París este viernes.

“Los líderes europeos han gestionado muy bien el shock económico provocado por la covid-19, aplicando lecciones aprendidas de la crisis de 2008 y aprobando políticas valientes, como el uso, por primera vez, de un préstamo común”, valoró el secretario general de la OCDE, Mathias Cormann, en un comunicado.

Pero no hay que caer en la complacencia, advierte también el australiano. “Como parte de los planes de recuperación, es tiempo ahora de afrontar los desafíos estructurales, tanto los duraderos como los más nuevos, de una manera que coloque a la UE y la eurozona en una trayectoria más fuerte hacia el futuro”.

Para ello, alerta —una vez más— el organismo, es esencial no caer en los errores del pasado y retirar las ayudas fiscales y monetarias demasiado pronto. “La política fiscal debería seguir apoyando a los sectores afectados hasta que la recuperación se haya establecido de manera firme, evitando consolidaciones prematuras”, sostiene. A la par, recomienda “mejorar” la arquitectura económica europea, especialmente en lo que se refiere a unas reglas fiscales actualmente “demasiado complejas, demasiado complicadas para seguir y demasiado difíciles de implementar”.

Ello debería ir acompañado, sobre todo en la eurozona, de la “finalización de una agenda de reformas ambiciosas” apoyada también por “reformas a la arquitectura económica de la unión monetaria”. En aras de la anhelada “cohesión” dentro de los países del euro, donde la pandemia también ha impactado de forma diferente, la OCDE aboga asimismo por “políticas que impulsen la convergencia cíclica, para garantizar que ningún país quede atrás durante la recuperación”.

A nivel de todo el bloque europeo, la OCDE ha saludado desde el principio los paquetes de ayuda durante la pandemia, especialmente los Fondos de Recuperación de la UE. Pero su objetivo declarado de hacer una economía más digitalizada y verde, si bien loable, entraña un riesgo de mayor disparidad regional si no van acompañadas de políticas adecuadas que eviten una mayor “divergencia regional”, advierte el organismo.

De ahí la importancia, insiste una y otra vez, en medidas de convergencia para lograr una “recuperación inclusiva” que eviten disparidades en el bloque europeo. En este sentido, es importante que se realice una “rápida” implementación nacional de los fondos de recuperación para, sobre todo, “impulsar la innovación industrial, la tecnología digital, las energías renovables y la infraestructura transfronteriza, como las redes eléctricas interconectadas o los puntos de recarga de vehículos eléctricos debería ser una prioridad”.

También se debe ayudar a las regiones más pobres para mejorar su especialización productiva, lo que implica tanto apuestas en I+D en estas zonas como reformas estructurales para garantizar el acceso a estas zonas y facilitar recursos como el teletrabajo mediante la mejora del acceso a internet en áreas no urbanas y mejorar el transporte regional. Del mismo modo, se deben facilitar y hacer más transparentes los procesos de atribución de los fondos de cohesión. La UE debería asimismo, considera el organismo, hacer uso de sus “herramientas presupuestarias”, como la Política Agrícola Común, para “evitar apoyar empresas o actividades ineficientes —por ejemplo mediante subvenciones no competitivas o contratos de atribución— y dirigirlas para que las regiones avancen hacia actividades de mayor valor”.

“Con las reformas correctas, Europa puede salir y saldrá más fuerte de la pandemia y jugará un papel importante en la construcción de una economía global fuerte y duradera”, según Cormann.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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