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Aena confía en remontar el vuelo

Los ingresos caen un 50%, pero el gestor aeroportuario espera recobrar el crecimiento tras la pandemia gracias a su solvencia financiera y la calidad de sus activos

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Un pasajero en el panel de salidas del aeropuerto de Barajas (Madrid), en diciembre.
Un pasajero en el panel de salidas del aeropuerto de Barajas (Madrid), en diciembre.Paul Hanna/Bloomberg

Durante la época de las privatizaciones de empresas públicas (Telefónica, Endesa, Repsol, Tabacalera…) se acuñó el término de “las joyas de la corona”. Una calificación que ahora solo merece Aena, de la que el Estado es propietario del 51% del capital y que muestra con orgullo ser el mayor operador aeroportuario del mundo por número de pasajeros, con un valor en el mercado cercano a los 20.000 millones de euros.

Además de los aeropuertos españoles, entre los que destacan los de Madrid, Barcelona y Palma de Mallorca, es propietaria del 51% del londinense de Luton; explota 12 aeropuertos en México y uno en Jamaica junto al Grupo Aeroportuario del Pacífico, y también participa en los colombianos de Cali y Cartagena de Indias. En marzo de 2019 además siguió con su expansión internacional al adquirir la concesión por 30 años del grupo brasileño Nordeste, con los aeropuertos de Recife, Maceió, Aracajú, Campina Grande, João Pessoa y Juazeiro do Norte. Una de sus principales apuestas internacionales, por la que pagó 437 millones de euros.

Justamente un año después, los viajes empezaban a cancelarse a golpe de pandemia y confinamiento: el sector turístico y los vuelos se hundían. Sus dos principales actividades, la aeroportuaria y la comercial (tiendas, duty free, restaurantes, locales, aparcamientos, alquiler de vehícu­los), sufrían un revés histórico. Con datos de los nueve primeros meses de 2020, el número de pasajeros caía el 69%, sus ingresos bajaban a 1.733 millones de euros (-50%) y sus resultados apuntaban pérdidas de 108 millones frente a beneficios de 1.142 millones del mismo periodo del año anterior.

La evolución en Bolsa de Aena resume el sentimiento que los inversores muestran sobre la compañía. Cotizaba a 171 euros por acción antes de la crisis de la covid-19, se desplomó hasta los 91,9 euros y ahora se mueve en el terreno de los 134 euros. Un rebote que no han vivido con igual intensidad aerolíneas como IAG, ligadas también al mundo viajero. La caída de la actividad ha sido brutal, “pero en el mercado hay pocos activos tan atractivos como Aena”, explica el analista de Renta 4 Ángel Pérez, pese a las numerosas incertidumbres que aprecia en el corto plazo.

Unas dudas en las que incide Ignacio Biosca, jefe de la división de Relaciones Internacionales, Marketing Aeroportuario y Atención a Compañías Aéreas en Aena: “Es muy difícil hacer una estimación concreta de la recuperación de la actividad a corto plazo. Cuando la situación sanitaria mejora y se levantan las restricciones, hay una demanda embalsada de pasajeros. Lo vimos en verano, cuando se suavizaron las limitaciones a la movilidad tanto en España como en Europa, y, posteriormente, en las islas Canarias, cuando el Reino Unido o Alemania sacaron al archipiélago de la zona roja”, explica.

Sin duda, una de sus fortalezas es su situación financiera. Decidió anular el pago del dividendo de 2020 (en 2019 repartió 6,93 euros por acción), abrió la posibilidad a emisiones de pagarés por 900 millones de euros y formalizó préstamos con ICO y BEI. Esto, unido a su liquidez de 2.440 millones, le pone en una situación cómoda para afrontar la pandemia, incluso si ésta se prolongase. Además, paralizó sus inversiones con un ahorro de 175 millones de euros en los meses más duros y a partir de junio volvió a abrir sus planes y hasta septiembre de 2020 se han ejecutado 224 millones de euros.

Óscar Rodríguez, analista de Banco Sabadell, explica en un reciente informe que con relación a sus finanzas “destacamos el bajo endeudamiento de Aena, que antes de la covid se situaba en 2,3 veces su ebitda de 2019, de los más reducidos del sector. Esto les ha permitido ampliar su liquidez hasta septiembre de 2020, que, incluyendo líneas de crédito, se coloca en 3.200 millones de euros y aporta tranquilidad al repago de la deuda en los próximos años (2.330 millones hasta 2023)”.

Guillermo Barrio, analista de Intermoney, también resalta la buena financiación de la compañía y las buenas cifras pese al desplome de la actividad. “El ebitda de 516 millones en los nueve primeros meses ha superado muy claramente nuestras previsiones de 372 millones y el consenso recogido para la empresa de 405 millones, en lo que puede interpretarse como una cifra exitosa, dadas las circunstancias”. Y añade que la política de ahorro de costes ha sido clave, con una reducción paulatina del coste de personal. En esta misma línea, los analistas de Goldman Sachs indican en un informe que “gestores aeroportuarios bien posicionados como Aena deberían superar la crisis sin un daño significativo en el balance”.

Dudas

La multinacional, que cuenta con cerca de 13.000 empleados, tiene actualmente en la mesa de negociación tres interrogantes. De un lado, la renta mínima que cobra a las empresas establecidas en sus aeropuertos; la modificación de las tarifas aeroportuarias que cobra a las compañías aéreas y la posible marcha de su presidente y consejero delegado. Aena percibe un fijo de los que explotan sus tiendas y restaurantes y un variable de acuerdo con el número de pasajeros. Su oferta para el periodo comprendido entre el 1 de enero y el 8 de septiembre de 2021 consiste en aplicar un 50% de rebaja a esas rentas mínimas, porcentaje que llegó a ser del 100% entre marzo y junio de 2020. Una rebaja que parece no convencer a sus alquilados.

Otra duda se encuentra en la evolución de sus tarifas aeroportuarias. En el plan DORA (Documento de Regulación Aeroportuaria) de 2017-2021 se establecía una rebaja de tarifas del 2,2% anual como medida de fomento del turismo. Guillermo Barrio apunta a que en el nuevo plan 2022-2026 “las tarifas se mantendrían sin cambios al menos hasta 2026, según estimamos, lo que en la práctica supone el mejor escenario posible para Aena dado que por ley estas no pueden subir”. En esta línea, Aena está negociando con la Administración y las aerolíneas un recorte del 50% en su plan de inversiones de 5.000 millones previsto para ese periodo con el objetivo de evitar presiones en sus tarifas. Aena retrasará las inversiones en la ampliación de los aeropuertos de Madrid y Barcelona, presupuestadas en 1.050 millones de euros, hasta 2026.

Por último, la posible marcha de su presidente y consejero delegado, Maurici Lucena, que se encargaría de la cartera de Economía en la Generalitat de Cataluña en caso de que el PSC, liderado por Salvador Illa, pudiese formar Gobierno. Un riesgo consecuencia de la mayoría pública en su capital que los expertos no consideran relevante por los buenos fundamentales de la compañía.

Mundo poscovid

El año 2019 se ha convertido en el deseado punto de retorno. 2023, 2024 o 2028 son las previsiones de vuelta a los 238 millones de pasajeros que pasaron por las instalaciones de Aena antes de la pandemia. Pero analistas como Ángel Pérez, de Renta 4, ven complicado el regreso a esa ansiada normalidad y destacan cuatro aspectos negativos que pueden afectar a las futuras cuentas de Aena. La implantación del teletrabajo, “que ha venido para quedarse y que según algunas previsiones podría reducir los vuelos de negocios en un 60%. Además, tras los máximos de turistas en 2019, la imagen de España se ha dañado y costará atraer a tantos visitantes. También prevemos una reducción en el número de aerolíneas tras la covid, con menos ofertas, menos viajes y menos ingresos para Aena. El último aspecto negativo es el Brexit, ya que el 18% de los pasajeros de sus aeropuertos provienen del Reino Unido”, dice.


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