GameStop, Reddit, los ingenuos y las burbujas en Bolsa
Lo que los trabajadores estadounidenses necesitan es que se ponga fin al estancamiento de los salarios, no la oportunidad de apostar en los mercados
En un mundo más razonable, casi nadie se preocuparía por los altibajos del precio bursátil de una pequeña empresa de venta minorista. Incluso cuando se acercaba a lo más alto de su montaña rusa gracias a Reddit, GameStop solo suponía el 0,06% del valor total de las acciones estadounidenses. Es más, el mercado bursátil en sí es principalmente una atracción secundaria de la economía real.
Pero no vivimos en un mundo razonable; vivimos en un mundo en el que la historia de GameStop acaparó la atención mundial. Y esta locura nos ha brindado lecciones importantes, no tanto sobre las ciencias económicas y los mercados, sino sobre la psicología y la política. Porque resulta que, a pesar de los cuatro años con Donald Trump, nuestra sociedad sigue siendo extraordinariamente crédula. Y no es solo la opinión pública la que se cree lo que ve en las redes sociales; demasiadas personas influyentes siguen tragándose el falso populismo.
Esta es la historia hasta el momento: GameStop es una cadena de tiendas de videojuegos y otros productos electrónicos. Con el aumento del juego en Internet, la actividad principal de la empresa ha experimentado un descenso gradual. Recientemente, algunos fondos de cobertura, que creían que ese declive no estaba plenamente reflejado en su precio bursátil, empezaron a vender sus acciones en corto.
Y aquí es donde entra en escena Reddit, un foro de Internet. WallStreetBets, un foro en el que participan pequeños inversores dispuestos a asumir riesgos, se ha convertido en una fuerza en el mercado; las acciones promovidas en el panel, llamadas acciones meme, se disparan a veces. Y eso es lo que le ocurrió a GameStop. De hecho, GameStop subió tanto que los vendedores en corto se vieron obligados a retirarse. La subida del precio les hacía perder dinero, y para limitar pérdidas tuvieron que deshacer sus posiciones, lo que significaba recomprar las acciones, algo que hizo subir aún más el precio.
Eso fue la semana pasada. Esta semana, el precio bursátil de GameStop prácticamente ha regresado a la tierra, aunque no del todo. Y ahora, en lugar de leer acerca de gente sencilla que se enriqueció de repente, estamos leyendo acerca de pequeños inversores que compraron ya cerca del punto máximo y han perdido los ahorros de toda su vida. ¿Entonces qué es lo que pasó? Las redes sociales actuaron de acelerante, pero el relato básico de lo que ocurrió es muy antiguo. Básicamente, fue una operación de pump and dump (hacer que suba el precio de una acción barata manipulando la información para venderla a un precio más alto), con un aderezo de prácticas depredadoras.
A pesar de ello, las acciones se inflaron —no sabemos exactamente quién hizo que subiera GameStop, pero se dice que muchos mensajes de WallStreetBets proceden de bots, no de seres humanos reales— y alguien ganó mucho dinero vendiéndoselas a los que mantienen posiciones perdedoras.
Las prácticas depredadoras son un tipo de manipulación que aprovecha los recursos económicos de otros actores, obligándolos a deshacerse de sus posiciones y así reforzar los movimientos de precios. En situaciones semejantes, normalmente pensamos que los buitres son los fondos de cobertura; el ejemplo más famoso tal vez sea el juego de George Soros contra la libra británica en 1992. Pero la semana pasada los fondos de cobertura fueron la presa.
En resumidas cuentas, es una historia desagradable en la que no hay ningún bueno. ¿Quién va a verter lágrimas por los vendedores en corto? Pero es también, desde el punto de vista económico, una minucia. Lo inquietante de la saga de GameStop no es el hecho de que algunos perdieran dinero; es, como he dicho, la eterna credulidad que estos sucesos ponen de manifiesto.
Las subidas y bajadas fraudulentas se producen cuando un inversor o un grupo de inversores compran una acción barata, después hacen que suba el precio difundiendo rumores y/o información falsa que les permite colocar sus valores a los tontos ingenuos —”los que mantienen posiciones perdedoras”— y obtener así un beneficio. En principio, es una práctica ilegal, pero es improbable que acabe acusándose a ninguno de los que han tenido parte en el asunto de GameStop, ya que probablemente sea imposible demostrar que fuera algo intencionado.
Seamos claros: lo que acaba de pasar no ha sido un levantamiento populista. Nuestra economía ha dejado a muchas familias atrás, pero lo que los trabajadores estadounidenses necesitan es que se ponga fin al estancamiento de los salarios, no la oportunidad de apostar en Bolsa. Cuando el polvo se asiente, probablemente descubriremos que los pequeños inversores como grupo han perdido dinero en el frenesí inversor, mientras que Wall Street ha ganado.
Pero, sin duda, el relato de los pequeños enfrentándose a “El Sistema” tentó a unas cuantas víctimas incautas. Cuando la plataforma de inversión Robinhood dejó temporalmente de aceptar órdenes de compra de algunos activos volátiles porque no tenía suficiente efectivo para respaldar las operaciones, demasiadas figuras públicas protestaron en seguida afirmando que se trataba de una conspiración. No es de extrañar que el senador Josh Hawley, promotor puño en alto de las mentiras electorales que llevaron al ataque al Capitolio, se uniera. Pero algunos progresistas también se hicieron eco de la queja.
Deberían haber sido más listos. El fenómeno de las acciones meme siempre ha tenido un tinte QAnonista, y ha ido adquiriendo aún más fuerza a medida que esas acciones se hunden; sí, hay gente en Reddit y en otras redes sociales que echan la culpa a los banqueros judíos. Por eso, permítanme que haga una petición a todos los que se preocupan por las desigualdades de nuestra sociedad: está bien que apoyen el populismo, pero asegúrense de que sea populismo de verdad. Necesitamos políticas serias para mejorar la vida de los estadounidenses, no teorías de la conspiración, ni falsas guerras culturales contra las “élites”.
Paul Krugman es premio Nobel de Economía © The New York Times, 2021. Traducción de News Clips.
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