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Pese al oscuro inicio del año, el optimismo avanza a medio plazo

El FMI alerta de que la tercera ola está dañando la economía global más de lo previsto, pero mejora su pronóstico para 2021 por los avances en la vacuna

Un militar custodia una furgoneta con vacunas contra el coronavirus, en el aeropuerto de Guwahati, al noreste de India, el pasado 12 de enero.
Un militar custodia una furgoneta con vacunas contra el coronavirus, en el aeropuerto de Guwahati, al noreste de India, el pasado 12 de enero.STR (EFE)
Luis Doncel

El carrusel de emociones en el que los ciudadanos de todo el mundo llevan instalados los últimos 12 meses por obra y gracia del coronavirus contagia ya el ánimo de los economistas del Fondo Monetario Internacional (FMI). La actualización de su informe sobre perspectivas económicas mundiales publicado este martes es una sucesión de buenas y malas noticias sin solución de continuidad.

Por una parte, es evidente que la situación ha empeorado con la tercera oleada del virus, que empuja a prácticamente todos los países occidentales a decretar nuevas restricciones que pasarán una indudable factura sobre la actividad. Pero al mismo tiempo, la perspectiva de una población mayoritariamente vacunada a lo largo de este año echa luz sobre una crisis sanitaria acostumbrada a desprender solo oscuridad. Entre estas luces (a medio plazo) y sombras (a corto) nadan los expertos del Fondo.

“En los últimos tres meses, las muertes por la covid-19 se han doblado hasta superar los dos millones; y nuevas oleadas del virus han aumentado las infecciones. Pero en estos mismos tres meses muchas vacunas han tenido un éxito inesperado y algunos países están comenzando ambiciosos planes de vacunación. Todo depende ahora de lo que ocurra en esta carrera entre un virus mutante y las vacunas, así como de la habilidad de las políticas para dar apoyo hasta el fin de la pandemia”, comienza Gita Gopinath, economista jefa del FMI, la entrada del blog que sirve como presentación a la actualización del informe. Por todo ello, reina “una tremenda incertidumbre”, con previsiones que varían mucho entre unos países y otros, añade la economista indio-estadounidense.

La primera buena noticia es evidente: la economía global no va a crecer este año un 5,2%, como preveía el Fondo en octubre, sino un 5,5%. La mejora de perspectivas se explica sobre todo por Estados Unidos, que pasa de un pronóstico del 3,1% al 5,1%. “La mejora refleja los efectos positivos del despliegue de vacunas en algunos países, las políticas de apoyo adicionales aprobadas en EE UU o Japón y la mejora prevista en las actividades que requieren un contacto intenso a medida que la crisis sanitaria se vaya diluyendo”, asegura Gopinath. Pero la eurozona ―y España en particular― se queda fuera de esta mejora

Como todo en este escueto escrito de la analista jefa del FMI, el mensaje va acompañado de una adversativa: “Sin embargo, los efectos positivos se ven compensados parcialmente por unas peores perspectivas para el muy corto plazo debido al daño que harán las medidas para contener la expansión del virus”. Y, como ya es habitual en esta crisis, todo el documento repite incansablemente una misma palabra: “incertidumbre”.

El golpe a la actividad mundial en 2020 fue, según los cálculos del Fondo, menos duro de lo que se preveía: el PIB global cayó un 3,5%, en lugar del 4,4% que pronosticaba hace unos meses. Sin embargo ―otra adversativa― se trata de la mayor contracción económica en tiempos de paz desde la Gran Depresión de los años treinta del siglo pasado. Otra mala noticia: más de 150 países tendrán a finales de este año unos ingresos per cápita inferiores a los de finales de 2019. Y otra más: en 2022 seguirán en esta situación otros 110, entre ellos España, Italia y, por los pelos, Francia. El caso contrario está en China, país en el que nació la pandemia, y que sorprendentemente logró aumentar el PIB un 2,3% en el mismo 2020.

Además de alertar de los riesgos de esta crisis, la economista jefa del Fondo lanza cuatro recomendaciones a la comunidad internacional: asegurar un acceso rápido y global a las vacunas ―“la pandemia no habrá acabado hasta que haya acabado en todas partes”, recuerda―; mantener las políticas de apoyo a familias y empresas allá donde el virus siga expandiéndose; asegurar la estabilidad financiera en estos tiempos de incertidumbre; y hacer más para ayudar a los países más pobres a combatir el virus.

En sus recetas para asegurar la estabilidad financiera, el FMI nada en la ambigüedad. Porque mientras repite que es necesario mantener una política monetaria con estímulos, también alerta sobre los riesgos de mantener demasiado tiempo los tipos de interés en niveles históricamente bajos, en unas recomendaciones que podrían resumirse como soplar y sorber. “Cuando medidas ligadas a la pandemia como las moratorias en el pago de créditos se retiren es previsible que aumenten las quiebras y los impagos de créditos, lo que situaría a algunos sistemas financieros que ya muestran debilidades en una situación de estrés mayor”, alerta la economista, que también reclama a los Gobiernos con una posición fiscal más problemática ―como España, a la que no cita en ningún momento― una estrategia a medio plazo para asegurarse de que la deuda sigue siendo sostenible.

Para concluir, Gopinath alerta sobre un dato inquietante: el virus ha logrado romper la tendencia global de las dos últimas décadas de reducir la pobreza extrema. Al contrario, se espera que, entre el año pasado y este, unos 90 millones de personas engrosen la lista de los que menos tienen en la Tierra. El golpe habrá sido especialmente duro para colectivos como las mujeres, los jóvenes, los que ya eran pobres, los que trabajan en la economía sumergida y aquellos empleados en sectores más expuestos al trato con el público.

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Sobre la firma

Luis Doncel
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.

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