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La demanda de seguros comienza a resentirse

Se observa un deterioro considerable, que viene determinado por las dificultades de comercialización durante el confinamiento y que se verá impulsado por el desplome de la actividad económica y el empleo, así como por la adversa situación de los mercados financieros y la intensificación del horizonte de tipos cero

En mi post de hace unos meses coincidiendo con la irrupción de la pandemia, me hacía eco de los que podrían ser los principales canales de impacto sobre el sector seguros. Transcurrido poco más de medio año, el cuadro adjunto ilustra la disrupción de la demanda de seguros en España que ya empieza a apreciarse. El ramo no vida define, al finalizar el tercer trimestre del año, un práctico estancamiento de las primas en términos interanuales, en tanto que el ramo vida refleja ya un desplome superior al 25% en el mismo periodo.

Nótese que, a cierre de 2019, el crecimiento interanual de las primas de no vida se acercaba al 3,5%, una velocidad de crucero similar, como en los tres años anteriores al crecimiento del PIB nominal. Por su parte, aun cuando las primas de vida ya venían arrastrando tasas negativas de crecimiento desde 2017, como consecuencia fundamentalmente de unos niveles y expectativas de tipos bajos que lastran la expansión del negocio de vida-ahorro, a cierre de 2019 dicha caída era “sólo” del 5% en términos interanuales.

En consecuencia, se advierte claramente un deterioro notable, que en estos primeros meses de la pandemia viene principalmente determinado por las dificultades prácticas de nueva comercialización durante el confinamiento, pero que en los próximos trimestres vendrá impulsado por el desplome de la actividad económica y el empleo (ramo no vida), así como por la adversa situación de los mercados financieros y la intensificación del horizonte de tipos cero.

No es fácil hacer un pronóstico razonablemente certero sobre el perfil detallado de la caída y recuperación posterior de la actividad aseguradora en España medida por el volumen de primas que cabe estimar para el periodo 2020-21. A la incertidumbre ya manifestada sobre el propio perfil de la actividad económica, ha de sumarse las dudas sobre si la sensibilidad histórica del negocio de seguros al crecimiento del PIB (singularmente como se ha mencionado en el ramo de no vida) se mantendrá o no en circunstancias tan excepcionales como las que estamos viviendo. Si así fuese, en el ramo de no vida deberíamos observar ya una caída del volumen de primas este mismo año, pero muy lejos aún del desplome del PIB dentro del rango 11%-13% esperada por la mayoría de los organismos y servicios de estudios. Ese desplome que cabe esperar en el volumen de primas, en consonancia con el de la actividad económica, se observará con el retraso habitual de un año, justo cuando es previsible el proceso de recuperación económica. Sólo en 2022 prevemos que se produzca una recuperación de la demanda de seguros de no vida significativa, aunque insuficiente muy probablemente todavía para que dicha demanda alcance los niveles pre-pandemia a finales de dicho ejercicio.

No obstante, el comportamiento puede ser (lo será, de hecho) bastante heterogéneo por sub-ramos, de modo que incluso algunos, como salud, no deje de mantener en el corto plazo el comportamiento positivo de los últimos años, e incluso se vea estimulado adicionalmente por la situación vivida. Por supuesto, también puede ocurrir esto con otros sub-ramos específicos emergentes de menor entidad. Y , en el extremo contrario, líneas extraordinariamente vinculadas a la movilidad como los seguros de asistencia en viajes, cancelación de eventos, … que arrastrarán algún/os años más las consecuencias de la pandemia.

En el caso del ramo de vida la previsión es más compleja, pero probablemente también algo más pesimista, en tanto que, como ya se ha señalado los factores determinantes de su evolución futura traen causa fundamentalmente (en el sub-ramo de vida-ahorro, el más relevante por volumen de primas) de unas condiciones financieras (extraordinariamente bajos tipos de interés) que ya venían deprimiendo su desarrollo, y que el impacto de la pandemia no ha hecho sino exacerbar tanto en intensidad como en el tiempo. Aun cuando el sub-ramo de vida-riesgo probablemente acabe teniendo un impulso neto positivo tras la situación vivida, globalmente el seguro de vida extenderá, un par de años al menos, tasas de crecimiento negativas en la evolución de sus primas, cuyo nivel máximo se alcanzó en 2016. En términos de provisiones técnicas, visión más relevante para este segmento, está por ver que pueda mantener en este periodo sus niveles actuales.

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