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Lawrence Stroll: el mago de la moda que ahora quiere pilotar Aston Martin

El millonario canadiense que amasó su fortuna apuntalando marcas como Tommy Hilfiger y Michael Kors, pone los ojos en la mítica marca

Lawrence Stroll en el Gran Premio de Fórmula 1 en Sochi, Rusia, en 2018.
Lawrence Stroll en el Gran Premio de Fórmula 1 en Sochi, Rusia, en 2018. Mark Thompson ((Getty Images) )

Lawrence Stroll está relacionado con éxitos financieros, reuniones de la jet set y circuitos de fórmula 1. El empresario canadiense tiene una fortuna estimada en 2.600 millones de dólares (2.300 millones de euros), obtenida gracias a atinadas inversiones en el mundo de la moda. En diciembre, algunos medios especializados publicaron su nombre, pero en esta ocasión afirmando que planea una nueva aventura: adquirir Aston Martin.

Stroll posee lujosas residencias en Montreal, Londres, Nueva York y Mustique (la exclusiva isla caribeña); también en Ginebra, ciudad donde reside desde hace varios años. Organiza fiestas con amigos famosos (Michael Douglas, Catherine Zeta-Jones, Sarah Ferguson), navega en yate y vuela en jet o helicóptero (todos de su propiedad). Y es un enamorado de los automóviles, pero de coches que no están al alcance de cualquiera. Aston Martin juega en esas ligas, aunque el objetivo de Stroll en esta ocasión es generar ganancias y no solo satisfacer sus caros gustos.

Autocar, uno de los primeros medios en publicar la noticia (que Stroll y Aston Martin no han negado), señaló que el canadiense encabeza un grupo de inversores que buscan tomar el control del fabricante de automóviles, considerando su bajo valor actual y confiando en las ventas del DBX (su primer todoterreno). La firma hizo su entrada en la Bolsa londinense en octubre de 2018, con una capitalización de unos 4.300 millones de libras (5.050 millones de euros), cifra que ha caído a 1.400 millones en fechas recientes.

A diferencia de otras casas automovilísticas, la británica se ha mantenido al margen de planes de fusión, aunque Daimler-Benz posee el 5% de su capital. “Los dirigentes de Aston Martin consideran que la independencia protege la identidad de la marca. Ahora bien, el desempeño de la acción ha decepcionado. La marca invirtió en una nueva fábrica, y esto aporta incertidumbre, al igual que el Brexit. En el plano de las operaciones, no estamos ante el escenario más fácil. Hay que recordar que Aston Martin ya ha quebrado en varias ocasiones”, señala Yan Cimon, experto en la industria del motor de la Universidad Laval. El interés de Stroll por la firma que ha acompañado a James Bond en la pantalla no solo respondería a su pasión por el motor, también se alinearía con su experiencia en relanzar empresas.

Lawrence Strulovitch (su verdadero apellido) nació en Montreal en 1959 y comenzó a trabajar en el negocio familiar a los 15 años. Su padre, Lyner Strulovitch, tenía una tienda de ropa infantil y poseía los derechos de venta en Canadá de las prendas para mujeres y niños de Polo Ralph Lauren y Pierre Cardin. En los años ochenta, Stroll comercializó los productos Polo Ralph Lauren en Europa. Sin embargo, el éxito a gran escala llegaría poco tiempo después, gracias a su trabajo al alimón con Silas Chou, un empresario hongkonés. Stroll y Chou crearon Sportswear Holdings, que en 1989 se hizo con el control mayoritario de Tommy Hilfiger. Bajo su guía, la marca se convirtió en un fenómeno internacional. En 1992, Tommy Hilfiger llegó al mercado bursátil. Apax Partners adquirió la compañía en 2006, a cambio de unos 1.600 millones de dólares.

El dúo de empresarios compraron en 2000 Asprey & Garrard, la icónica marca británica de joyería y artículos de piel, por 100 millones de libras. En 2003, tras vender las partes en Asprey & Garrard, Sportswear Holdings adquirió el 52% de Michael Kors por unos 100 millones de dólares. La empresa estaba al borde del precipicio, pero Stroll y Chou apostaron por la diversificación de productos (sobre todo bolsos y artículos de lujo asequibles) y la firma llegó a la Bolsa en 2011 y casi cuadruplicó su valor en 2013. Ese año, los empresarios vendieron su último lote de acciones (5,7% de participación por unos 890 millones de dólares). Silas Chou, miembro de una familia muy conocida en Asia en el sector textil, ha asegurado en varias ocasiones que Stroll es quien tiene en realidad el toque de “rey Midas”.

Pasión por el motor

“Cuando uso mis autos, exploto el 100% de su desempeño. Y si estamos en una cita para correr, tomo riesgos. No los considero como una pieza de museo; tampoco presto atención al valor de lo que estoy conduciendo”, declaró Stroll en 2011 a Ferrari Magazine, en una de sus raras entrevistas. Entre los coleccionistas, su nombre destaca sobremanera por los 25 coches de la firma del cavallino rampante que ha adquirido a lo largo de los años. También es dueño del circuito de Mont-Tremblant, ubicado a 135 kilómetros de Montreal. Stroll es el concesionario de Ferrari en la provincia de Quebec.

En agosto de 2018, capitaneó un grupo de inversores para adquirir la escudería Force India de Fórmula 1 por 117 millones de dólares (105 millones de euros). “Era una escudería en aprietos que necesitaba justamente a un nuevo propietario. Stroll estaba familiarizado con este tipo de transacciones”, apunta Michel Marois, periodista del diario La Presse. Uno de los pilotos de Racing Point, nombre que tomó el equipo, es Lance Stroll (1998), hijo del millonario canadiense.

En las temporadas 2017 y 2018, Lance Stroll corrió para Williams. Desde el anuncio de su llegada a la máxima categoría, diversas plumas del mundo del motor comentaron que se trataba de un caso más de pay driver, como se nombra al piloto que recibe un empujón económico significativo para subirse a un monoplaza, aunque algunos otorgaban el beneficio de la duda al joven por sus resultados en otras divisiones. Sin embargo, una investigación publicada por la revista alemana Auto Motor und Sport, bajo el titular El asiento de fórmula 1 más caro de todos los tiempos, mostró que Lawrence Stroll había desembolsado 80 millones de dólares para que su hijo corriera en Williams. La suma incluía apoyos materiales y humanos, desde sus años en karting y en el Campeonato Europeo de Fórmula 3 hasta su periodo de formación en la escudería británica.

“A primera vista, asociar a Stroll con Aston Martin podría parecer extraño, ya que el mundo de la moda y el de la producción de automóviles son muy distintos. Sin embargo, es necesario tener en cuenta distintos elementos. Seguramente habrá dentro del consorcio que encabeza gente con experiencia en el sector.

Stroll hizo fortuna relanzando marcas de renombre; conoce muy bien los aspectos financieros, la gestión en Bolsa. Es una convergencia interesante”, comenta Cimon. “Su relación con la fórmula 1 es un complemento: el aura de velocidad, ese mundo exclusivo. Y Aston Martin quiere continuar como marca de gran lujo, donde el estilo de vida importa”, añade. Un día después de que los medios recogiesen el interés en la firma británica del grupo liderado por Stroll, la acción de Aston Martin subió un 17%.

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