_
_
_
_
_
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

A comer menos galletas

Hay que continuar posicionándose en la recuperación cíclica, que será efectiva en poco tiempo

Una voluntaria recibe una dosis de la vacuna de Oxford y AstraZeneca. AP
Una voluntaria recibe una dosis de la vacuna de Oxford y AstraZeneca. AP

Una de las realidades que ha quedado probada en esta pandemia que nos ha tocado vivir es que tendemos a recrearnos en el dulce para mitigar las penas. Ya decía Jean de la Fontaine, en el XVII, que “cosa dulce es un amigo verdadero”, un recurso al que recurrimos cuando sentimos la irremediable necesidad de compensar la ausencia de interacción social, espacio y libertad.

Desde el inicio de la pandemia del coronavirus, el consumo de galletas en Francia se ha disparado un 61%, en Reino Unido un 55% y, en Estados Unidos, las estadísticas dicen que un 40% de los norteamericanos come más de 48 cookies al mes y una cuarta parte de la población está ingiriendo más de cinco galletas al día.

Una tendencia que continuará aumentando porque la propagación de la pandemia nos encamina hacia unas Navidades con limitaciones renovadas. Tras casi mes y medio de severas restricciones en Europa, no se ha conseguido frenar al virus de manera contundente y se extienden los cierres de bares y restaurantes, así como las limitaciones de actividades no esenciales, derecho de reunión o viajes de ocio, mientras que se cierran los colegios. En Alemania esta situación se prolongará por lo menos hasta el 10 de enero, en los Países Bajos hasta el 19 de enero, mientras que Londres declara la alerta máxima y en Francia, aunque los contagios mejoran y se levanta el confinamiento, entra en vigor un toque de queda a partir de las ocho de la tarde.

¿Será posible dulcificar estas extrañas y limitadas Navidades del 2020? Sí, pero más que con galletas, se endulzarán con vacunas. De manera paradójica, a medida que se nos amarga el invierno y las estrictas restricciones se prolongan, la luz al final del túnel se encuentra más cercana con la llegada de las primeras vacunas. Asumiendo los pronósticos de producción de vacunas de Pfizer, Moderna y AstraZeneca, en otoño se habrá conseguido la inmunidad de rebaño en los principales países desarrollados (así lo corroboraba esta misma semana el Doctor Fauci, director del instituto de Alergias y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos y nuevo asesor de Joe Biden).

Aunque el drástico aumento de consumo de galletas augura un comportamiento del consumidor comedido, tengamos paciencia y no nos dejemos llevar por el pesimismo. En esta última ola de pandemia, los indicadores de movilidad caen casi la mitad que en marzo y, a medida que se produzca la vacunación, continuarán revitalizándose. En 2021, el mundo pasará ya a crecer por encima del 5,5% y los beneficios empresariales un 27,4%. Más que galletas, consumo estable o sectores defensivos, hay que continuar posicionándose en la recuperación cíclica, que será efectiva en poco tiempo.

Joan Bonet Majó es director de estrategia de mercados de Banca March

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_