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La València inteligente: 40 autobuses de la EMT medirán la contaminación

El Ayuntamiento acelerará la aplicación de las tecnologías de la información a la planificación urbana por la pandemia

Cristina Vázquez
El concejal de Valencia Pere Fuset en el servicio municipal encargado de la plataforma de ciudad 'smart city'
El concejal de Valencia Pere Fuset en el servicio municipal encargado de la plataforma de ciudad 'smart city'Mònica Torres

València se subió hace tiempo al tren de las smart cities o ciudades inteligentes pero la pandemia la ha empujado a acelerar sus planes. La agencia de la ONU para las tecnologías de la Información (ITU) la ha seleccionado para liderar un grupo de trabajo que asesora a ciudades de todo el mundo sobre cómo utilizar la plataforma de ciudad inteligente. El Ayuntamiento desarrolla un proyecto, dotado con seis millones de euros de fondos europeos, que mejora desde la gestión de residuos o de los aparcamientos hasta la medición de la contaminación medioambiental o el control de los edificios públicos. “La smart city nos permite mejorar la toma de decisiones. Ya no se trata de intuiciones. Y además esa información que volcamos sobre la plataforma de ciudad inteligente, la ofrecemos al ciudadano”, explica el concejal de Agenda Digital del Gobierno local, Pere Fuset.

El Consistorio tiene varios proyectos piloto en marcha gracias a los fondos europeos, que ahora quiere acelerar por la pandemia. Una red de sensores implantados en los equipos de limpieza les permite optimizar la gestión y fiscalizar si el contrato se cumple. Desde principios de 2020 hay 200 contenedores de envases ligeros y vidrio con sensores que avisan si están llenos y así se optimizan las rutas de los camiones de recogida. “Evitamos así desbordamientos y también viajes innecesarios. Es muy útil en los rincones más alejados del núcleo urbano donde la periodicidad de recogida es menor”, señala el edil.

Otra experiencia con el aparcamiento inteligente será realidad a finales de año. València tendrá entonces más de mil plazas de aparcamiento con sensores electromagnéticos en estacionamientos de movilidad reducida, de carga y descarga, y en paradas de taxi, de forma que a través de una aplicación se podrá saber si una parada de taxi se ha quedado sin servicio o controlar las plazas reservadas a personas con problemas de movilidad. “Para las empresas logísticas es importante y, de hecho, se han interesado por la experiencia”, reconoce el edil.

Si ahora hay seis o siete estaciones de medición de la contaminación ambiental en la capital, a principios de 2021 está previsto que 40 autobuses de la EMT den información en tiempo real de la polución o ruido ambiental de todos los barrios por los que pasa. Los servicios municipales tendrán un mapa más amplio y rico de los índices de polución y ruido. Y los sensores permitirán también el control del patrimonio; de hecho, en L’Almoina ya hay dispositivos que informan de una rotura de cristal o de la presencia de gases o humedades. “Nos avisa y monitoriza las variables óptimas para poder conservar mejor el edificio y, cuando hay disfunciones, puede enviarte alertas. Es un trabajo inteligente que además te ahorra trabajo”.

Pero el proyecto más ambicioso que el Ayuntamiento hará con la coparticipación de la entidad pública Red.es [que trabaja por la convergencia digital] es convertir en inteligentes 194 edificios de la ciudad: mercados, colegios, museos y la mayoría de las instalaciones deportivas. El Consistorio tendrá el control de la iluminación en remoto y podrá ajustarla en función de la luminosidad y no de la hora. Además del control energético podrán comprobarse los aforos, controlar la acidez del agua de las piscinas, reservar pistas deportivas on line o dar cobertura a la realidad aumentada en los museos. “Es un proyecto piloto dotado con cinco millones de euros. Está ahora mismo en licitación y podría estar en 2023”, calcula el concejal.

La Administración electrónica es otro de los desafíos municipales que permite, por ejemplo, a través de un software agilizar mucho las subvenciones porque algunos papeles que tenían que presentar los solicitantes, ahora los proporciona directamente el sistema. Y el Big data permitió comprobar si el millón de visitantes que se imputaba todos los años con motivo de las Fallas era cierto o un mito. Así, durante los meses de febrero y marzo de 2018 se hizo el estudio y pudo conocerse no solo la cifra sino también su movilidad, lo que hace más fácil la planificación de la limpieza, el transporte público o el servicio policial.

“Tenemos una estrategia y asesoramos a todas las áreas del Ayuntamiento para que digitalicen sus procesos —es además pionera en la creación de una oficina local centrada en smart city—. Se revisan los pliegos de todos los concursos públicos municipales y se incluyen cláusulas smart. Pensamos en esa clave para que todos los contratos que salen nuevos nos aporten información”, explica Fuset.

“Ahora mismo estamos en un momento de transición, la pandemia ha supuesto una aceleración en la digitalización forzosa de muchas cosas, no solo en el ámbito del smart city sino también en el ámbito del teletrabajo. Hemos pasado de tener 215 licencias a cerca de 2.500 en dos meses. Eso ha supuesto un trabajo extra brutal y la sacudida que ha supuesto la pandemia nos obligará a acelerar todavía más”, advierte Fuset.

Con la covid-19, el Ayuntamiento ha creado una web: coronavirus.valencia.es, en la cual tiene todos los perfiles relacionados con la pandemia; desde las nuevas restricciones hasta el memorial de las víctimas y recursos relacionados con las ayudas a los afectados.

El Ayuntamiento está preocupado por la brecha digital “porque las Administraciones nos olvidamos a veces de que todos los esfuerzos tecnológicos no sirven para nada si la ciudadania no nos acompaña”. Valencia es una Administración digitalizada y los trámites por esta vía se han disparado de los 18.000 de febrero a los 36.000 de abril.

Según el concejal, existe una brecha generacional pero hay otra que es social y económica. “Sigue siendo caro acceder a Internet en España y las Administraciones Públicas estamos muy limitadas. De hecho, la normativa estatal no nos permite dar Internet pública de más de 256 k porque entra en competencia con los proveedores. Y eso no te da ni para enviar un whatsapp. València se ha incorporado, sin embargo, al proyecto Wifi for EU que nos permite multiplicar por 117 la velocidad que estábamos ofreciendo. Lo que antes eran 256 k, ahora serán un mínimo de 30 megas y podremos ofrecer internet de calidad y gratuito. Estamos trabajando para que el acceso a Internet sea un derecho”, concluye.

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Sobre la firma

Cristina Vázquez
Periodista del diario EL PAÍS en la Comunitat Valenciana. Se ha ocupado a lo largo de su carrera profesional de la cobertura de información económica, política y local y el grueso de su trayectoria está ligada a EL PAÍS. Antes trabajó en la Agencia Efe y ha colaborado con otros medios de comunicación como RNE o la televisión valenciana À Punt.

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