_
_
_
_
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las secuelas económicas del virus

Costará años recuperar los niveles de bienestar prepandemia. ¿Qué podemos hacer para agilizar la recuperación? No retirar el soporte económico antes de tiempo

Una mujer, al sol, en una terraza del centro de Madrid.
Una mujer, al sol, en una terraza del centro de Madrid.Eduardo Parra (Europa Press)

¿Sufriremos una crisis económica como la del 2008? Esta es la pregunta en boca de muchos que todavía sufren las consecuencias de la Gran Recesión y ven como la segunda ola de contagios por el dichoso coronavirus empieza a coger fuerza. Amén de que haya nuevos confinamientos, los expertos coinciden en que la economía no saldrá de la cuneta mientras no haya una terapia eficaz contra el virus. Algo que los inmunólogos no esperan que ocurra antes del próximo verano. Tenemos mascarilla y paro para rato.

Hay varias razones para suponer que esta recesión dejará mella en la economía. Primero, la caída tan brutal de la demanda (la producción en España cayó un 21,5% en tasa anual en el segundo trimestre) retrasa cualquier inversión, sobre todo en innovación y desarrollo, con consecuencias negativas para la productividad futura. Segundo, cuanto más se alargue el parón económico, más difícil se le hace a hogares y empresarios pagar las letras. Las subidas de la mora afectan a la salud de los bancos, aún más cuanto más apalancados están hogares y empresarios.

Una regla de tres dice que cuanto más apalancada está una economía, más difícil y lenta es la salida de una recesión. La razón es simple: el impago de préstamos genera pérdidas a los bancos que reducen su capital y congelan la creación de nuevos créditos. El flujo del crédito es como el aceite del motor: si no fluye bien, el motor pierde potencia y hasta se puede gripar, como ocurre en las crisis financieras.

Entonces, ¿cuál es el nivel de apalancamiento? Aquí hay buenas y malas noticias. La crisis del ladrillo ha dejado a hogares y bancos con cuentas más saneadas. Las hipotecas, el mayor componente de los activos de la banca en muchos países, está a niveles que difícilmente causan ardor de estómago a gobernadores de bancos centrales y ministros de economía. Más aún, las reformas introducidas tras la Gran Recesión, han dejado los cojines de capital bancario mucho más mullidos y por lo tanto, capaces de absorber mayores pérdidas. Hasta aquí las buenas noticias.

El apalancamiento empresarial está a su mayor nivel desde la Segunda Guerra Mundial. La deuda corporativa en los países desarrollados ha crecido sin prisa pero sin pausa. Los programas de financiación introducidos por la mayoría de los gobiernos como puente de ayuda por el coronavirus han incrementado aún más el nivel de apalancamiento empresarial. Esta situación si ha causado cierto nerviosismo entre reguladores como el Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés).

¿Debemos prepararnos para otra crisis financiera? Quizá no se gripe el motor esta vez. Históricamente, no parece que haya ninguna relación entre la incidencia de crisis financieras y el apalancamiento corporativo previo. Esto no quiere decir que la recuperación no se retrase y quizá en mayor medida en España que en otros países. ¿Por qué? La explicación se encuentra en nuestra tradición legal, basada en el derecho civil de origen Romano y código Napoleónico. La gestión de quiebras (tanto de particulares como de empresas) es mucho más larga y costosa que en países como EE UU, basados en el derecho común de origen inglés.

La relación entre la gestión de quiebras y la recuperación económica es estrecha. Un estudio de las recesiones en varios países desarrollados desde el fin del siglo XIX hasta hoy es revelador: la resolución rápida de empresas en bancarrota permite que la economía no se vea afectada por el apalancamiento corporativo. Moraleja: cuanto antes se resuelven deudas impagables, antes se pone en marcha la economía.

Las secuelas del coronavirus perdurarán. Costará varios años recuperar los niveles de bienestar de antes de la pandemia. ¿Qué podemos hacer para agilizar la recuperación? La mayoría de los gobiernos está haciendo lo debido con medidas agresivas de política fiscal y monetaria. Lo importante será perseverar y no retirar el soporte económico antes de tiempo. Entre tanto y para bien de todos, tendremos que aprender a ser generosos con aquellos que no pueden hacer frente a sus préstamos. No sea que se nos gripe el motor.

Òscar Jordà es vicepresidente de la Reserva Federal de San Francisco y profesor de Economía en la Universidad de California-Davis

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_