Las negociaciones de CaixaBank y Bankia se prolongan y celebrarán los consejos de fusión el próximo miércoles
En el calendario inicial se contemplaba mantener las reuniones este domingo, pero se retrasa para ajustar el canje de las acciones
El proceso de fusión de Bankia y CaixaBank está suponiendo un ritmo frenético de reuniones y de elaboración de documentos con datos cruzados de uno y otro banco, pero los directivos no llegan a tiempo para presentar los informes requeridos y fijar la ecuación de canje, algo necesario antes de celebrar los consejos de administración este fin de semana. En principio se estableció que el próximo domingo 13 de septiembre tuvieran lugar las reuniones de los máximos órganos de decisión de los bancos, pero no será así, según comentan fuentes de la operación, que apuntan al miércoles 16 como fecha de convocatoria.
Celebrar los consejos en domingo tenía la ventaja de que no sería necesario interrumpir la cotización de los dos bancos por estar cerrado el mercado; también permite dar más tiempo a los analistas y a los medios de comunicación para analizar los detalles de la operación. Además, el objetivo de los dos bancos es intentar cerrar la fusión antes de que acabe el año por lo que cada día cuenta para lograr este difícil objetivo que algunos consideran poco realista. Fuentes de la operación aseguran que no han surgido problemas ni desencuentros entre los equipos en el análisis de la fusión.
El hecho es que la cantidad de asuntos que se quieren cerrar, que no son pocos teniendo en cuenta que si el acuerdo se firma se formará el mayor banco en España (Santander y BBVA tienen más negocio en el exterior) con más de 600.000 millones de euros en activos, así como la prolija documentación que se debe preparar ha hecho imposible celebrar los consejos el próximo domingo. La due dilligence (análisis de datos internos) que suponen valorar cada una de las compañías para determinar la prima que pagará el comprador, CaixaBank, está siendo muy laboriosa, según fuentes de la operación.
Más papeleo por la participación del Estado
También complica la operativa el hecho de que el Estado sea el titular del 62% de las acciones de Bankia, lo que exige unos procesos prolijos con el fondo de rescate FROB, incluso que el 40% de CaixaBank esté en manos de la Fundación Bancaria La Caixa, presidida por Isidro Fainé, tambien supone un procedimiento especial por su particular figura jurídica.
Si la fusión se aprueba en los consejos, se iniciarán las peticiones formales de autorizaciones para convocar las respectivas juntas de accionistas, que podrían celebrase a finales de octubre. Antes de aprobar el canje, el FROB deberá encargar a un asesor independiente la valoración de su participación. También precisa la aprobación del Ministerio de Asuntos Económicos.
En cuanto a las autorizaciones, y dada su presencia mayoritaria en España —CaixaBank es la única de las dos que tiene presencia en el exterior, concretamente en Portugal—, es muy probable que ambas entidades notifiquen la operación a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) en lugar de remitirla a Bruselas.
La Ley de Defensa de la Competencia plantea el procedimiento de control de concentraciones en dos fases. En la primera, que durará un máximo de un mes, se analizará la operación y el consejo del organismo presidido por Cani Fernández decidirá si la operación debe ser autorizada (con o sin compromisos) o si, por el contrario, exige un análisis más detallado.
Desde finales de junio se aceleraron las negociaciones tras constatar ambas entidades la dimensión de la crisis y la buena respuesta de la banca online, lo que les permitiría ganar rápidamente en eficiencia y conseguir los ahorros para generar sinergias.
Los bancos han contratado ya a sus asesores. En el plano financiero, CaixaBank cuenta con el asesoramiento de Morgan Stanley, con Deloitte como consultor y con Uría Menéndez como asesor legal. De su lado, Bankia tiene a Rothschild como asesor financiero, a EY como firma de servicios profesionales y a Garrigues como despacho.
Según la ecuación de canje que se baraja, La Fundación La Caixa controlaría un 30% del grupo resultante de la fusión, mientras que el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) bajaría su peso de casi el 62% actual en Bankia al 14% en CaixaBankia. Según la cotización actual, los accionistas de CaixaBank tendría alrededor del 70% de las acciones del nuevo banco.
La fusión de CaixaBank y de Bankia, tercera y cuarta entidad por tamaño del sector financiero español, daría origen a un grupo con activos por importe de 660.000 millones de euros, unas 7.000 sucursales (4.400 la entidad de origen catalán y más de 2.200 la entidad nacionalizada) y una plantilla conjunta superior a los 51.000 empleados (casi 35.600 CaixaBank y unos 16.000 Bankia), lo que propiciaría significativas sinergias.
Desde el ámbito de la solvencia, ambos se sitúan en los puestos de cabeza de los bancos cotizados españoles, con una ratio de CET1 del 13,27% en Bankia y del 12,3% en CaixaBank, con lo que la nueva entidad estaría entre los bancos españoles más solventes.
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