Comercio global sostenible: ir más allá
La sostenibilidad no es un objetivo normativo ajeno al uso eficiente de recursos escasos. Todo lo contrario, es un imperativo positivo
La sostenibilidad, medioambiental y social, es omnipresente: crecimiento sostenible, finanzas sostenibles, riesgos de sostenibilidad, estrategias sostenibles, comercio sostenible… No es para menos, ya que se acumulan las evidencias de acelerados aumentos de temperatura y es mayor la preocupación por un crecimiento más inclusivo. Pero la sostenibilidad no es un objetivo normativo, ajeno al uso eficiente de recursos escasos. Todo lo contrario, es un imperativo positivo. La mayor inequidad en el ingreso coincide con una menor duración de los periodos de crecimiento, la desigualdad de género en el empleo también es un freno económico, y las evidencias sobre los efectos negativos del cambio climático son igualmente claras.
La preocupación global por la sostenibilidad se refleja en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, lanzada en 2015. En la UE, el impulso a las políticas de sostenibilidad se enmarca en el Green Deal presentado en diciembre de 2019, con el que se alinea el Plan de Recuperación para mitigar la crisis pandémica. Pero la estrategia europea por la sostenibilidad tiene que ir más allá de sus fronteras si quiere ser efectiva: la UE supone únicamente el 9% del total mundial de emisiones de CO2 de origen fósil (por actividad humana). Para ello hay distintas herramientas. La más obvia son los acuerdos comerciales, como el firmado con Mercosur en junio de 2019, pendiente de entrar en vigor. Ya desde la nota de prensa, la Comisión Europea enfatiza la promoción de estándares consistentes con el desarrollo sostenible, al cual el propio tratado dedica un capítulo completo. La UE y Mercosur acuerdan la implementación de sus compromisos del Acuerdo de París o la promoción de los derechos de los trabajadores en consonancia con los estándares internacionales. Además, en estos asuntos someterán sus disputas a árbitros independientes que emitirán resoluciones públicas, aunque estas no serán de obligada implementación.
Los tratados comerciales no son el mejor instrumento para avanzar en la sostenibilidad medioambiental, y más cuando la Organización Mundial de Comercio no tiene atribuciones para establecer estándares globales obligatorios en comercio y sostenibilidad. Su papel es fundamentalmente consultivo, de debate de ideas que para implementarse necesitan de cooperación multilateral de los países, algo que no abunda en un escenario geopolítico en el que se fortalecen los bloques regionales.
Para compensar los distintos estándares medioambientales de importadores y exportadores, el diferente precio de las emisiones de CO2, serán necesarios instrumentos adicionales. Los mecanismos de ajuste de carbono en frontera son complejos y pueden ser acusados de ser medidas meramente proteccionistas, pero habrá que explorar su factibilidad si se quiere avanzar hacia una economía baja en carbono. La UE ya lo está haciendo para ir más allá.
J. Julián Cubero, de BBVA Research
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