Moody’s dice que el BCE estudia la creación de un banco malo si empeora la crisis
Andrea Enria, presidente de la supervisión europea, ha sugerido que es una fórmula adecuada para que las entidades sigan concediendo crédito
Andrea Enria, presidente del Consejo de supervisión del Banco Central Europeo (BCE) y antes presidente de la Autoridad Bancaria Europa (EBA) lleva años sugiriendo la bondad de un banco malo para sanear el sector. Esta figura (que en España fue eficaz aunque costosa, la Sareb), es una sociedad en la que se acumularían los activos morosos de las entidades a cambio de un precio convenido. Así se limpian sus balances y las entidades pueden seguir prestando sin que suba la morosidad y entren en riesgo de quiebra.
La agencia de calificación de riesgos Moody’s aseguró el lunes que la creación de un banco malo de la zona euro es una de las alternativas que el BCE contempla ante un hipotético empeoramiento de la crisis de la covid-19 que provocase un deterioro sustancial del valor de los activos de la banca. Moody’s se hace eco de comentarios recientes al respecto por parte de Andrea Enria, algunos de los cuales han sido publicados por el supervisor europeo en su último Informe de Estabilidad Financiera. Fuentes europeas consideran que este proyecto, con el que llevan meses, podría ser útil para paliar la crisis, pero admiten que existen dificultades legales y políticas para conseguir el consenso suficiente. El Banco Central Europeo (BCE) emitió a finales de mayo un duro informe sobre el futuro del sector financiero en el que advertía que los bancos de la zona del euro pueden sufrir “pérdidas significativas” debido a las consecuencias de la pandemia de la covid-19.
Enria, en una carta remitida al parlamentario alemán Frank Schaffle, expresaba el pasado 25 de mayo su opinión personal favorable al concepto de una agencia europea de gestión de activos, equivalente a un banco malo, en el caso de un deterioro significativo de los activos. En el Informe de Estabilidad Financiera mencionó la utilidad de este tipo de instrumentos a la hora de abordar un aumento de la morosidad y los préstamos improductivos.
“La opción de un ‘banco malo’ sería positiva para el crédito de los bancos europeos, porque implicaría algún grado de apoyo gubernamental donde fuera necesario, lo que ayudaría a las entidades a proteger su solvencia y probablemente a evitar quiebras”, señalan los analistas de Moody’s. Algunos técnicos consideran que no está claro que los inversores prefieran este sistema frente a la posibilidad de crear carteras de créditos tóxicos que se venden en el mercado. En España se ha usado esta segunda fórmula para vender viejos créditos inmobiliarios por parte de las grandes entidades.
La experiencia española: eficaz pero costoso
La calificadora de riesgos recuerda que este proyecto, que ha sobrevolado desde hace meses la eurozona, se enfrenta a obstáculos, tanto legales como políticos. Como en otras ocasiones, el obstáculo podría estar en las reticencias alemanas y de países de su entorno a esta fórmula.
El banco malo permitió en España vender algunos bancos técnicamente quebrados, como Cataluya Banc, Novagalicia Banco, y a otros, como a Bankia, les facilitó salir adelante y volver a prestar. Sin embargo, 10 años después de su creación, el Estado, a través de la Autoridad de Resolución Ejecutiva (FROB), ha dado por perdida toda su aportación, unos 2.200 millones, ante la pérdida de valor de sus activos. El resto del capital, en manos de entidades privadas, probablemente también deberá ser considerado como perdido. Recientemente, Juan María Nin, ex consejero delegado de CaixaBank durante la crisis inmobiliaria, y ahora consejero del gigante francés Société Générale, abogó en un artículo en Expansión, por la creación de un banco malo para salvar la parte rentable del sistema al encapsular los activos tóxicos en un sociedad “que con el paso del tiempo y una buena gestión pueden terminar siendo buenos”.
“Pensamos que Enria y el Informe de Estabilidad Financiera sugieren que el BCE se está preparando para un escenario en el que las recientes medidas para proteger el capital CET 1 (el de más calidad) de los bancos, como la suspensión de dividendos y operar por debajo de algunos umbrales de capital y liquidez establecidos, no fueran suficientes y se necesitasen medidas más fuertes como el establecimiento de un banco malo”, señala la agencia.
En Moody’s apuntan que las recientes medidas aprobadas por el BCE como supervisor de los bancos europeos resultan eficientes y eficaces siempre y cuando los bancos de la UE solo deban enfrentarse a una contracción económica de corta duración que no se convierta en una crisis total, con un fuerte aumento de los préstamos improductivos, lo que debilitaría en gran medida su solvencia y comprometería su capacidad de ayudar a la economía real.
"Dado que las probabilidades de un escenario tan adverso no son nulas, el BCE parece estar explorando todas las opciones con bastante anticipación al desarrollo potencial de los NPL", opina la agencia.
Mutualización de deuda
Moody’s recuerda que en 2017, siendo todavía presidente de la EBA, Andrea Enria abogó por articular un marco para el establecimiento de una entidad de gestión de activos en Europa que permitiría a cada país de la UE comprar activos en dificultades de todos los bancos que reportasen índices de morosidad por encima de un cierto umbral sin que implicase la mutualización de la deuda entre países.
Financial Times informó en abril de que altos funcionarios del BCE habían mantenido contactos con sus homólogos en Bruselas para establecer un banco malo de la zona euro que permitiese liberar los balances de los bancos de la región de miles de millones en créditos tóxicos que las entidades aún acumulan desde la crisis financiera de 2008 en previsión del impacto que la pandemia de coronavirus tendrá en el sector.
Entonces, la idea del BCE habría sido rechazada por los representantes de la Comisión, quienes habrían defendido que existen mejores maneras de abordar el problema de los créditos tóxicos, aunque las fuentes consultadas por el periódico británico advirtieron de que no se descartaba que más adelante pudieran retomarse retomarse las conversaciones al respecto.
Al final de 2019, el volumen de préstamos no productivos (NPL) de los 121 mayores bancos de la zona euro rondaba los 506.000 millones de euros, alrededor del 3,2% de los balances, lo que representa prácticamente la mitad que hace cuatro años. Los bancos griegos, chipriotas, portugueses e italianos aún registraban ratios de morosidad superior al 6%.
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