El presidente del BBVA admite que la rentabilidad del banco se verá “fuertemente afectada” este año y en 2021

El presidente de BBVA, Carlos Torres Vila, ha dado por descontado que la entidad sufrirá un fuerte impacto en su rentabilidad en 2020 y 2021 y, por ende, tendrá que llevar a cabo una revisión a la baja de los objetivos financieros. “Sin duda, tendremos que revisar los objetivos financieros porque los niveles de rentabilidad se verán fuertemente afectados este año y el próximo”, ha indicado Torres en una entrevista publicada en ‘Financial Times’, subrayando que el escenario que el banco contemplaba antes no se podrá alcanzar.

En los últimos doce meses el banco arrastra una caída del 44% en la cotización en Bolsa (no es la que más castigo ha sufrido por parte de los inversores) y la entidad perdió 1.792 millones de euros en el primer trimestre de este año, la mayor caída trimestral de su historia, tras anticipar saneamientos de 1.433 millones por la crisis de la covid-19 y el tercer impacto del ajuste del fondo de comercio de su filial en Estados Unidos. Ante esta situación, la cúpula del BBVA renunció a los 50 millones en bonus de 2020.

En cualquier caso, el 'número uno' de la entidad' espera que las dotaciones a realizar al menos en el segundo trimestre del año serán menores, sugiriendo que su actuación en los tres primeros meses de 2020 fue más decisiva que la de sus pares. BBVA prevé realizar una provisión equivalente a entre el 1,5% y el 1,8% del total de sus préstamos pendientes en el ejercicio completo.

Fusiones menos probables

Las autoridades de supervisión europeas creen que los bancos tienen más capital y liquidez que en la crisis de 2008, pero han reclamado a los bancos que inicien procesos de fusión ante el descenso de la rentabilidad y las dificultades para lograr ingresos en unas economías que tienen caídas previstas entre el 6% y el 12%. Los analistas del sector apuntan que las fuertes caídas en Bolsa anticipan uniones, deseadas o no, entre otras razones porque necesitan reducir gastos de la gran red de oficinas que quedará sin valor tras el acelerón del proceso digital.

Con este ambiente de fondo, Torres apunta que un legado de la crisis del coronavirus será la puesta en evidencia de que las sucursales bancarias no son tan importantes. Así, considera que a medida que se regrese a la normalidad, la banca será mucho más digital, porque se ha demostrado que así se continúa dando un buen servicio. “Los clientes están contentos”, ha asegurado.

Sin embargo, lejos de las recomendaciones del Banco Central Europeo (BCE), cree que si se acelera el cambio a lo digital las fusiones en el sector bancario podrían dejar de ser menos probables, ya que se reduce el atractivo de adquirir una franquicia tradicional.

Morosidad incierta

El banquero ha explicado que la actual crisis de naturaleza sin precedentes y el hecho de que el sector haya aliviado los términos de los préstamos para millones de clientes ha hecho más difícil pronosticar hasta dónde llegarán las pérdidas.

Según ha indicado al diario británico, el BBVA ha relajado las condiciones para unos tres millones de clientes. "Inevitablemente, habrá algunos que no podrán pagar, pero este es un cálculo difícil; es un ejercicio de modelos, no una fórmula matemática", ha precisado.

No obstante, el presidente de BBVA ha destacado que el sector bancario español está lo suficientemente capitalizado como para resistir a los efectos de la pandemia.

De hecho, además de que los hogares y las empresas están menos apalancadas que en la anterior crisis, Torres ha afirmado que si se fijasen unas provisiones para préstamos incobrables "enormes", de hasta seis veces las expectativas actuales --que no espera--, los niveles de capital seguirían resistiendo.

Por otro lado, el presidente de BBVA ha admitido que las restricciones han demostrado tener éxito en el control de la expansión de la pandemia, pero ha lamentado el coste económico, que ya es "bastante significativo".

“Si queremos evitar un impacto económico más profundo que llegue a ser irreversible, las medidas de contención de contagios deberían ser compatibles con la reactivación de la economía”, ha dicho. “La mejor manera de reconstruir es no destruir”, ha apostillado.

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