El turismo rural y de interior se sobrepone al coronavirus
El aumento de la demanda nacional quedará lejos de compensar la falta de visitantes extranjeros
El turismo es uno de los sectores más afectados por el coronavirus, si no el que más. Su gran problema es la demanda extranjera, que ni está ni se le espera. Solo queda tener fe en la reactivación del mercado nacional para amortiguar el golpe. En ese escenario, el turismo rural y de interior ha tomado la delantera y ya exhibe un nivel de reservas que invita al optimismo. “Tendrá un cierto repunte al haber más residentes en España que viajarán por el país. Los hoteles de interior tendrán mucho mejor año que los del litoral”, asegura José Luis Zoreda, vicepresidente de Exceltur. Los primeros datos apuntan en esa dirección.
Los registros anticipados de reserva muestran que los destinos de interior, en entornos naturales, están mejor situados para hacer frente a la nueva realidad del coronavirus. Sirven de ejemplo los registros de web especializadas en turismo rural. “En mayo hemos registrado un 25% más de contactos que en el mismo periodo del año pasado”, explican portavoces de escapadarural.com, una de las plataformas principales de este segmento. Estas acciones de los clientes se refieren a prereservas y visualizaciones de los datos de contacto de los alojamientos. Si se mira solo los últimos días (del 15 al 19 de mayo), el crecimiento es todavía superior: del 76%. Fuentes del Ministerio de Turismo confirman que se van cumpliendo las expectativas: “Preveíamos una primera recuperación del mercado nacional por confianza y cercanía. Lo previsible es que se opte por lugares no masificados, turismo de naturaleza. Aunque este año el litoral no estará tan masificado”. Buena y mala noticia. Por un lado, será un destino apetecible para muchos. Pero por otro supondrá un desastre económico en determinadas zonas.
El mejor desempeño de la conocida como España verde se debe a varios motivos, según los expertos consultados: son zonas en parajes naturales, lejos de espacios turísticos tradicionales masificados y con una menor dependencia de la demanda extranjera. “La gente, después del tiempo de confinamiento, tiene muchas ganas de estar en espacios naturales, espacios abiertos, con sensación de libertad y sin encontrarse con nadie… eso va a hacer que se priorice este tipo de turismo”, argumenta Juan Ignacio Pulido, profesor de Economía Aplicada de la Universidad de Jaén.
El turismo de interior es muy diferente del de sol y playa en muchos aspectos: por ejemplo, el perfil de cliente (lo demanda más el público nacional que el extranjero) y se reparte de otra forma por el territorio. Esto se refleja en los incrementos de los contactos por comunidades: en Madrid, que cuenta con muchas zonas de sierra alrededor de la capital, se han multiplicado por cuatro las prereservas según escapadarural.com. Aquí entra en juego el hecho de que la autonomía esté todavía en fase 0, por lo que cuando haya cierta movilidad puede haber un repunte de viajes en la región.
Lo más positivo para el segmento es que la Comunidad de Madrid no es una excepción. “A medida que pasan los días el crecimiento es cada vez mayor. Probablemente se deba a que muchas zonas están avanzando en la desescalada”, explican fuentes de la plataforma. Otras regiones con datos muy por encima de los del año pasado son Murcia y Andalucía, que han triplicado sus contactos, así como Valencia y Extremadura, donde se han duplicado. La ocupación para agosto, ya con todos los trámites realizados por el cliente (no solo prereserva), se sitúa en el 39% en Andalucía; el 38% en Murcia; el 35% en Cataluña y Navarra; el 31% en Madrid y Galicia, y el 30% en Asturias. Esta ocupación es significativa por estar todavía en mayo y porque se calcula sobre una base de 34.000 alojamientos de la plataforma escapadarural.com.
Pese a todo, hay que poner en contexto que esta parte del negocio turístico no servirá para compensar la enorme pérdida de que dejen de llegar unos 50 millones de viajeros extranjeros, o incluso más. “Este tipo de turista nacional ya existía, no es que todo sea nuevo. Y lo que se añada este año por la imposibilidad de viajar al exterior no será capaz de equilibrar la pérdida del turismo internacional”, afirma Pulido. Zoreda, de Exceltur, coincide en esta idea y sitúa lo que representa este segmento para el sector: “De la actividad turística en España, los destinos de interior suponen el 30% del total, aunque ahí se incluye Madrid [ciudad], por ejemplo. El resto es lo que se conoce como turismo de sol y playa”.
Pese a los buenos datos del interior, el impacto será brutal en el sector en 2020. Y el turismo nacional solo conseguirá amortiguar una parte del embate del coronavirus. “Permitirá no quedarse a cero y tener ingresos”, dice Pulido. Dada la situación, no es poco. Además, habrá zonas en las que sí será un alivio importante e incluso servirá para tener un buen año. “En la costa, excepto playas del norte, no servirá de mucho. Pero en la España verde sí, porque dependen casi íntegramente de la demanda española”, incide Zoreda.
Golpe para las islas
Restricciones a la movilidad entre provincias. Playas con aforo limitado. Cuarentenas obligatorias para los viajeros no residentes en España. La retahíla de trabas al turismo se amplía por días. A veces llegan mensajes optimistas, aunque siempre cargados de peros. El jueves dijo la vicepresidenta Teresa Ribera a Efe que podrían llegar turistas extranjeros a partir de julio. Aunque matizó: “Tenemos que ir con mucho cuidado” y “si se abre masivamente podríamos estar incurriendo en una irresponsabilidad”, entre otras cautelas. Con este cóctel, el turismo tradicional, el de sol y playa, está en una situación crítica.
Y si hay zonas más damnificadas, ahí destacan las islas. “La temporada de verano va a ser complicada, especialmente en destinos como Canarias y Baleares, donde los mercados internacionales representan alrededor del 85% de los turistas”, avisa Javier Águila, presidente en Europa de la cadena de hoteles vacacionales Apple Leisure Group. Una preocupación que alcanza a todas las grandes hoteleras de las islas. “Estamos muy pendientes de las decisiones de los Gobiernos para ver los movimientos de la demanda que pueda haber”, explican portavoces Iberostar. Y Riu se muestra también a la espera: “Hasta que no abran las fronteras será difícil. Mientras, vamos a potenciar al cliente español en nuestros hoteles”. Aunque en determinadas zonas es una tarea titánica.
El gran problema de estas zonas —y de la economía española— es que solo con la demanda interna no llegará. Y eso amenaza la reapertura de hoteles. “No podemos pensar que el turismo nacional suplirá el volumen de turistas internacionales que tenemos cada año”, zanja Jorge Marichal, presidente de Cehat.
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