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El presidente del Eurogrupo pide flexibilidad a los países para acordar un plan de estímulos para la UE

Centeno propone vehicular el programa de recuperación a través del presupuesto del euro

Lluís Pellicer
El presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, en el Parlamento Europeo el pasado mes de noviembre.
El presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, en el Parlamento Europeo el pasado mes de noviembre.Francisco Seco (AP)

El presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, pidió este martes a los países de la UE que se alejen de sus “viejas líneas rojas” para lanzar un “plan de estímulos” comunitario con un tamaño considerable. A un día para la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno, Centeno reclamó un “elevado nivel de ambición” a la hora de diseñar el fondo de recuperación. Además, propuso canalizar los fondos que se acaben destinando a la reconstrucción de la economía europea a través del llamado presupuesto de la zona euro.

El jefe del Eurogrupo asistirá este jueves a la cumbre de líderes con dos claras prioridades: un plan de inversiones para levantar la economía de la UE y una “solución común” para gestionar la carga de la deuda que generen esas actuaciones. En una intervención en el Parlamento Europeo, Centeno defendió el paquete acordado en el último Eurogrupo para atender de inmediato la pandemia, pero advirtió de que no era no era suficiente. “Si nos paramos aquí no será un enfoque de whatever it takes [todo lo que sea necesario], sino de whatever it can [todo lo que sea posible]”, advirtió, en clara referencia a las famosas palabras con las que Mario Draghi, expresidente del BCE, alejó del precipicio a la economía europea en lo más duro de la anterior crisis.

Los países de la UE de momento han destinado por su cuenta tres billones de euros en medidas fiscales. Estas se dividen en dos grandes bloques: estímulos a unas economías paralizadas por una cantidad del 3% del PIB de la UE, y medidas de liquidez para empresas, que llega al 10%. A ello habrá que añadir el medio billón de euros comunitario en créditos para hacer frente a la pandemia y a sus efectos en las cuentas públicas, las estrecheces empresariales y la suspensión masiva de empleos. “Durante la crisis de la deuda soberana nos llevó tres años acordar una red de seguridad de dimensiones similares. Esta vez lo hemos hecho en dos semanas”, dijo.

Centeno defendió en especial las líneas de créditos, de hasta 240.000 millones de euros, del fondo de rescate europeo (Mede). Estos no solo financiarán los gastos “directos” de la pandemia, sino también los “indirectos”, lo cual abre la puerta a sufragar sus efectos económicos y sociales. “No hay estigma. No hay ataduras. No hay troika. Estoy seguro de que, con un poco de tiempo, todo el mundo lo verá como una herramienta valiosa”, sostuvo.

Pero todo eso sirve para parar el primer golpe. En breve llegará el segundo: remontar un desplome que, según el FMI, será del 7,5% del PIB en la zona euro. Y sin una intervención comunitaria, advirtió Centeno, existe el riesgo de que la pandemia deje un panorama socioeconómico y financiero altamente fragmentado. “La fragmentación socava el mercado único y la unión monetaria”, añadió. Y puso un ejemplo: la respuesta inmediata a la crisis fue siete veces mayor en Alemania que en Italia, que fue golpeada con mayor dureza.

El presupuesto de la zona euro

El “fondo de recuperación”, añadió, debe servir para atender la inversión que necesitará Europa y diferir sus “extraordinarios costes” en el tiempo. De ahí la propuesta española de que sea asumido con deuda perpetua cuyos intereses sean asumidos por impuestos comunitarios. Además, ese instrumento debe servir para la solidaridad entre países. En lo que no hay consenso es en cómo financiar ese plan. “Algunos países han defendido la emisión de deuda común”, recordó. Pero a otros ese extremo les preocupa. “Eso no significa que cuestionen la necesidad de medidas extraordinarias para apoyar la recuperación”, agregó.

El jefe de los ministros de Finanzas instó a los países, por ello, a que dejen a un lado sus “viejas líneas rojas” para hallar una fórmula para sacar adelante esas inversiones. Para canalizarlas, Centeno ofreció el presupuesto de la zona euro. O como finalmente fue bautizado, el instrumento presupuestario para la convergencia y la competitividad, dándole más músculo. Centeno, que tomó nota de la resolución de la Eurocámara que pedía “bonos de reconstrucción”, reclamó también aprovechar el momento para dar un empujón a la unión bancaria y del mercado de capitales.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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