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La UE acuerda desbloquear las ayudas de medio billón de euros contra la crisis del coronavirus

Los ministros de Finanzas cierran un documento tras un pacto entre Francia, Alemania, España, Italia, Países Bajos y Portugal

El ministro francés de Economía, Bruno Le Maire, el miércoles durante una comparencia en París. En vídeo, declaraciones de Mário Centeno, presidente del Eurogrupo. Vídeo: IAN LANGSDON / POOL / AFP
Lluís Pellicer

Los ministros de Finanzas de la UE demostraron de nuevo que los avances solo llegan con la presión. Los Veintisiete lograron este jueves aprobar por fin un paquete de emergencia de más de medio billón de euros para luchar contra la pandemia después de que España e Italia lograran que el acceso a esos fondos no esté condicionado a ningún programa de ajustes o reformas, como querían los Países Bajos. Los titulares de Finanzas de la UE pactaron también crear un fondo para la recuperación económica que deberán abordar los jefes de Estado y de gobierno en la próxima cumbre.

La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, acertó al buscar un símil con lo que pretende el plan que acordó el Eurogrupo, en esta ocasión integrado por los 27 socios de la UE. En una entrevista en France Inter, dijo que Europa era como un atleta lesionado, que debía seguir haciendo un poco de entrenamiento para no atrofiarse. Lo mismo ocurre con el tejido productivo del continente. Solo que necesita un manguerazo de fondos.

El presidente del Eurogrupo, Mário Centeno, finalmente pudo sacar adelante su propuesta. “Este paquete contiene propuestas enérgicas y ambiciosas que habrían sido impensables hace solo unas semanas. Todos recordamos la respuesta a la crisis financiera de la última década, cuando Europa hizo muy poco y muy tarde. Esta vez es diferente”, afirmó al finalizar la reunión.

El paquete pretende ser una triple red de seguridad: para gobiernos, empresas y trabajadores. El fondo de rescate europeo (Mede) será finalmente el salvavidas para los gobiernos que requieran de fondos en caso de un deterioro rápido de sus finanzas públicas. El acuerdo activa hasta 240.000 millones de euros que pueden solicitar todos los países de la zona euro cuando estén disponibles, dentro de dos semanas.

España e Italia ganaron a los Países Bajos la batalla para que el acceso a esa línea de préstamos, de hasta el 2% del PIB del país que la solicite, no suponga atarse a un programa de rescate, con ajustes y reformas. El texto sostiene que “el único requisito” es que los países miembros que pidan esos créditos se comprometan a usarlos para financiar los costes sanitarios, directos e indirectos, derivados de la crisis del Covid-19.

A cambio, los países que pidan esos créditos se comprometen a estar dentro de las reglas fiscales de la UE, lo que incluye sus márgenes de flexibilidad. La vicepresidenta Nadia Calviño había dado por hecho el día anterior esa referencia a las normas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento. En una rueda de prensa posterior, el ministro de Finanzas holandés, Wopke Hoekstra, admitió que los gastos destinados a sufragar los costes de la pandemia están exentos de condicionalidad. Pero advirtió de que si un país necesita un rescate financiero deberá pasar por un programa de ajustes y reformas. “Es una forma de asegurar que solidaridad y reciprocidad van de la mano”, sostuvo.

Además de los fondos del Mede, el Banco Europeo de Inversiones (BEI) movilizará otros 200.000 millones de euros para empresas, sobre todo pymes, mientras que la Comisión Europea emitirá bonos para financiar programas —como los ERTE— que eviten los despidos masivos con un monto de hasta 100.000 millones de euros.

Fondo de recuperación

Tras el fiasco de la madrugada del miércoles, Francia y Alemania tomaron las riendas de la negociación para tratar de mover las líneas rojas de los países que habían impedido el acuerdo. En especial La Haya, que pedía imponer condiciones más duras para acceder al Mede, e Italia, que no quería ni que se empleara el fondo de rescate. Centeno no convocó a los titulares de nuevo hasta que había un nuevo borrador sobre la mesa aceptado por España, Italia, Alemania, Francia y los Países Bajos. Apenas costó unos minutos aprobarlo. Cuando lo hicieron, los ministros explotaron en un aplauso desde sus capitales, según un portavoz comunitario.

Francia y España también lograron que se acordara trabajar en un “fondo de recuperación para preparar y apoyar” la salida de esta crisis. Los ministros fijaron que ese instrumento, cuyo diseño y encaje institucional deberá ser concretado por los jefes de Estado en la próxima cumbre, será “temporal” y orientado a los “costes extraordinarios” de la crisis actual. Además, reflejará las prioridades fijadas por la UE y asegurará la “solidaridad” de la Unión con los países más afectados.

Ese fondo podría ser una vía intermedia entre las dos posiciones que dividen a la zona euro y que resumió Centeno. “Algunos países miembros han expresado su visión de que debería hacerse con instrumentos de deuda común. Otros Estados miembros dijeron que deberían hallarse vías alternativas”, afirmó. El comisario de Economía, Paolo Gentiloni, abogó por vincular ese fondo con el Presupuesto de la UE.

Miedo a un nuevo naufragio

Fuentes diplomáticas confirmaron que, tras el fiasco de la madrugada del miércoles, el vicecanciller alemán, Olaf Scholz, y el ministro de Finanzas francés, Bruno Le Maire, llamaron a varios de sus homólogos para allanar el terreno a un acuerdo. La canciller alemana, Angela Merkel, explicó que había hablado con el primer ministro italiano, Giuseppe Conte, con quien compartía diagnóstico. “Hay una necesidad urgente de solidaridad”, sostuvo Merkel. Desde el Elíseo, a su vez, salía un mensaje hacia La Haya: el bloqueo era “contraproducente, incomprensible y no podía durar”, según trasladó a la agencia France Presse. “Un fracaso es impensable”, añadió Le Maire.

La posibilidad de que ese paquete volviera a naufragar puso en guardia sobre todo a los líderes del Sur. “Es un gran desafío a la existencia de Europa”, sostuvo Conte en la BBC. El italiano, muy reacio al fondo de rescate, advirtió de que otro fracaso significará una gran “decepción” para los europeos. También el presidente español, Pedro Sánchez, lanzó una alerta. “La UE está en peligro si no muestra una solidaridad sin fisuras”, advirtió. La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, aportó su granito de arena en una tribuna en varios medios. “La solidaridad es una cuestión de interés propio”, sostuvo.

Al final de la noche del jueves, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, marcó la senda por donde deberán ir las discusiones entre los líderes de la UE y sus ministros a partir de ahora. “Ahora preparamos el terreno para una recuperación fuerte para relanzar nuestras economías”, sostuvo a través de su cuenta de Twitter.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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