La Bolsa pierde encanto en favor del capital riesgo
La gran sequía de estrenos en el parqué se debe sobre todo a que las empresas prefieren vender sus acciones a los fondos
El primer trimestre del año se ha presentado seco no solo en cuestiones meteorológicas. Las empresas se muestran remisas a pisar el parqué de la Bolsa. En el caso del mercado español, sólo se han conocido estrenos en el segmento para pymes o Mercado Alternativo Bursátil (MAB), mientras que ninguna ha dado el salto al mercado continuo. Europastry, WiZink e Ibercaja estaban en la línea de salida; y ahí siguen. No hay fechas concretas para su aterrizaje. Es más, Ibercaja ha reconocido que aplaza al menos hasta octubre su bautizo bursátil cuando lo tenía todo preparado para debutar en el primer trimestre.
El caso más llamativo de espantada bursátil fue el de Cepsa, que renunció a salir a la colocación de acciones a finales del pasado año. Tras el fiasco, ha vendido parte de su capital pero en una operación bilateral: hace una semana anunciaba la enajenación de alrededor del 40% de su capital al fondo de capital riesgo Carlyle. Así, los dueños de Cepsa han encontrado una alternativa al mercado de acciones en los cada vez más poderosos private equity que pueden, a decir de los expertos, explicar en parte la falta de estrenos en Bolsa.
La atonía del mercado primario no afecta solo a España. Un reciente informe de EY confirma que, en todo el mundo, durante el primer trimestre de 2019 se realizaron 199 Ofertas Públicas de Venta (OPV) de acciones por un total de 13.100 millones de dólares (11.586 millones de euros), lo que supone un descenso del 41% en el número de estrenos y del 74% en volumen de dinero recaudado. Este desplome del apetito por el parqué fue incluso mayor en Europa, donde solo hubo 23 OPV por 351 millones de dólares, frente a las 47 operaciones por valor de 14.720 millones del mismo trimestre del año pasado. Destaca un Reino Unido confuso por el Brexit, donde las salidas a Bolsa se hunden un 56% y su importe el 87%, dando lugar al peor primer trimestre desde 2013. Por su parte, la Bolsa española ha registrado siete salidas al MAB por un valor de tres millones de euros, según datos de la consultora PwC.
Domingo García Coto, director del servicio de Estudios de Bolsas y Mercados Españoles (BME) apunta que 2015 y 2016 fueron buenos ejercicios para la entrada de nuevos valores al mercado, pero que se ha producido una desaceleración en los siguientes años que atribuye a la mala evolución de las Bolsas. “Desde los noventa, que fueron buenos años sobre todo con mucha demanda de los inversores particulares, la tendencia ha ido cambiando con colocaciones dirigidas más a inversores institucionales. Además, con los bajos tipos de interés y el desarrollo de los fondos de capital riesgo, las empresas encuentran otras vías de financiación”, argumenta.
Nueva tendencia
La socia responsable de mercados financieros de la consultora KPMG España, Noelle Cajigas, encuentra en el capital riesgo la explicación a esta caída de las salidas a Bolsa. Eso sí, considera que en el caso de España no es tan relevante porque hace casi 12 o 13 años que no se producen estrenos de empresas superiores a los dos dígitos. “El patrimonio de los fondos de capital riesgo no ha hecho más que crecer, con un aumento del 16% el pasado año. Ahora mismo, el inversor institucional es un gestor de fondos que al final canaliza el ahorro privado. Lo puede hacer en Bolsa o comprando directamente empresas enteras o participaciones”, explica.
Para Cajigas, si un empresario quiere vender su empresa o parte de ella puede acudir a Bolsa o al private equity, y “ahora mismo en esta competencia gana el capital riesgo por precio. Desde mi punto de vista es una dinámica estructural que no va a parar. A no ser que el empresario no quiera un inversor intrusivo que se siente en el consejo de administración y opine sobre la gestión, se decantará por el capital riesgo que ofrece un precio superior y menos complicaciones”, concluye.
Es más, algunos expertos apuntan que muchas empresas, cuando quieren deshacerse de una participación, utilizan una doble vía. Por un lado, contratan asesores para salir a Bolsa y, por otro, negocian con otros asesores para que les busquen compradores dentro del capital riesgo. No suelen comunicar esta estrategia a ninguna de las dos partes y luego eligen la que les resulta más conveniente.
Este menor interés de las empresas por el mercado puede tener también efectos negativos, ya que la cotización en Bolsa exige de unas obligaciones de mayor transparencia en compañías que se someten a diario al juicio de inversores, analistas y supervisores. El pasado año se conocieron cinco operaciones de salida a Bolsa, una menos que en 2017. Metrovacesa, Árima, Solarpack, Berkeley Energía y AmRest se estrenaron con desigual resultado en sus rentabilidades, además de numerosas socimis.
Cuestión coyuntural
Desde la CNMV explican este fenómeno por “una cuestión coyuntural, debido a la situación de los mercados durante todo 2018 y especialmente, en los últimos meses de ese año”. Y además, indican que se ha producido un gran desarrollo del private equity, lo que es positivo para la financiación de las empresas. “El capital riesgo implica una ralentización de las salidas a Bolsa más que una sustitución”.
Rosa María Orozco, socia responsable de OPV en EY, considera que las principales causas de la disminución del número de OPV en España en 2018 y lo que va de 2019 han sido las tensiones geopolíticas internacionales, así como la incertidumbre de los términos del acuerdo del Brexit, que han hecho incrementar la volatilidad en los mercados de manera significativa. Esta elevada incertidumbre, unida a la elevada volatilidad de los mercados, ha hecho que las empresas hayan considerado que no era el mejor momento para salir a Bolsa. Pero también incorpora el capital riesgo como una variable importante, ya que “ha estado muy activo en estos últimos meses, y eso ha hecho que se cerraran un gran número de operaciones a unos precios muy atractivos. Esto, por tanto, también influye en la reducción del número de salidas a Bolsas, ya que los accionistas han encontrado en el capital riesgo la manera de rentabilizar sus inversiones, sin la necesidad de asumir el riesgo de una OPV”, explica.
Los expertos no coinciden en sus previsiones de estrenos bursátiles para lo que resta de año. Domingo García Coto sí cree que el mercado se reactivará, sobre todo gracias al impulso en Estados Unidos. Desde EY apuntan que hay un grupo sólido de empresas esperando con megaoperaciones que harán repuntar las salidas a Bolsa en la segunda parte del año. Algo en lo que discrepa Noelle Cajigas, que espera operaciones puntuales pero que en ningún caso se acercarán a la decena en lo que resta de ejercicio.
¿Efecto electoral?
Las próximas elecciones en España suponen una incógnita para los mercados y no solo por las decisiones del Gobierno que resulte de las urnas sino también para la estabilidad de los mercados financieros a los que las empresas pretenden salir. El director de análisis de Link Securities, Juan José Fernández-Figares, abre el abanico de explicaciones a esta falta de interés empresarial por el mercado de acciones. “Lo que pasa en el mercado español es consecuencia de la incertidumbre política, que mantiene a muchos inversores al margen de las Bolsas. Los volúmenes de contratación están siendo realmente bajos. En este escenario es complicado que las empresas que están pensando comenzar a cotizar se lancen”, explica.
Rosa María Orozco, de EY, también cree que influye el proceso electoral. “Los mercados, en general, son reacios a cualquier incertidumbre, y la convocatoria de elecciones implica que no se sepa el partido o partidos que van a estar en el Gobierno en los próximos años. Ante este escenario, es habitual que las empresas decidan posponer su salida a Bolsa”, argumenta.
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