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La guerra del taxi se recrudece en Madrid mientras arrecia el pulso político

El PP propone una liberalización del sector y la creación de un fondo para recomprar las licencias de los taxistas a través de una ley estatal

Taxistas ante la sede del PP en Madrid, este lunes. En vídeo, declaraciones de Garrido.Vídeo: P. MARCOU (afp) | efe

La tensión aumenta. El sector del taxi madrileño se manifestó este lunes por octavo día consecutivo contra los vehículos de transporte concertado (VTC) ante la inacción de las administraciones regional y local, que no terminan de aportar soluciones al conflicto. A primera hora de la mañana, la policía desalojó entre altercados a los taxistas que desde el domingo bloqueaban el paseo de la Castellana. La concentración se trasladó a la sede del PP, y después a la Puerta del Sol. Conductores de otras provincias se sumaron a las protestas en Madrid, que amenaza con convertirse en el epicentro de la guerra del taxi.

La Policía desalojó a primera hora de la mañana a cientos de taxistas que habían bloqueado durante el fin de semana el paseo de la Castellana y amenazaban con colapsar el centro de la ciudad ayer. De madrugada, agentes apuntaron las matrículas de los vehículos estacionados, que serán multados por obstruir la circulación. Los conductores se trasladaron el domingo a esta artería principal tras abandonar las inmediaciones de Ifema, donde la semana pasada se celebró la feria internacional de turismo Fitur.

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Tras el desalojo, miles de taxistas rodearon la sede del PP en la calle de Génova y por la tarde se reunieron en la céntrica Puerta del Sol, donde pidieron la dimisión del presidente del Gobierno regional, Ángel Garrido, del PP. El viernes, el sector del taxi rechazó la propuesta de la comunidad de fijar una distancia límite de 300 metros para contratar los servicios de los VTC. Desde entonces, las administraciones regional y local no retomaron las conversaciones con el gremio. El Gobierno autonómico tampoco tiene previsto reunirse con los taxistas en los próximos días, pero no descarta convocar un encuentro de última hora, según fuentes oficiales.

Garrido, por su parte, aseguró ayer estar dispuesto a llegar a un acuerdo, pero a la vez advirtió de que no adoptará el modelo catalán. La semana pasada, la Generalitat cedió a las presiones del taxi y pactó con el Área Metropolitana de Barcelona que los VTC solo se puedan contratar con un tiempo mínimo de antelación de 15 minutos ampliable a una hora.

La Asociación Madrileña del Taxi presentó el viernes un documento a la comunidad pidiendo el desarrollo en la ley de la precontratación y de la captación de clientes, pero todavía no ha vuelto a tener noticias de la Administración, aseguró un miembro de esa asociación. Los taxistas convocaron anoche una asamblea para fijar su hoja de ruta.

De "izquierdas" y "gay"

Mientras Madrid va camino de convertirse en el epicentro del conflicto, Unauto, la patronal de los VTC, dijo que 150 de sus vehículos fueron atacados durante la huelga en la capital, a la que ayer se sumaron taxistas de otras provincias. Entre ellos estaba el portavoz de Élite Taxi y líder de facto de los taxistas de Barcelona, Alberto Álvarez, Tito, quien criticó con declaraciones incendiarias la decisión del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, de desalojar la Castellana. "Cómo puede ser que un ministro de izquierdas, y según ha declarado él, eh... bueno ¡qué es gay!, que mande aquí a la policía a reprimir al pueblo", lanzó.

"Es un gran día, llegan cientos de taxistas de todas partes de España: 80 de Asturias, 200 de Andalucía y 800 de Cataluña", dijo Concha Guardado, una de las taxistas que se declaró en huelga de hambre. La euforia duró poco. A las siete de la mañana, una decena de grúas municipales y una treintena de furgones de la Unidad de Intervención Policial (UIP, los antidisturbios) junto con policías municipales llegaron por sorpresa a la Castellana. En cuestión de segundos, el cielo se tornó verde y rojo por las bengalas que lanzaban los taxistas.

"No tenemos escapatoria, nos tienen rodeados", gritaba un taxista mientras se subía en el capó de su coche. Cientos de ellos emprendieron entonces su viaje a la sede nacional del PP. "Uber ciao, Uber ciao, ciao, ciao", coreaban reconvirtiendo el himno de los partisanos italianos Bella ciao. Saúl Crespo, portavoz de la Plataforma Caracol, explicaba que tenían autorización para manifestarse de once de la mañana a una de la tarde.

El Samur atendió a siete manifestantes y a un policía. Sin campamento base al cual volver, los grupos de WhatsApp de los taxistas daban la orden de ir al aeropuerto de Madrid-Barajas hasta las cinco de la tarde, donde tenían una concentración en la Puerta del Sol, ante la sede del Gobierno regional. "Ni un paso atrás", "somos taxistas, no terroristas" o "más regulación, menos corrupción" fueron algunas de las consignas que se escucharon durante la concentración.

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