Viajando por el mundo sin cruzar la puerta de la calle
Poco imaginativas, las campañas institucionales que promocionan países o ciudades como destinos turísticos suspenden con anuncios demasiado convencionales. Muy pocas se salvan
Más que una entrada en un blog tradicional, lo que viene a continuación se asemejaría más a una guía visual de viajes. Con el mercado turístico atomizado por los cientos de destinos que se han añadido debido a la política de precios de las líneas aéreas de bajo coste (aunque la experiencia de volar se resiente sensiblemente), cada destino y sus instituciones tienen que buscarse las habichuelas para conseguir el favor de tantos turistas como puedan.
El problema es que al no estar habituados a este tipo de autopromociones, el resultado no es lo que se podría calificar de atractivo. Estos anuncios son muy parecidos los unos a los otros (como veremos más adelante). Mucho uso y abuso de las tomas aéreas en las que últimamente los drones han tenido que hacer horas extras, parejas a las que no se les quita de la boca una sonrisa forzada y un tiempo fabuloso, aunque la acción se desarrolle en la tundra rusa.
Algunos, pocos, se salen de este mantra de buen rollo "happy flower". La mayoría no quiere arriesgar, no vaya a ser que les salga el tiro por la culata y no vaya a ser que su público potencial no entienda el mensaje (sic).
Empezamos el viaje virtual por un país pequeño europeo: Suiza. Se trata de un anuncio realmente original para el nivel de este tipo de promociones. La cuestión no es vender el país, es poder ver cómo los locales se preparan para la llegada de sus visitantes. Original y divertido.
Aprovechando las celebraciones del Año Nuevo Chino, Hong Kong, una de las dos regiones administrativas especiales de China junto con Macao, ha lanzado este año una campaña contando las aventuras de dos niños por la ciudad asiática. Por lo menos, además de enseñarnos pequeños rincones de este destino nos muestran algo de sus raíces y nos cuentan una pequeña historia.
El que sí se sale del carril convencional es Mozambique. Este país africano, pobre de solemnidad, comenzó una notable mejora de sus condiciones de vida tras la guerra civil que vivió en la década de los noventa, gracias, en buena medida, al turismo. La mezcla de lo desconocido con lo imprevisto les dio muy buen resultado.
Realmente sencilla pero muy atractiva fue la idea que tuvo Quentin Newark a petición de las instituciones municipales capitalinas para anunciar Londres por todo el mundo. Una tipografía adecuada y un símbolo inequívoco de la capital británica hacen el resto. Como se suele decir, más es menos.
También merece la pena el anuncio de la provincia sueca de Skåne. En un mismo diseño ha conseguido mezclar con éxito dos conceptos totalmente antagónicos. Las ballenas y el golf, que son las actividades estrella de esta región.
Aunque no sea una publicidad institucional, la aerolínea American Airlines representó muy gráficamente la apertura del vuelo directo entre la ciudad americana de Nueva York y la australiana de Sidney. Solo con verlo se sabe qué dos ciudades une esta publicidad.
Ahora le toca el turno a drones, paisajes idílicos, risas a cascoporro, música para la ocasión y poco más. La originalidad estaba de vacaciones cuando se prepararon estos anuncios. Pero de estos algunos merecen ser destacados por su belleza o espectacularidad. Solo un par de ellos. Visto uno, vistos todos. Esta corresponde a Dubái. Por medios para rodarlo no será.
Y este es de un país muy conocido, pero desconocido a la vez. Se trata de Japón. Y tiene todo lo clásico del género: drones, cámaras rápidas, música para la ocasión...
A partir de aquí, la nada. Cerramos las páginas de esta bitácora de viajes con un clásico de 1987. Muy del gusto americano, pero que no es muy del agrado de los europeos. Tampoco extrañaría que fuese la intro de una serie costumbrista de familia americana con abuelos e hijos, Bienvenidos a la promoción de la bonita ciudad de Cleveland. Aunque no es oficial casi 10 millones de visitas en YouTube la avalan. Los regidores de la ciudad no creo que estuviesen muy contentos con él.
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