De chatarrero a fabricante de coches de carreras
Un empresario que se dedicaba al desguace funda un centro para formar pilotos y producir bólidos
Teo Martín, orgulloso de sus orígenes como chatarrero, puso una fortuna para crear el Motor & Sport Institute (MSI). Nunca se sabrá cuánto exactamente, pero solo el gimnasio para la preparación física de los pilotos cuenta con equipos valorados en un millón de euros. En el registro mercantil, la sociedad MSI declaró a finales de 2017 un patrimonio neto de 41,3 millones y un resultado de explotación de poco más de tres millones. Queda claro que Martín no escatimó recursos y eso es lo que se nota al visitar el centro en Alcorcón. "Salvo el motor, podemos hacer cualquier coche desde cero", dice el director del centro, Emilio de Villota, hijo del expiloto de Fórmula 1 del mismo nombre y fundador de la escudería Iberia Airlines, que disputó siete grandes premios en la temporada 1977.
De Villota fue el que diseñó junto a Martín el MSI, dotándolo de lo que él llama "un espacio de 360 grados en torno al mundo del motor". Y lo cierto es que el MSI es eso, un lugar desde donde se puede preparar un piloto, un ingeniero o un gestor industrial, hasta fabricar un coche de carreras. De hecho, el sueño de Martín es construir allí mismo un coche para competir en el Rally Dakar o en las 24 horas de Le Mans, dos de las competiciones más exigentes para los seres humanos y las máquinas en el mundo del motor. "Crear un coche para el Dakar [un proyecto que les tomaría tres años empezando en 2019] no es en sí mismo el objetivo del MSI, sino el de formar a profesionales de este sector que sean capaces de trabajar para los mejores fabricantes del mundo y los mejores equipos de competición", explica De Villota.
El centro no tiene otros socios, es 100% de Teo Martín, un empresario presente en 16 sociedades pero cuyo grupo se sustenta sobre tres grandes empresas: Auto Recycling Teo Martín (desguace), Teo Martín Motorsport (competición) y Auto 1 Gestión Integral (venta de vehículos usados). El MSI es su proyecto personal, el de un fanático de los coches que comenzó en el mundo de las carreras a principios de los años ochenta y cuya escuadra logró entre las temporadas 2016 y 2017 el título por equipos del International GT Open, creció en el EuroFormula Open y se afianzó en las World Series Formula V8 3.5, con la compra de los monoplazas de la escudería Dams, que ganaron las World Series en 2014 con Carlos Sainz. Y es este conjunto de ingenieros, mecánicos y pilotos el que, junto a los profesores de la Universidad Francisco de Vitoria, el que formará a los ingenieros que salgan del MSI.
Buen equipamiento
El precio de la matrícula para estudiar en el MSI es de 11.500 euros anuales, una cifra que, según De Villota, está en la parte media baja de la oferta existente. Incluso parte de este dinero se reinvierte en las becas que se otorgan. La escuela ya comenzó con 70 alumnos de grado más 22 de formación profesional. Por delante queda un lustro de esfuerzo académico para conseguir el grado de Ingeniería de Sistemas Industriales con mención de automoción, organización industrial, robótica y tecnologías industriales.
La escuela lo tiene todo para las prácticas académicas y el desarrollo del negocio de la competición. El MSI cuenta con un túnel de viento para probar la aerodinámica de los diseños, impresoras 3D, laboratorio de nuevos materiales, un sistema de vanguardia para la elaboración de piezas, así como espacios para las áreas de mecánica, chasis o pintura. También ofrece la posibilidad de realizar colaboraciones con empresas especializadas en el sector de la automoción.
Otro negocio del MSI es la preparación física de pilotos de carreras. El deportista o equipo que pueda pagarlo tendrá a su disposición profesionales con experiencia en la Fórmula 1, servicios de fisioterapia y osteopatía, seguimiento y planificación por un departamento clínico especializado, estudios periódicos de biomecánica del deportista, evaluación mental y coaching, así como entrenamientos hiperbólicos y de clima controlado o trabajo de nutrición para antes y después de la competición. Uno de los que ya probó el centro fue Carlos Sainz hijo, que preparó el gran premio de F1 de Singapur ejercitándose en una sauna que reproduce el agobiante calor húmedo del país asiático.
El centro también cuenta con un área dedicada al SimRacing (carreras online), una disciplina que ha crecido en los dos últimos años y que actualmente genera 300 millones de espectadores en el mundo. Teo Martín eSports, el propio equipo del empresario, tiene su base en el MSI y contribuye en el entrenamiento de futuros pilotos virtuales.
Por último, dispersos por los 12.000 metros cuadrados del MSI y a modo de inspiración aparecen los numerosos vehículos de la colección personal de Martín. Monoplazas del equipo español HRT de F1, el Audi S1 E2 que pertenecía a la colección del piloto alemán de rallys Armin Schwarz, el Peugeot 205 T16 de Ari Vatanen, que dominó el Mundial en los años 1985 y 1986, y el Lancia Stratos de Sandro Munari son parte del despliegue de estas joyas del automovilismo deportivo.
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