Latinoamérica: se atrasa la recuperación
América Latina no ha estado exenta en los últimos meses de las embestidas del proceso de normalización de la política monetaria en las economías desarrolladas (especialmente la Reserva Federal de EE UU). Está aumentando la aversión global al riesgo y se redireccionan los flujos de capitales, que antes buscaban más alegremente la rentabilidad en las economías emergentes.
Con todo, el impacto en América Latina ha sido bastante heterogéneo: los países con mayor vulnerabilidad se han visto más afectados y han reforzado el impacto del shock global. El déficit externo en Argentina y la sensación de una incompleta sincronización entre su ajuste fiscal y monetario derivaron en una crisis cambiaria, que se está atajando. Por su parte, Brasil también se vio muy afectado, no tanto por su vulnerabilidad externa —baja— sino por su vulnerabilidad fiscal y la incertidumbre sobre las elecciones generales de octubre. En contraste con estos dos casos, en México los mercados han evolucionado más atentos al devenir de las negociaciones del TLCAN y los países andinos (Colombia, Perú y Chile) han resistido bastante bien, apoyados por precios aún altos de sus principales materias primas de exportación.
¿Qué implicaciones tiene este entorno más difícil sobre nuestras previsiones de crecimiento? El impacto también ha sido muy heterogéneo. Las perspectivas de crecimiento de Argentina y Brasil se han moderado significativamente respecto a lo que se pensaba hace tres meses, por el efecto de la volatilidad financiera y otros factores locales, como políticas económicas con un tono más restrictivo en Argentina o el efecto de la huelga de transporte y la incertidumbre política en Brasil. Por supuesto, el gran peso de estos dos países arrastra a la baja las previsiones de crecimiento de la región en su conjunto, a pesar de que ahora anticipamos un mayor crecimiento en países como Perú, Colombia o México, al hilo de los buenos datos de actividad durante el primer semestre del año. De este modo, en BBVA Research estimamos que el crecimiento en 2018, que prevemos sea del 1,3%, no debería ser muy diferente del que observamos en 2017 (1,2%). Se atrasa así la recuperación en América Latina para 2019, donde anticipamos un crecimiento del 2,1%, que llegaría a 2,3% en 2020.
En definitiva, son tasas de crecimiento que sacan a la región del bache de 2015 y 2016, en el que cayó el PIB de América Latina (especialmente por la recesión en Brasil), pero que son aún bajas en comparación con el resto de economías emergentes. Sigue pendiente, por tanto, el impulso al crecimiento de la productividad a través de las reformas estructurales.
Juan Ruiz trabaja en BBVA Research
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