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Los bancos zombis de India

De los 21 entes públicos, la mitad está estancado en su crecimiento y muchos de ellos puede ver cómo sus principales directivos son destituidos por corrupción

Edificio del Banco de Reserva de India, el banco central del país asiático, en Calcuta
Edificio del Banco de Reserva de India, el banco central del país asiático, en CalcutaALAMY

Los bancos estatales indios empiezan a parecer muertos vivientes. De las 21 entidades financieras controladas por el Estado, 11 se enfrentan a restricciones de crecimiento y la misma cantidad se quedará dentro de poco sin jefe. Algunos consejeros delegados han sido detenidos, mientras que a otros los están investigando por corrupción. Es posible que Nueva Delhi esté dejando que estas entidades se vayan a la ruina como parte de un plan tácito de privatizaciones disimuladas. Una privatización de verdad podría ser menos embarazosa y más eficaz.

Las entidades crediticias propiedad del Estado representan aproximadamente el 70% del total de activos bancarios en un sistema lastrado por unos créditos de dudoso cobro valorados en 150.000 millones de dólares. Hay varios bancos grandes, encabezados por el State Bank of India (valorado en 35.000 millones de dólares) que cotizan a su valor nominal y todavía pueden recaudar capital del mercado. Por debajo de ellos están los bancos más pequeños, ahogados por los créditos incobrables y unos rendimientos tan pésimos que el Banco de Reserva de India (el banco central) ha impuesto restricciones estrictas.

Para empeorar las cosas, muchos de los bancos aquejados de graves problemas tampoco tienen consejeros delegados. Tres entidades de crédito llevan sin nadie al timón desde finales de diciembre, entre ellas Dena Bank, con unos créditos incobrables brutos que representan el 22% del total y que ya no está autorizado a conceder nuevos préstamos a los clientes o a contratar personal.

El sector público representa un 70% del total de activos bancarios del país

Otras entidades tienen consejeros delegados que son casos perdidos. El del Banco de Maharashtra, Ravindra Marathe, fue detenido la semana pasada acusado de usar indebidamente su cargo para otorgar préstamos irregulares a un promotor inmobiliario. El mes pasado, el Banco de Allahabad destituyó a Usha Ananthasubramanian de su cargo de consejera delegada después de que su nombre apareciese en una investigación sobre su anterior empresa, el Banco Nacional de Punjab, en la que se descubrió un fraude de casi 2.000 millones de dólares en febrero. En total, según los cálculos de Tamal Bandyopadhyay, escritor y editor independiente del periódico Mint, 11 bancos estatales se quedarán dentro de poco sin consejeros delegados.

El problema se debe en parte al fracaso de los esfuerzos de Nueva Delhi para profesionalizar los bancos. En 2015, el Gobierno contrató a P.S. Jayakumar, un exempleado de Citibank, para dirigir el Banco de Baroda, valorado en 4.500 millones de dólares. El experimento resultó ser una excepción. Está previsto que su contrato termine este año, y los medios de comunicación locales vaticinan que volverá al sector privado para dirigir Axis Bank, valorado en 19.000 millones de dólares. En el actual clima de extrema vigilancia —en el que incluso los errores inocuos pueden provocar tensión política años después— es poco probable que los bancos públicos atraigan talento de fuera, y más si cabe porque en los próximos meses y años habrá un número inusual de puestos de alta dirección disponibles en el sector privado, en el que los salarios son mucho mejores.

Asfixia programada

Una teoría que explicaría el caos es que el Gobierno esté tratando disimuladamente de ahogar a los bancos más débiles limitando su crecimiento. Nueva Delhi no ve ninguna utilidad en entidades que no pueden conceder créditos y que no tienen capacidad para fomentar el crecimiento económico. Los políticos no han ocultado su deseo de que haya menos entidades crediticias y de que sean más grandes, pero la idea de fusionar los bancos débiles con los que solo tienen unos resultados ligeramente mejores parece cada vez más inapropiada porque hay más entidades que empiezan a verse en apuros.

El Gobierno de Nueva Delhi ha fracasado en su intento de atraer talento privado

El dejar que los bancos más débiles quiebren sería una especie de privatización del sector, que permitiría que las entidades de crédito privadas, como HDFC Bank, valorado en 80.000 millones de dólares, creciesen más rápido satisfaciendo la demanda de crédito. Nueva Delhi sigue siendo reacia a emprender una verdadera privatización. Hace más de dos años, el ministro de Economía, Arun Jaitley, anunció que el Gobierno estaba dispuesto a plantearse ceder el control de IDBI Bank, pero no encontró ningún comprador. Los medios de comunicación locales afirman que el Gobierno intenta ahora traspasar acciones a Life Insurance Corporation of India (LIC), un gigante dirigido por el Estado, lo que básicamente equivale a obligar a los contribuyentes a financiar un rescate. Pero LIC no puede rescatar a todos los bancos.

Una verdadera privatización sería controvertida, pero menos problemática. Una de las razones por las que a India le cuesta encontrar compradores para los bancos es que el regulador se muestra reacio a permitir que los magnates sean propietarios de grandes participaciones en las entidades crediticias. Por ejemplo, el banquero más rico de Asia, Uday Kotak, debe reducir su participación de casi el 30% en Kotak Mahindra Bank, valorado en 37.000 millones de dólares, hasta el 15% hacia 2020. Renunciar a esa norma podría ayudar a encontrar posibles propietarios. De esa manera, India podría vender los bancos más débiles a grandes nombres del mundo empresarial con experiencia en el sector financiero, como Bajaj, Birla, Mahindra y Tata, para que los saquen a flote.

El Gobierno del primer ministro Narendra Modi ha demostrado sus ganas de realizar ventas estatales a través de sus esfuerzos para vender IDBI y Air India, la aerolínea nacional. Aunque ambos procesos fracasaron al final, da a entender que podría retomar la idea más general de vender activos si su partido, el Bharatiya Janata Party, puede conseguir otra mayoría en las elecciones generales que está previsto que se celebren en mayo de 2019. Hasta entonces, los zombis del sector bancario seguirán deambulando.

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