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El abandono escolar y el paro enquistado atascan el ascensor social en España

La movilidad social española entre generaciones es mejor que en países como Francia o Alemania, pero la educación y el desempleo hacen de lastre

Entrada a una guardería pública municipal en Barcelona.
Entrada a una guardería pública municipal en Barcelona.Carles Ribas
Silvia Ayuso

El ascensor social en España necesita reparaciones urgentes. La OCDE, el club de las grandes economías avanzadas y en desarrollo, publicó este viernes un amplio informe sobre la movilidad social en el mundo. Y España sale del análisis con una de cal y otra de arena. Si se mira la movilidad desde la clase baja a la media a muy largo plazo, está en el grupo de los países con avances más rápidos: para salir de la pobreza se precisan cuatro generaciones, frente a las seis de Francia o Alemania. Sin embargo, cuando se analiza el muy corto plazo, dentro de la vida laboral de un individuo, el ascensor se queda muy parado.

La movilidad social entre generaciones en España funciona y está en el grupo de las más rápidas de Europa. A corto plazo, en cambio, es lenta y es posible que un individuo nazca en un escalón social y desarrolle toda su vida laboral sin saltar al siguiente. Sobre todo, si está en el escalón más bajo. Pero en contra de la percepción de los españoles, ese estancamiento no está tan estrechamente vinculada a las condiciones familiares en las que nazca, como en otros países. El lastre se explica por el desempleo enquistado, las altas tasas de abandono escolar y la elevada temporalidad de los contratos.

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A largo plazo, según el estudio de la OCDE, en España lleva de media cuatro generaciones que los niños de familias pobres alcancen un nivel de ingresos medios. Es un ascensor social más lento que el de países como Finlandia y Noruega, donde solo se tardan tres generaciones en llegar a la clase media. Pero algo mejor que el promedio de los miembros de la OCDE —entre cuatro y cinco—. Y, sobre todo, es más rápido que en Francia o Alemania, donde pueden pasar hasta seis generaciones antes de lograrse esta meta. Lejísimos se quedan países como Brasil y Sudáfrica (donde son necesarias nueve generaciones) o Colombia (se precisan nada menos que 11 generaciones).

Pero si la movilidad intergeneracional es más alta en España que en muchos otros países, las posibilidades de mejorar dentro de una misma generación, a lo largo de la vida laboral de una persona, son en este momento más limitadas. De hecho, según la OCDE, España figura, junto con Finlandia, Holanda y Suecia, entre los países con menor movilidad de ingresos de la OCDE en un breve periodo de tiempo. En un análisis de cuatro años sobre la vida de una persona (en el caso de España se usa el periodo 2011-2014 para individuos de entre 18 y 65 años), el 55% de los habitantes permanecen atascados en el mismo escalón salarial.

Y en España el estancamiento es más pronunciado en los extremos: los más pobres y los más ricos todavía se mueven menos de sus grupos. Es el fenómeno conocido como “suelo pegajoso”. Según la OCDE, aquellos que están en el quintil más bajo de la escala de ingresos en España (el 20% más pobre) “tienen pocas posibilidades de escalar en un periodo de cuatro años”. El 64% de ellos se quedarán estancados en lo más bajo, frente al 57% de media de la OCDE. Una “falta de movilidad” que, según la OCDE, se explica en parte por el “alto nivel de desempleo de larga duración”. Además, “las personas desempleadas que consiguen un trabajo también tienen menos posibilidades de subir en la escala de ingresos, en parte porque parte de ellos acaban con contratos a corto plazo”. Y porque la educación cuenta: “Pese a mejoras en los últimos años, España sigue teniendo la mayor incidencia de abandono escolar temprano en la UE (19,9% en 2015) y las habilidades son bajas, particularmente entre los jóvenes”,

La falta de movilidad salarial que también se da en lo más alto de la escala muestra la inequidad en el país: el 72% de las personas con los ingresos más altos permanecen en este nivel durante un periodo de cuatro años, frente al 68% de media en la OCDE.

Ante la falta de movilidad social, los españoles confían poco en la meritocracia. El 53% de los preguntados considera que tener padres con una mejor educación e ingresos resulta un factor importante para progresar en la vida, frente al 37% de media en la OCDE. Y además se mostraron mucho más pesimistas: solo el 25% de los españoles dijeron creer que su situación financiera iba a mejorar en 2015.

La movilidad social, clave para la cohesión social

Aunque los datos estadísticos sitúan a España en la media de los países de su región, la percepción social es más negativa. En España, la idea de que tener padres con una mejor educación e ingresos es un factor importante para progresar en la vida es mucho mayor (53%) que la media en la OCDE (37%). También el pesimismo es alto cuando se trata de las posibilidades de mejorar la situación financiera: solo el 25% de los españoles dijeron creer que su situación financiera iba a mejorar en 2015.

¿Y por qué importan todos estos datos? Porque saber si una generación vive mejor o peor de lo que lo hicieron sus padres no es solo una percepción o una curiosidad. También es un factor económico clave, según subraya la OCDE. La movilidad social influye en la productividad económica de un país y en la calidad de vida de sus ciudadanos. Y también tiene fuertes implicaciones políticas: un alto riesgo de caer en la escala de la movilidad y la pérdida de estatus social que ello conlleva no solo reduce la satisfacción personal, sino también “mina la cohesión social y la sensación de la gente de que su voz cuenta, especialmente entre personas de ingresos medios y bajos”. Ello a su vez “reduce la confianza en el sistema sociopolítico, con potenciales consecuencias negativas en la participación democrática”. Y esto, advierte el organismo con sede en París, “refuerza los extremismos políticos o el populismo”. 

¿Y cómo se acelera el ascensor social? No hay recetas milagrosas, pero sí algunas pistas. Según la OCDE, España debería reforzar el apoyo a los desempleados mejorando las herramientas de los servicios públicos regionales de empleo y coordinándose mejor con los servicios sociales. También es importante combatir el abandono escolar “mejorando la calidad de la enseñanza e incrementando la eficacia del gasto regional” en esta materia. Finalmente, señala el informe, hay que afrontar la alta pobreza infantil “mejorando el acceso de sus padres a empleos de calidad y garantizando que tienen acceso a servicios” destinados a esta población vulnerable.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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