¿Quo vadis Europa?
A pesar de las palabras de los políticos, el margen de las cuentas nacionales es mucho más corto que sus promesas electorales
Los bruscos movimientos políticos de los últimos días en el sur de Europa, están propiciando fuertes niveles de aversión al riesgo, particularmente en Italia. A pesar de la caída de las Bolsas, el aumento de las primas de riesgo, y el programa de compra de bonos del BCE, seguramente el incremento de la rentabilidad del bono soberano italiano a dos años hasta el 2,8%, (desde niveles de -0,33%) sea el mejor barómetro del nivel de estrés experimentado.
Vaya por delante que no contemplamos un escenario de posible ruptura del euro y consideramos que existen muy pocas similitudes con la crisis de la deuda por la que atravesó la moneda única en el año 2011. Los mercados están reflejando la falta de visibilidad política, la debilidad y bajas expectativas de durabilidad de los acuerdos para gobernar alcanzados en ambos países, y muy en especial la heterogeneidad de los partidos que forman las coaliciones de cada gobierno. Aunque el acuerdo para formar gabinete entre la Liga Norte y el Movimiento 5 Estrellas ha coincidido de manera paralela a la formación del nuevo gabinete en España, existen grandes diferencias en cuanto a la concepción de Europa y sin duda este factor tiene un peso muy determinante. Mientras que en Italia a lo largo de la campaña electoral se lanzaron duros ataques contra el euro, en España hay un claro sentimiento a favor de Europa por parte de partidos políticos que al menos cuentan con el 68% de la intención de voto (PSOE, PP y Ciudadanos). A nivel económico la situación por la que atraviesan ambos países también tiene importantes matices: mientras España crece a tasas superiores al 3%, en el país transalpino las últimas cifras de PIB sólo suman un 1,4%. Dentro de un entorno de déficits públicos todavía elevados, este es un factor muy determinante para poder reducir los objetivos de deuda pública del 98% sobre el PIB español y muy especialmente el 132% Italiano. De todas maneras, a nivel privado y a pesar del fortísimo esfuerzo de empresas y familias de los últimos años, hay que destacar que el apalancamiento del sector privado italiano es bastante inferior al español y a la de la media de la zona euro.
Para mí existen dos similitudes destacables. La primera, es la fragilidad de los acuerdos de gobierno. Mientras Pedro Sánchez solo cuenta con 84 diputados y minoría en la Cámara Baja, me pregunto por qué razón tendría que ser este nuevo acuerdo entre los polos opuestos italianos más duradero que los 64 gobiernos que se han formado desde la Segunda Guerra Mundial. La segunda y más importante es que inauguramos una etapa donde el principal factor a vigilar serán las políticas de gasto y el grado de cumplimiento de los objetivos de déficit marcados por Bruselas. Mucho me temo que a pesar de las palabras de los políticos, el margen de las cuentas nacionales es mucho más corto que sus promesas electorales.
Joan Bonet Majó es director de Estrategia de Mercados de Banca March.
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