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Muere el industrial Serge Dassault, hombre clave en el capitalismo francés

Industrial en sectores íntimamente ligados al Estado como el aeronáutico y el armamentístico, alcalde, senador y amigo de presidentes, patrón de medios de comunicación y, en los últimos años, implicado en varios asuntos judiciales

Marc Bassets
Serge Dassault, en una imagen de 2014
Serge Dassault, en una imagen de 2014Etienne Laurent (AP)

Serge Dassault murió este lunes al pie del cañón, en sus oficinas de la rotonda de los Campos Elíseos, en París, que seguía frecuentando a diario, aunque ahora ya no llegaba al alba sino a media mañana. Así lo recordaba su diario, Le Figaro. Dassault fue un ejemplar único, y a la vez muy característico, del capitalismo francés: industrial en sectores íntimamente ligados al Estado como el aeronáutico y el armamentístico, alcalde, senador y amigo de presidentes, patrón de medios de comunicación y finalmente implicado en varios asuntos judiciales que complicaron el final de su carrera. Tenía 93 años.

Al frente de Dassault Industries, después rebautizado como Groupe Dassault, desde 1986, Serge Dassault se convirtió en una figura central de lo que, en Estados Unidos, se habría llamado el complejo militar-industrial. Heredó la empresa de su padre, el ingeniero Marcel Bloch, un auténtico personaje de película de Hollywood: pionero de la aeronáutica, inventor en 1916 del hélice Éclair, fundador en 1928 de la Sociedad de los aviones, deportado a Buchenwald por negarse a cooperar con los nazis, diputado gaullista y creador de aviones legendarios como el Mystère, el Rafale o el Mirage, que fue una pieza esencial en la fuerza nuclear francesa.

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La saga de los Bloch-Dassault —familia judía que se cambió el apellido tras la Segunda Guerra Mundial y en 1950 se convirtió al catolicismo—resume buena parte de la historia francesa y europea del siglo XX, y explica mucho de la gran industria francesa, que creció, se desarrolló y conquistó mercados globales a menudo de la mano de los poderes públicos y los presupuestos estatales. Los Dassault —el padre, fallecido en 1986 a los 94 años; y Serge— siempre trabajaron con un pie en la política. Serge Dassault dio el salto a finales de los años ochenta, con el entonces RPR, el partido neogaullista de Jacques Chirac. Fue consejero en el departamento de Essonne, al sur de París y alcalde de Corbeil-Essonnes, ciudad limítrofe con Évry, donde también fue alcalde el exprimer ministro francés —y ahora posible alcaldable en Barcelona— Manuel Valls, y senador hasta el año pasado. Y fue la política lo que complicó los últimos años del patrón. Se le vinculó con escándalos por compra de votos y blanqueo de capitales. En febrero de 2017 fue condenado a cinco años de inhabilitación y 2 millones de euros de multa por esconder al fisco cuentas en el extranjero durante 15 años. Dassault recurrió la decisión. La semana que viene debía empezar el juicio.

Otra faceta fundamental de Serge Dassault fue la de editor de prensa, como propietario de Le Figaro, el gran diario de calidad conservador francés. El diario de centroizquierda Le Monde, competidor de Le Figaro, recordaba que lo había comprado para "expresar su opinión", y que las resistencias de los periodistas a dejarse utilizar para este fin le irritaban. "¿Por qué la libertad de palabra tendría que ser para los periodistas y no para los accionistas? ¡Esto es extraordinario!", dijo a la cadena BFM en 2007. Cada enero, publicaba un artículo con sus deseos para el año nuevo. El último artículo de Dassault, que era la cuarta fortuna del país según la revista Forbes. aplaudía las políticas económicas del presidente Emmanuel Macron. "Francia", dijo el lunes el presidente, "pierde un hombre que consagró su vida a desarrollar una joya de la industria francesa"

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Sobre la firma

Marc Bassets
Es corresponsal de EL PAÍS en París y antes lo fue en Washington. Se incorporó a este diario en 2014 después de haber trabajado para 'La Vanguardia' en Bruselas, Berlín, Nueva York y Washington. Es autor del libro 'Otoño americano' (editorial Elba, 2017).

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