Just Eat intensifica su crecimiento para ser rentable

La empresa facturó 625 millones de euros en el mundo pero está en pérdidas

La comida a domicilio ya no se reduce a la pizza o a la cocina china. En la aplicación para móviles de Just Eat hay desde dados de ternera hasta paellas. Los pedidos online se han extendido en España y crecen a un ritmo de tres dígitos. La firma británica, que tras comprar La Nevera Roja se quedó con el 70% del mercado, espera seguir creciendo a esa velocidad. Los analistas advierten de que la competencia tensará la rentabilidad de estas empresas, que dependen de grandes volúmenes de ventas para generar recursos.

Motos de repartidores de Just eat en una acera de Barcelona.
Motos de repartidores de Just eat en una acera de Barcelona. Massimiliano Minocri (EL PAÍS)

Los datos que maneja la multinacional británica señalan que el sector de la comida a domicilio el año pasado supuso alrededor del 8% de la facturación de la industria de la restauración en España. De ese pastel de 2.400 millones de euros, más del 80% corresponde a pedidos por medios tradicionales, como una llamada telefónica o una recogida en el local. El resto se trata de peticiones online. Y estas aumentaron un 106%.

“Nuestra previsión es que el crecimiento del mercado siga siendo de alrededor del 100% hasta 2020 gracias a las nuevas formas de vida”, explica el director general de Just Eat en España, Jesús Rebollo. En el país con más smartphones per cápita —el 92% de los ciudadanos tiene un teléfono de este tipo, según la consultora Back Market—, explica que los consumidores recurren más a estos pedidos. “Y muchos los hacen cuando están a punto de salir del trabajo o de camino a casa”, cuenta. “En Nueva York ya hay apartamentos en los que ni siquiera hay cocina, sino solo microondas”, añade.

Just Eat es, según los analistas, la única firma de entrega a domicilio que de momento ha conseguido ganar dinero. Lo hizo en 2016. El año pasado el grupo facturó 546,3 millones de libras (625 millones de euros), el 45% más que el ejercicio anterior, pero acabó en números rojos por el deterioro de sus activos en Australia y Nueva Zelanda. La empresa no da datos sobre España. Aun así, según el Registro Mercantil, en 2016 la empresa facturó 18 millones y perdió 9,9 millones.

La firma ha intensificado sus inversiones en marketing —en 2016 gastó 11 millones, el 61% de la facturación— para captar tanto a restaurantes como a usuarios. “Es un modelo de negocio rentable y sostenible en el tiempo con el cual generamos valor al restaurante. Si lo hace bien, como mínimo va a poder pagar el alquiler del local con las entregas a domicilio”, sostiene Rebollo. De momento, 7.500 locales ya se han apuntado.

El mercado de las entregas a domicilio hoy tiene más competencia. Deliveroo, Glovo o Uber Eats batallan con Just Eat. El consultor en comercio electrónico Jordi Ordóñez explica que estas empresas se topan con dos obstáculos. El primero, los hábitos de los españoles, más acostumbrados al restaurante y a una dieta más equilibrada que en otros países. Y el segundo, la necesidad de estas firmas de aumentar su facturación a toda costa.

Entrada en beneficios

“Las compañías que están basadas en conseguir altos volúmenes de facturación no tienen las de ganar”, resume. Pero Rebollo ve un gran potencial en el mercado. Para 2020, prevé que la comida a domicilio a través de plataformas como Just Eat suponga alrededor 35% de los pedidos. Y la proporción estará todavía por debajo del 50% de Reino Unido o el 70% de Dinamarca. “Estamos en fase de crecimiento, casi arrancando”, añade Rebollo, quien asegura que en las cuentas de este año se verán ya números positivos. La ventaja de Just Eat respecto a la competencia es que no cuenta con una flota de repartidores. Estos son del restaurante, y la compañía aconseja que este asuma la mayor parte del coste. Sus ingresos se basan en una comisión que oscila entre el 10% y el 14%.

Acuerdos solo para repartidores con contrato

Los repartidores a domicilio han salido a denunciar en varias ocasiones las condiciones precarias en las que trabajan. En concreto, el colectivo y los sindicatos denuncian el alto grado de trabajadores que se ven obligados a ser autónomos y las bajas tarifas que perciben en cada reparto.

Just Eat no tiene una flota propia, pero sí llega a acuerdos con las empresas. Según Jesús Rebollo, “hasta que se clarifique la situación legal” de estos trabajadores, Just Eat ha optado por contratar solo a empresas de comida que tengan a sus repartidores en nómina.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer

Es jefe de sección de Economía de EL PAÍS, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera. Ha sido corresponsal en Bruselas entre 2018 y 2021 y redactor de Economía en Barcelona, donde cubrió la crisis inmobiliaria de 2008. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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