Lecciones para después de una crisis
Las intervenciones de esta semana en el Congreso dejan muchas enseñanzas y propuestas de cambio que conviene tener en cuenta
Más allá de la esperpéntica intervención de Rodrigo Rato, que daría lugar a todo un tratado, las comparecencias de esta semana en la comisión parlamentaria que investiga la crisis financiera han dejado fructíferas enseñanzas para tiempos venideros, siempre teniendo en cuenta ese paradigma de que de los errores del pasado se aprende para el futuro. Quedó patente tras las sucesivas comparecencias de los expresidentes de la CNMV Julio Segura y Elvira Rodríguez y de los ex ministros de Economía (también exvicepresidentes) Pedro Solbes y Elena Salgado, entre otros, que dieron alto calibre a una comisión que hasta la fecha había transitado con más pena que gloria.
Las intervenciones de alguno de ellos, que viven la jubilación con sentido crítico (y autocrítico), caso de Segura y Solbes, han permitido poner en valor la importancia de lo que se trata en la comisión. Por eso, las intervenciones, concienzudamente preparadas para la ocasión, dejan lecciones que no deben pasar desapercibidas. Les toca a los diputados que forman la citada comisión cuando hagan sus conclusiones, por ejemplo, destacarlas y valorarlas para propuestas posteriores. Vale la pena que no se pierdan entre el maremágnum de argumentos exculpatorios que se han vertido en la citada comisión.
De momento, ahí quedan sus mensajes. No es la primera vez que el exvicepresidente hace balance de su actuación y admite errores en la gestión de la crisis, como no reconocer la recesión (o tardar en hacerlo), elevar el gasto público y no prestar atención al déficit o no reformar la gobernanza de las cajas de ahorros, piedra de toque de la crisis financiera que se investiga. Seguramente, todo por cuestiones de interés político o electoral.
Hasta la fecha, la comisión parlamentaria había transitado con más pena que gloria
Tampoco es la primera vez que Julio Segura propone profundos cambios en la CNMV, aunque la concreción de su discurso poermite detenerse más en sus propuestas. Tras destacar que las competencias y limitaciones regulatorias se mostraron insuficientes en su actuación, desgranó una serie de recomendaciones. Entre ellas: las resoluciones de la CNMV ante denuncias o reclamaciones de los inversores deberían ser de obligado cumplimiento para las entidades de crédito y las empresas que prestan servicios de inversión; la CNMV debería armonizar los tests de conveniencia y de idoneidad, tener competencia para fijar unas normas más estrictas para evitar el conflicto de interés existente en la emisión de instrumentos financieros por parte de quien va a ser su comercializador y tener competencia para prohibir la comercialización minorista de determinadas emisiones.
También pidió dotar a la CNMV de instrumentos más potentes de inspección y modificar el sistema de sanciones (hacer las multas más disuasorias), así como, en aras a la transparencia, exigir publicar en la página web de la agenda de los máximos responsables y, con un cierto desfase temporal, de las actas de la Comisión Ejecutiva y el Consejo, omitiendo los aspectos de carácter confidencial. A su juicio, sería conveniente también que la CNMV se sometiera a un escrutinio externo periódico de sus actuaciones como la realización de peer reviews y de informes de valoración de expertos independientes.
No podía faltar la defensa del modelo twin peaks (una institución se ocupa de la solvencia y otra de las conductas), que también defendió Elvira Rodríguez, para la supervisión financiera frente al actual (el Banco de España supervisa las entidades de crédito; la CNMV, los mercados, y la Dirección General de Seguros, las compañías de seguros y los fondos de pensiones), pero que no parece gustar al Gobierno. “Tenía sentido cuando las tres actividades se realizaban por empresas distintas, pero desde hace tiempo los agentes principales de los mercados son conglomerados transnacionales que operan en los tres ámbitos”, afirmó. Frente a eso, “el modelo funcional mejora la coordinación entre supervisores, reduce la carga supervisora que soportan las empresas y permite resolver el conflicto de interés que puede darse entre los objetivos de solvencia y conducta”.
Los expresidentes de la CNMV defienden el modelo ‘twin peaks’ de supervisión
En ese sentido, ve poco recomendable la creación de una agencia independiente que integre las funciones porque aumentaría los costes de la supervisión, dificultaría la coordinación y se ocuparía de lo que la ley fija como un objetivo fundamental de la CNMV, la protección del inversor. Además, a su entender, sería deseable que los tres servicios de reclamaciones de clientes (bancarios, inversores y de seguros) se unificaran en la CNMV y que las competencias supervisoras del ICAC sobre auditoría se traspasasen la CNMV.
Las propuestas constructivas de Segura
Julio Segura plantea, entre sus muchas propuestas al Congreso con espíritu constructivo, que se haga una lista de candidatos para nombrar el presidente de la CNMV que la integrarían personas elegidas por Gobierno, grupos parlamentarios y organizaciones profesionales. Los candidatos serían evaluados por una comisión de expertos independientes para su aprobación final por el Parlamento. También plantea ampliar el mandato de cuatro a seis años sin la posibilidad de reelección para un segundo periodo. Y también “sería sensato” eliminar el carácter de consejeros natos del Dirección General del Tesoro y del subgobernador del Banco de España (y viceversa). En la foto, Segura con Ana Oramas, presidenta de la comisión de investigación.
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