¡Gracias, Santander!
El banco que dirige Ana Botín asume la gestión del problema y se compromete a cubrir las pérdidas
Las autoridades europeas han sabido encontrar una buena solución a la crisis de Banco Popular. Han adjudicado las pérdidas a los inversores de riesgo, han respetado a los depositantes y han asegurado la estabilidad del sistema financiero. De un plumazo han despachado la amenaza de contagio. Bastaba con aplicar la ley y contar con la colaboración de sector privado. La regulación financiera surgida de la crisis impone el sacrificio de accionistas y acreedores con el fin de evitar que bancos inviables sean rescatados por los contribuyentes. Dicho y hecho.
En la noche del martes 6 de junio, las autoridades europeas encargadas de gestionar las crisis bancarias en coordinación con las españolas decidieron que el Popular estaba en quiebra y que era necesario resolver la situación. La falta de liquidez por retiradas masivas de depósitos imponía la intervención. Tras declarar la quiebra, con pérdida total de las inversiones de accionistas y titulares de híbridos, decidieron entregar por un euro el control al Santander, única entidad dispuesta a pagar un precio por la adquisición. De este modo, se evitaba tener que nombrar gestores provisionales, uno de los principales quebraderos de cabeza de las autoridades que gestionan crisis bancarias. Banco Santander asumía la gestión del problema y se comprometía a cubrir las pérdidas, ya sean las conocidas o las que puedan aparecer. Una operación de alto riesgo pues no se conoce la verdadera situación del banco adquirido. ¡Gracias Santander!
La solución alcanzada lanza un mensaje político claro sobre cómo se van a gestionar a partir de ahora las crisis bancarias. A saber: sin rescate de los bancos con dinero público. Por vez primera se resuelve un banco por ser inviable en la Unión Bancaria y se sacrifica a los accionistas. En España, desde que estamos en crisis, jamás se ha declarado la inviabilidad de un banco. Ni siquiera Bankia fue declarada inviable. Había políticos que rescatar. Ha tenido que ser la UE la que imponga cordura, aunque con las vacilaciones previas del episodio italiano con rescate público de Monte dei Paschi.
Los perdedores de esta crisis son quienes se sienten expropiados. Pero son las reglas del mercado. La inversión en acciones es una decisión de riesgo. Si la empresa va bien se obtienen dividendos. Si quiebra, se puede perder todo el capital. Siempre que las decisiones sean informadas nada hay que reclamar. Pero si al tomar la decisión no se disponía de la información relevante la cosa cambia. Los bancos no quiebran de la noche a la mañana. Dilapidar la solvencia toma tiempo. Sabemos que el Popular ha sido intervenido por estar quebrado. Puede que ya se encontrara en graves dificultades al ampliar capital en junio de 2016. De quedar acreditado que su folleto no reflejaba la imagen fiel del banco entonces, los accionistas podrán reclamar. Esta tutela de la transparencia también forma parte de las reglas del mercado.
Fernando Zunzunegui es profesor de derecho bancario, Universidad Carlos III.
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