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El Eurogrupo encalla de nuevo en el rescate de Grecia

Los socios del euro negocian medidas para liberar desembolsos y reestructurar la deuda helena

Claudi Pérez

Nueva dosis de suspense en Grecia. El Eurogrupo fracasó el lunes por enésima vez en el desbloqueo del rescate. El acuerdo político entre las instituciones y Atenas está listo, tras la nueva ronda de recortes aprobada. Pero Europa sigue sin mandar dinero a Grecia —que necesita 7.000 millones en julio— y sin especificar cómo va a ser la ansiada reestructuración de deuda, imprescindible para que el FMI siga a bordo “Estamos cerca, pero no hay pacto sobre la deuda”, explicó el jefe del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, tras casi ocho horas de reunión.

Luis de Guindos, ministro de Economía, y su homólogo griego, Euclides Tsakalotos, el lunes en Bruselas.
Luis de Guindos, ministro de Economía, y su homólogo griego, Euclides Tsakalotos, el lunes en Bruselas.Geert Vanden Wijngaert (AP)

Tres rescates y 200.000 millones después, la crisis de Grecia ha cultivado todos los géneros y subgéneros literarios, la comedia, la farsa, la novela psicológica, la policíaca, la novela realista, el folletín —protagonizado por ese gran actor shakespeariano, Yanis Varoufakis—, el sainete, el esperpento. Pero casi siempre dominan el drama y el suspense: los ministros de Finanzas del euro fracasaron estrepitosamente anoche en el intento de descongelar el rescate. El Eurogrupo se verá de nuevo las caras el 15 de junio en Luxemburgo, con el fantasma de la suspensión de pagos de nuevo en liza si no llegan las ayudas. Grecia, según fuentes europeas, se negó a dar por bueno un acuerdo difuso, en especial en lo que respecta a la mil y una veces prometida reestructuración de deuda y a la participación del FMI en el programa.

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Dijsselbloem, flanqueado por el comisario Pierre Moscovici y el presidente del Mecanismo de rescate europeo (Mede), Klaus Regling, trató de quitarle hierro al asunto. “Hemos avanzado y hemos debatido muchos detalles sobre el alivio de la deuda; soy optimista respecto a un acuerdo en junio”, dijo. Pero Berlín ha impuesto varias líneas rojas que dificultan ese pacto. No quiere quitas. Pretende fijar objetivos fiscales duros. Y permitirá ampliar los plazos de devolución y reducir los tipos de interés, pero solo una vez acabe el rescate, en agosto de 2018, y hasta cierto punto. Berlín ha impuesto incluso una condición para liberar los desembolsos: el FMI debe seguir a bordo y poner un puñado de miles de millones de euros. Eso mete aún más presión al próximo Eurogrupo.

Nada es fácil con Grecia, un país que ha perdido el 25% de su riqueza desde 2010 y que tiene niveles de paro, pobreza y endeudamiento dignos de una guerra. Atenas ha cumplido su parte del trato con la enésima tanda de recortes, que incluyen un tijeretazo a las pensiones y subidas fiscales por importe del 2% del PIB, junto con otras reformas. A cambio, Tsipras —a la baja en las encuestas— esperaba algo más que un gesto por parte de los socios.

Pero a Europa le cuestan menos los palos que las zanahorias con Grecia. Berlín cree que Atenas debe presentar superávits fiscales primarios (antes del pago de intereses) del 3,5% del PIB hasta 2022, y seguir con superávits del 2% hasta 2060, algo que hasta el FMI ve imposible. Las negociaciones más espinosas son las relativas al jubileo de la deuda, porque de ellas depende la presencia del FMI: sin el Fondo, el Eurogrupo debería recalibrar el tercer rescate y acabar convirtiéndolo en un cuarto programa. Los europeos ya pactaron en mayo de 2016 tímidas medidas de reestructuración a corto plazo, pero dejaron lo más ambicioso para el futuro.

Ese futuro ha llegado: el FMI subraya que la deuda es impagable y que no pondrá un solo euro más si no hay un recorte como dios manda. Pero los socios no quieren rascarse el bolsillo. Berlín insiste en rechazar una conversión de los préstamos del FMI en créditos del mecanismo de rescate europeo (Mede) para rebajar los intereses. Ese es siempre el cuello de botella: convencer a Alemania cuando se trata de dinero, con las dosis de drama y suspense propios de la saga griega.

Alemania y Francia apoyan reformar el euro

Los ministros de Finanzas de Alemania y Francia acordaron ayer la puesta en marcha de un grupo de trabajo para fortalecer el euro. París quiere un presupuesto de la eurozona con capacidad para financiarse; Berlín quiere reformas en Francia. España ha presentado propuestas similares a las francesas, y la Comisión tiene previsto pronunciarse a finales de mayo: quiere que el Eurogrupo se someta al escrutinio parlamentario, un fondo para canalizar inversión pública hacia países en crisis, y propondrá la activación de un seguro de paro común.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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