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Fluidra aspira a ser una marca global

El grupo ha emprendido una reconversión que le ha puesto a la cabeza en equipos y productos para piscinas

Fluidra solo genera el 20% de sus ventas en España
Fluidra solo genera el 20% de sus ventas en EspañaMIQUEL TRES

Somos la empresa de piscinas que más factura en todo el mundo”, asegura orgulloso Eloi Planes, presidente de la firma catalana Fluidra. Y no miente. El grupo de productos para la construcción y mantenimiento de piscinas y ocio acuático facturó 713 millones en 2016, lo que la convierte en líder internacional del sector. De esta cifra, apenas el 20% procede del negocio en España, el resto se factura en el exterior. Con delegaciones en 45 países (el 90% del parque mundial de piscinas) y ventas en más de 80, Fluidra mantiene una gran estructura global: dispone de plantas de fabricación en España, Australia, Sudáfrica, Brasil, China, EE UU e Israel, y una red de 150 almacenes de venta.

Fluidra también ha desarrollado decenas de macroproyectos de ocio acuático en todo el mundo, entre ellos 70 piscinas de vanguardia para hoteles de lujo en medio mundo, desde China hasta Italia, pasando por EE UU, Colombia, México, Indonesia o las Maldivas; unos 13 spas y balnearios en sitios como Francia, India o Emiratos Árabes, además de dos parques acuáticos, uno en Italia y otro en India.

La empresa destaca porque es una de las pocas que compiten al mismo tiempo tanto desde un punto de vista industrial como de servicios. Sus plantas fabrican prácticamente cualquier producto necesario para una piscina, desde los sistemas de conducción y filtrado del agua hasta los compuestos para su conservación, pasando por los elementos decorativos como las luminarias. La empresa, con 4.200 empleados, tiene 1.800 en el área industrial. La principal planta del grupo está en Barcelona, donde fabrica toda la gama de productos. “Las otras plantas”, explica Planes, “producen para sus mercados regionales: las de Israel y EE UU hacen robots y la de China manufactura todo lo que tenga mucha mano de obra y viaje bien”.

La empresa facturó 713 millones en 2016, una cifra que la pone a la cabeza de su sector

El grupo también ha trabajado mucho el tema de la llamada “capilaridad”, es decir, la capacidad de llegar rápido al último rincón de los mercados, donde opera gracias a que posee 150 almacenes en el mundo (20 en España, cuatro en Francia, ocho en Australia…). “Estos centros son los que nos permiten”, apunta el presidente, “tener una relación directa con los clientes, fabricantes e instaladores, darles soporte técnico y lograr la penetración que tenemos”.

Las cosas, sin embargo, no siempre le han ido tan bien. La crisis se abatió con tal dureza sobre la compañía que en 2009 Planas llegó a pensar que “si no dominaba la situación, esta me llevaba por delante”. Fue un auténtico choque porque la empresa hasta 2007 había crecido de modo imparable. “Unos años”, recuerda Planes, “en los que se construían en España decenas de miles de piscinas al año y en los que doblamos nuestra presencia internacional y pasamos de estar en 15 países a más de 40”. Bastaron, sin embargo, tres meses, los del primer trimestre de 2009, para que la empresa perdiera el 25% de sus ventas. Entre 2007 y 2009 las ventas bajaron de 657 a 550 millones de euros, una caída del 16%.

La empresa decidió entonces hacer un duro ajuste de personal. “Éramos 4.200 personas”, apunta el presidente, “y hubo que prescindir de unas mil, hasta las 3.200, un proceso que nos costó cerca de 15 millones de euros”. Añadido a esto, la empresa buscó financiación saliendo a Bolsa, movimiento que Planes califica de imprescindible para no sucumbir. “Nos ayudó”, dice, “contar con un buen consejo de independientes, entre ellos un ejecutivo chino, Kam Son Leong, que había vivido la crisis en Asia”.

Las cosas empezaron a mejorar tras la puesta en marcha en 2015 de un nuevo plan estratégico a tres años vista en el que sobre todo se optó por centrar el negocio en el área de piscinas, spas y centros acuáticos, lo que supuso ir abandonando las áreas de diversificación por las que se había apostado antes. “Hicimos incluso algunas desinversiones de empresas que no eran de piscinas”, apunta el ejecutivo. La idea era hacerse fuerte en un mercado de piscinas en el que hay suficiente campo para crecer, sobre todo si eres el líder.

Inversión e innovación

Pese a la crisis, la empresa no dejó de invertir. “En los dos últimos años hemos construido una nave logística en Girona para absorber el crecimiento del mercado europeo”. La empresa también acabó hace poco su nueva planta de Australia, un mercado donde cuenta con el 35% de cuota y crece al 15% anual. Otro puntal ha sido la innovación. Hay que tener en cuenta que la compañía fabrica y vende centenares de productos distintos, con miles de referencias. “Contamos con varios centros de excelencia”, apunta Planes, “que trabajan en temas como bombeo, filtración, iluminación, limpieza, tratamiento de agua, energía o seguridad”. I+D más ingeniería de proyectos da trabajo en Fluidra a 120 personas.

Desde 2007 adquirió al menos siete compañías de gran entidad para afianzar su expansión

La empresa, participada entonces por el Sabadell (que vendió este año el 5% de la compañía por 27 millones), aprovechó también el apoyo financiero que le proporcionaba su accionista para seguir creciendo, básicamente vía adquisiciones. Y no se limitó a hacer dos o tres compras, sino que se lanzó a una verdadera vorágine de adquisiciones, con las que consolidó sus posiciones en una serie de mercados o accedió a nuevas tecnologías y segmentos de negocio en el área de ocio acuático. Desde 2011 el grupo ha adquirido al menos siete empresas de cierta entidad, entre ellas Aquaproducts y Aquatron en Estados Unidos e Israel (2011), Veico en Brasil (2013) o Waterlinx en Sudáfrica y Price Chemicals en Australia (2015). El año pasado compró Sibo en Holanda, especializada en piscinas biológicas, para crecer en el norte de Europa; y el anterior, Somhidros, líder español en fuentes ornamentales.

Los inversores respaldan la estrategia de la compañía. Después de bajar del umbral de los seis euros en 2008 a dos euros en 2012, la acción se revalorizó el año pasado, pasando de tres a cuatro euros. Ahora está cerca de los cinco. Fluidra cerró 2016 con un crecimiento de ventas del 10,2%, y su beneficio aumentó el 87% hasta los 26,5 millones de euros.

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