La Quiniela sucumbe a la tormenta perfecta
La recaudación del juego del 1-X-2 cae más del 50% en ocho años ante las apuestas online y la dispersión de horarios de la Liga
A Ángel, “tengo un truco para ganar, pero no lo voy a decir”, y a sus tres amigos, les tocaron 5.689.687 euros en La Quiniela el 9 de mayo de 2016. Pleno al 15. Se llevaron uno de los mayores premios de la historia de este mítico sorteo que se creó, hace 70 años, en un bar de Santander. “Si todo va bien, el año que viene me jubilo”, dice por teléfono desde Burgos. Los cuatro colegas, de entre 45 y 60 años, son la cara alegre de un juego que ha perdido casi un 58% en recaudación por jornada en los últimos ocho años (baja de 10,3 a 4,4 millones) y un 52% si se tiene en cuenta la recaudación total (de 557,4 millones a 268,5 millones).
“Nosotros hemos notado un bajón de participación increíble”, observa Ángel Rodríguez, dueño de la administración de Lotería de Burgos que les hizo millonarios. “El público joven se ha decantado por las apuestas deportivas y el cambio de los horarios de los partidos de La Liga nos ha hecho mucho daño”, opina. “Las grandes peñas quinielísticas de España han desaparecido y el impuesto de Montoro del 20% —en cantidades de más de 2.500 euros y vigente desde el 2012— también nos está golpeando”, añade José Luis Sánchez, representante de la mayor agrupación de administraciones de España. “Ha habido una tormenta perfecta y ahora la sociedad va hacia el dinero instantáneo”, asegura Eduardo Losilla, jefe de Quinielista.es, la peña que más recauda a nivel estatal.
"Las apuestas permiten a los jóvenes jugar con más emoción y dinamismo"
Desde que el juego online se reguló en España hace un lustro, sus ingresos no han dejado de aumentar. En apuestas deportivas (excluyendo La Quiniela) se movieron el pasado año 3.041,65 millones de euros, un 9,4% más que el año anterior. El perfil más representativo en las casas de apuestas (físicas y por Internet) por volumen de participación es un hombre de entre 26 y 35 años, según datos de la Dirección General de Ordenación del Juego. La misma franja de clientes que, según Loterías y Apuestas del Estado, apenas juega a La Quiniela, y cuya recuperación se ha convertido en vital para recuperar parte del terreno perdido. “Las apuestas permiten a los jóvenes jugar con más emoción y dinamismo, además de su importe, que es muy bajo”, defiende Ángel Fernández, director de marketing de Codere Apuestas.
En los tradicionales despachos de Loterías de Madrid son conscientes de esta situación, pero prefieren marcar distancia. “No competimos con las casas de apuestas, nosotros somos un juego de equipo”, dice Martín Moreno, jefe de coordinación de Loterías y Apuestas del Estado. “La diferencia entre los equipos de fútbol de arriba y de abajo ha aumentado mucho en los últimos años y esto afecta a los premios”, añade Guillermo San José, jefe del departamento de apuestas deportivas del Estado. “La Quiniela ya no aparece tanto como antes en los medios y ahora la gente joven no piensa en hacerse millonario, sino en el dinero instantáneo (casas de apuestas), por eso hay un complemento sociológico”, defiende.
Esta tesis no la comparte, sin embargo, José Antonio Yáñez, doctor en sociología de la Universidad Carlos III y experto en el mundo del juego. “No se trata de un problema generacional, sino de una falta de adaptación a los nuevos tiempos. Las apuestas, en cambio, están fijando sus marcas de manera extraordinariamente rápida”, explica. La Quiniela también se puede jugar por Internet, pero se ha publicitado menos.
El Estado está tratando de frenar esta sangría desde 2014. Ese año subió de golpe la apuesta un 50% para los aficionados, de 50 céntimos a 75, con el objetivo de aumentar la recaudación y dar mejores premios. Además, se añadieron más jornadas con encuentros de ligas extranjeras en verano y en Navidad. Pero recibió un fuerte revés con la dispersión de los horarios.
"Ha habido una tormenta perfecta y ahora la sociedad va hacia el dinero instantáneo"
La Liga, que se lleva el 10% de la recaudación de La Quiniela, vendió en noviembre de 2015 los derechos de explotación de los partidos de Primera, Segunda y Copa del Rey hasta 2019. Desde entonces, la jornada dura cuatro días. La Quiniela se puede jugar hasta el sábado a las 15.00 horas. Hasta ahora había partidos de fútbol el viernes y el lunes que se quedaban fuera del boleto. Y obligaba a llenarlo con más partidos de Segunda División. Y a decir adiós al añorado carrusel de los partidos del domingo a las 17.00, el principal aliciente que, según Loterías, añadía emoción al concentrar la jornada. Esta última, sin embargo, La Quiniela incluyó el partido del lunes y está previsto que próximamente también esté el del sábado a las 13.00. Loterías cree que con esta decisión aumentará la participación porque se incluyen más partidos de Primera que de Segunda en la papeleta.
La Liga, en cambio, critica esta decisión y subraya que no funcionará. “[La dispersión de partidos] es una excusa que tiene poco fundamento”, rechaza Carlos del Campo, director adjunto a la presidencia de la Liga. “Nosotros somos los primeros interesados en que La Quiniela mejore sus resultados, pero el problema son los juegos de Internet y el impuesto del 20%”.
Los administradores se dividen en si cambiar la jornada es buena o mala idea y confían en que se adopten más medidas. Y para Ángel, uno de los cuatro millonarios de Burgos, no hay novedad que influya en su método secreto. “Seguiré jugando hasta el día que me muera. Y si me voy un sábado, antes de irme al otro barrio echaré un boleto con mis amigos”.
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