La empresa pide mejor inversión pública
Crecen las críticas a la política económica entre los directivos sondeados por el Barómetro de Deloitte
Los empresarios españoles no se conforman con que haya un Gobierno tras el interregno de 2016, por muy satisfechos que estén de que por fin se haya constituido. Cada vez más, quieren mejor inversión en investigación, educación e infraestructuras. Y por primera vez desde el primer semestre de 2015, las valoraciones negativas del Ejecutivo superan a las positivas. Son algunas de las conclusiones del Barómetro de Empresas elaborado por Deloitte para Negocios. Este sondeo semestral ha consultado a 293 empresas presentes en España, que dan trabajo a más de un millón de personas y facturan más de un billón de euros.
Nueve de cada 10 ejecutivos consideran que el Gobierno ha de afrontar con urgencia el problema de la investigación y desarrollo, frente a un 78% de hace seis meses. Según Eurostat, el gasto bruto en I+D de España fue en 2015 de 13.700 millones de euros, un 1,22% del PIB, el más bajo de Europa Occidental y muy lejos del objetivo del 2% marcado para 2020 por la Estrategia Española de Ciencia, Tecnología e Innovación, presentada hace cuatro años por el ministro de Economía, Luis de Guindos.
El porcentaje de empresarios que consideran que la educación debe ser una prioridad se ha incrementado en seis puntos, pasando del 62% al 68% de los encuestados. La educación fue uno de los puntos de contención en los que el Partido Popular ha debido aceptar las presiones del PSOE y Ciudadanos tras la formación del nuevo Ejecutivo; a las pocas semanas de asumir el cargo, el Gobierno aceptó modificar la Ley Orgánica de Mejora de la Calidad de la Enseñanza (LOMCE), aprobada durante la anterior legislatura entre fuertes protestas de la comunidad educativa. Además de la I+D, solo le supera en las prioridades de los directivos el fomento de las exportaciones, que para el 77% de los sondeados requiere más atención de los poderes públicos.
Sin embargo, esta atención no implica que los empresarios quieran más gasto público: por el contrario, casi la mitad aboga por su reducción, frente al 26% que pide que permanezca tal y como está y otro 26% que pide su incremento. Y aunque esta última cifra sea seis puntos mayor que la de hace un semestre, en esta edición del Barómetro, como en las anteriores, la mayoría de los encuestados pide la reducción del IRPF, así como, al menos, mantener en sus actuales niveles tanto el IAE como el IVA.
Esta insistencia de los empresarios en las bondades de la reducción de impuestos contrasta con el anuncio, el pasado 2 de diciembre, de un paquete de alzas fiscales con el objetivo de recaudar hasta 7.000 millones de euros adicionales. Además de centrar el peso de las subidas en las empresas, el Ejecutivo también prometió un incremento de los impuestos medioambientales aún este año.
En el Barómetro de los últimos seis meses de 2012, en el punto álgido de la crisis de deuda europea, el 56% de los empresarios encuestados consideraron que, en los asuntos que podrían afectar a su empresa, la actuación del Gobierno era mala o muy mala. Esa cifra ha ido bajando, semestre tras semestre, hasta el 25% del pasado julio. Esta edición, no obstante, la tendencia se ha roto de forma espectacular con un alza de 11 puntos hasta cerrar en un 36%. Por primera vez desde 2015, el porcentaje de directivos que creen que el desempeño del Ejecutivo con respecto a sus compañías es malo o muy malo (un 9% del total tiene esta última opinión) supera a los que creen que es bueno o muy bueno (que suma un 30%).
Y eso que los propios ejecutivos están sorprendidos de lo bien que ha evolucionado la economía española, aun con los riesgos que ha corrido desde el pasado verano. Dos de cada tres de ellos afirman que la situación ha mejorado en la segunda mitad del año, mientras que solo un 4% piensa que ha empeorado. Son cifras muy distintas a las expectativas de hace seis meses, cuando un 43% de los sondeados pensaba que la situación se iba a poner mejor y un 12% creía que iba a empeorar.
Según las previsiones del Ejecutivo, el PIB español en 2016 creció un 3,3%, la quinta mayor cifra de la eurozona y la primera entre las grandes economías. Por otro lado, y aún sostenido en una enorme precariedad, el paro cerró el año en una cifra todavía muy elevada (4,2 millones de personas).
Los buenos datos han permitido igualmente a los empresarios ser más optimistas acerca de la tan mentada recuperación, es decir, cuándo la economía del país recuperará la velocidad de crucero que tenía antes de la Gran Recesión. Un 54% de los encuestados considera que esta llegará este año, frente al 51% de hace seis meses. El Gobierno espera que en 2017 el PIB español vuelva a recobrar el nivel que tenía en 2008.
Cuando se les pregunta sobre sus propios sectores de negocio, los empresarios son —como de costumbre— más cautos, pero su optimismo también remonta ligeramente. Un 45% de los sondeados considera que la situación de su rama empresarial ha mejorado, frente al 42% que lo preveía hace seis meses. Por otro lado, mientras un 15% de los empresarios creía en julio que la situación de su industria iba a empeorar hasta final de año, solo un 11% considera que así ha sido, y solo un 8% espera que vaya a deteriorarse hasta verano.
Un factor favorable a ese cambio de actitud ha sido la formación de Gobierno, jalonada por la reelección de Mariano Rajoy como presidente el 30 de octubre con el apoyo del PP y Ciudadanos y la abstención de 68 diputados del PSOE. Más de la mitad de los encuestados (un 53%) consideran que el fin del impasse político será beneficioso para sus negocios.
Pero el nuevo Ejecutivo está lejos de ser el único motivo del optimismo de los empresarios y el único responsable de sus éxitos. Para 9 de cada 10 encuestados, la mejora de la productividad ha influenciado positivamente en el rendimiento de su empresa. Le siguen el incremento de la demanda, tanto dentro como fuera de España (78%), y los costes financieros (72%).
Por otro lado, el 77% de los empresarios considera que la fiscalidad ha perjudicado la evolución de sus negocios (frente al 54% de hace seis meses) y dos de cada tres acusan el aumento de los costes energéticos (19 puntos más que en julio). En este último caso, se ha notado el ascenso de los precios del petróleo tras el acuerdo al que —tras muchas negociaciones fallidas— llegaron los países productores el pasado mes de noviembre. En los últimos seis meses, el precio del barril de brent ha pasado de 50 a 55 dólares, aunque aún queda lejos de los 125 a los que llegó en marzo de 2012.
Fiscalidad y energía
La fiscalidad y los costes de la energía están igualmente entre las principales preocupaciones de los directivos sondeados para los próximos seis meses. Ocho de cada 10 de los encuestados creen que les perjudicará. Seis de cada 10 consideran que el barril de petróleo se mantendrá en los niveles actuales en los próximos seis meses —llegando, como mucho, a los 60 dólares—, mientras que un 26% cree que subirá hasta un escalón de entre 60 y 70 dólares. Solo un 9% de los sondeados cree que el precio del crudo va a descender.
La elección de Donald Trump para la presidencia de Estados Unidos también perturba a los empresarios: aun sin haber conocido las primeras medidas del nuevo jefe del Estado, seis de cada 10 afirmaban que sus políticas agresivamente proteccionistas perjudicarían a las empresas extranjeras, mientras que solo un 8% consideraba que las beneficiarían.
En 2017 están marcadas dos importantes citas electorales en los mayores socios comerciales de España: las elecciones presidenciales francesas en abril y mayo y las legislativas alemanas en septiembre. El auge de Marine Le Pen y su ultraderechista Frente Nacional preocupa a los empresarios: un 44% de ellos considera que el resultado electoral sumirá a Francia en la inestabilidad política, la misma suma que considera lo contrario. Por otro lado, tres de cada cuatro encuestados consideran que en Alemania se mantendrá la estabilidad y que la gran coalición encabezada por Angela Merkel seguirá en el poder.
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