La primera revuelta de conductores de Uber en Francia obliga al Gobierno a intervenir
Los chóferes protestan por la última subida unilateral de comisiones de la plataforma
“Detrás de cada prestación low cost hay un trabajador low cost”. La frase la dijo una periodista que ha seguido el exitoso desarrollo de la plataforma de coches con conductor Uber en Francia, pero los chóferes que prestan servicio a esta aplicación la han hecho suya. Desde el jueves, estos conductores autónomos bloquean con sus coches accesos a aeropuertos y entradas a París para exigir condiciones mínimas salariales y sociales. El Gobierno intenta intermediar y hoy se ha reunido con representantes de los trabajadores, que han dado una tregua a las movilizaciones.
Hasta ahora, la irrupción de Uber y de sus coches con conductor había originado airadas manifestaciones por parte de los taxistas, que el año pasado también bloquearon los aeropuertos parisinos porque su facturación ha bajado en dos años entre un 10% y un 30% a causa de la exitosa plataforma. Hoy son los más de 15.000 conductores apuntados a esta aplicación los que protestan, para explicar las lamentables condiciones en que realizan un servicio tan bien valorado por los usuarios.
El desencadenante ha sido la decisión unilateral de la empresa, con sede en San Francisco, de subir el pasado día 8 hasta el 25% (eran del 20%) las comisiones que se queda por cada recorrido de los conductores. Estos son autónomos, trabajan hasta 12 o 14 horas diarias y, tras pagar sus tasas e impuestos, solo ganan una media de unos 1.200 euros mensuales y no tienen cobertura social ni derecho a descanso pagado.
Lo cuenta Sayah Baaroun, líder del principal sindicato de esos trabajadores, en su mayoría jóvenes procedentes de barrios desfavorecidos que han comprado a plazos o alquilan automóviles para apuntarse como disponibles para la plataforma en tiempo completo o por horas.
“Lo explico muy fácil: 70 horas de trabajo a la semana (el límite legal en Francia es 35 horas) por 1.000 euros limpios al mes (el salario mínimo es de 1.466 euros)”, afirma Baaroun a las puertas del ministerio de Transportes, donde este lunes les ha citado el secretario de Estado Alain Vidalies a él y a los representantes de Uber Francia, para tratar de median en el conflicto.
A pocos metros del dirigente sindical, los gritos de “¡Uber fuera!” y las actitudes amenazantes de algunos manifestantes apenas dejan pronunciar unas breves palabras –“estamos contentos de estar aquí”- al jefe de prensa de la plataforma, Grégoire Kopp, rodeado de policías para protegerle.
La empresa dice que los chóferes ganan más
La multinacional argumenta que solo son “unos 200 o 300” los que protestan y que ha interpuesto tres denuncias por agresiones y amenazas a chóferes que trabajaban durante las protestas y a directivos de la firma. Dice la plataforma que los conductores ganan un 13% más que antes (en ese porcentaje ha subido el coste de cada carrera) y que en Francia genera mil millones de negocio al año que aún puede triplicar si se desarrolla sin problemas.
“Lo explico muy fácil: 70 horas de trabajo a la semana por mil euros limpios al mes ”
A las reivindicaciones de los manifestantes se suma otra queja que consideran “humillante”. Se trata del derecho que se adjudica la plataforma desconectar a todo chófer que renuncie a un servicio o que no lo considere apto en un momento determinado, porque no mantiene con ellos ningún vínculo contractual.
En octubre pasado, la justicia británica dictaminó en octubre pasado que los conductores de Uber no son autónomos sino empleados suyos y, por tanto, tienen el derecho a recibir el salario mínimo y días festivos y descansos vacacionales retribuidos. El veredicto está recurrido. La empresa también ha tenido que pactar la entrega de cien millones de dólares a sus conductores de California y Massachussets para que estos sigan cotizando como autónomos.
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