Iberdrola reconoce a las víctimas del embalse de Monfragüe
Este sábado se cumplen 51 años de la mayor tragedia laboral en España, que costó la vida a 60 trabajadores
Este sábado se cumplen 51 años de la mayor tragedia laboral de la historia de España. El 22 de octubre de 1965 reventó la presa de los Saltos de Torrejón El Rubio —en pleno Parque Nacional de Monfragüe, en Cáceres— provocando la muerte de unos 60 trabajadores. La presa era propiedad de Hidroeléctrica Española, hoy integrada en Iberdrola. Esta compañía rindió homenaje recientemente a las víctimas erigiendo un monolito en su memoria. Los familiares y amigos las recuerdan este sábado en el paraje extremeño donde se ubica la placa conmemorativa.
Iberdrola, heredera de la compañía que construyó los embalses en los que se produjo el desastre, ha erigido un monolito con una placa en la que figuran los nombres de los fallecidos en el paraje en el que estuvo ubicada en su día la iglesia. El homenaje llega a petición de los niños que pasaron su infancia en los poblados que se levantaron en los años sesenta para los trabajadores de las presas levantadas sobre los cauces del Tajo y el Tiétar. En ellas llegaron a vivir hasta 4.000 personas. Los entonces niños y hoy adultos participan desde hace unos años en un foro en Internet desde el que han reivindicado la memoria de unas víctimas acalladas durante el franquismo.
En el acto de inauguración de la placa la pasada primavera, participaron unas 250 personas, entre ellas, el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, varios altos directivos de la compañía y familiares y amigos de los fallecidos, hoy repartidos por toda España. Por petición de ellos mismos, la ceremonia tuvo un carácter íntimo y a ella no fueron invitados ni políticos ni medios de comunicación, de ahí que pasara desapercibida. “Con esta lápida, nos hemos quitado una losa de encima”, expresó gráficamente el hijo de una víctima, quien recordó que llevaban años reivindicando el recuerdo de los fallecidos en el terrible accidente, que hoy cumple 51 años.
Un desastre acallado
El desastre de Monfragüe sucedió cuando, con la obra prácticamente terminada y con la presa del Tajo llena, reventó la ataguía (especie de compuerta) del túnel de bombeo que unía dicha presa con la otra más pequeña construida algo más abajo en su afluente, el Tiétar. Las aguas se llevaron por delante a los obreros que trabajaban en las galerías interiores y a otros muchos que limpiaban el cauce seco del río. El reconocimiento y hallazgo de los cadáveres duró semanas y en estas labores participaron los propios supervivientes. El caso fue sobreseído a los cinco años por la Audiencia Provincial de Cáceres y las viudas recibieron una indemnización de 20.000 pesetas. La compañía, como reconocen los descendientes, se ocupó de dar educación y empleo a los huérfanos, pero el silencio se hizo sobre la tragedia.
En el discreto encuentro que tuvo lugar en marzo, Sánchez Galán calificó la obra como “una de las grandes gestas de nuestro país, que han quedado marcadas para siempre” y recordó a “los que sufrieron aquel desgraciado accidente” y a “los héroes que no dudaron en arriesgar su vida para ayudar a otros”.
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