El sordo enfado de los empresarios
La crisis del PSOE ahonda la preocupación del universo empresarial, enfurecido ya por la falta de diálogo entre los grupos políticos
Es habitual que los empresarios se escuden en el anonimato cuando tienen que opinar de política. Incluso se han llegado a suspender reuniones para no tener que expresar su sentir, como ha ocurrido con el Consejo Empresarial para la Competitividad a lo largo de todo este año. Solo en ocasiones contadas y obligadas, como en las juntas de accionistas o presentación de resultados, los grandes empresarios dan la cara para valorar la situación. Lo normal es que dejen ese plato para que se lo coman los líderes empresariales que les representan.
Pero, si ya era un caso de máxima preocupación para los empresarios el retraso que está sufriendo la formación de un gobierno y la posible celebración de unas terceras elecciones, con todas las consecuencias que eso tiene para la economía, el estallido que se ha producido en el PSOE ha venido a enredar más la madeja. El mismo miércoles y casi a la misma hora en que las declaraciones de Felipe González desataron la tormenta en el partido socialista y, por tanto, antes de que se produjeran las dimisiones en bloque, el vicepresidente de CEOE y presidente de Cepyme, Antonio Garamendi, reclamaba “un PSOE fuerte” durante una intervención en un foro. Al mismo tiempo, subrayaba que la parálisis política afecta al consumo, al crédito y las inversiones, datos que también ha constatado el Banco de España.
Un socialismo fuerte
Los empresarios, poco sospechosos de comulgar con ideas de izquierdas, quieren que haya una referencia a esa banda que, como el PSOE, represente una línea de progreso y moderación en política. A su juicio, ello facilita el diálogo entre las fuerzas políticas; pero también frenaría el ascenso de grupos como Podemos, que es lo que realmente temen. Para ellos, la llegada de gobiernos radicales supondrían la caída de las inversiones y de la cotización del Ibex-35.
El presidente del Círculo de Empresarios, Javier Vega de Seoane, que no suele tener pelos en la lengua, se manifestó al respecto: “Se está viendo una deriva preocupante del Partido Socialista, que es un partido muy importante y un gran estabilizador, que tiene una dirección con gente poco experta, que no escucha a los que tienen más experiencia”.
Y es que, entre la ausencia de un Gobierno central, las declaraciones de Puigdemont sobre las aspiraciones independentistas catalanas (también el miércoles) y el reventón socialista, los empresarios empiezan a enfurecerse. Aunque raro, no sería de extrañar que aparecieran manifiestos similares a los de intelectuales y actores por parte de los empresarios llamando a la sensatez y al diálogo. Se empiezan a escuchar calificativos de todo tipo (nunca buenos) entre el universo empresarial contra los políticos. Dicen sentirse perplejos ante la situación y los descalifican por su bajo nivel y falta de miras. Piden diálogo entre los partidos para acabar con ese bloqueo, algo que solo se ha visto para endurecer el Impuesto de Sociedades, con lo que se prevé recaudar 6.000 millones de euros más.
Las patronales reclaman un “PSOE Fuerte” y que se produzca el diálogo
Las organizaciones empresariales han advertido que se ha dejado de invertir por falta de confianza, que el crédito ha caído en torno al 45% por no solicitarse y que se ha frenado la inversión extranjera. Como consecuencia de esa atonía, se han reducido las previsiones de crecimiento para 2017 y no se cumplirá el objetivo de 500.000 empleos, quedándose por debajo de 300.000.
Los datos mandan y, según Garamendi, el empresariado no está en la política partidaria, aunque ha destacado la contribución al bienestar de España que ha supuesto el modelo bipartidista, “que tan bien ha funcionado frente al radicalismo”. “Yo no voy a invertir nada mientras no sepa cuál es el campo de juego, si el campo está mojado, está seco o está con nieve y en función de eso decidiré qué botas usar y el equipo que llevo”, remachó el empresario vasco.
“Si queremos consolidar el crecimiento, las empresas deben contar con un marco estable de financiación, fiscalidad y empleabilidad para poder gestionar sus planes; pero para ello es necesario un Gobierno estable con capacidad para legislar”, precisó un empresario familiar.
Una oportunidad para medir la temperatura del empresariado se producirá entre el 16 y 18 de octubre en el XIX Congreso de la Empresa Familiar que este año se celebra en A Coruña con la presencia de Felipe VI y del presidente del Gobierno en funciones, Mariano Rajoy, que son habituales a estos eventos (el último fue en 2014 en Alicante), así como el presidente de Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo. Todo parece indicar que para esas fechas Rajoy, que juega en casa, seguirá a la espera, pero al menos allí podrá conocer lo que piensan los empresarios familiares y estos intentar sacarle los colores.
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