Medición y claves para la inclusión financiera
Los gobiernos ya pueden contrastar sus estrategias con los resultados alcanzados
El papel de las finanzas en la reducción de la pobreza y la mejora del bienestar de los individuos tiene un consenso amplio en los hacedores de política, sustentado en los resultados contundentes de múltiples investigaciones. Es así que la inclusión financiera, entendida como las acciones que buscan incrementar el uso y el acceso al sistema financiera formal, ha tomado un rol estelar en la agenda de políticas para el desarrollo.
Se entiende que una mayor inclusión financiera debe permitir un mayor acceso y uso a los servicios bancarios, reduciendo al mismo tiempo las barreras que los agentes económicos enfrentan cuando quieren interactuar con la banca. Estas barreras pueden ser múltiples; pero, a través del tiempo, se han podido identificar principalmente cuatro: los trámites requeridos, la distancia de las personas a los puntos de acceso bancarios, la confianza en la banca y la percepción sobre los costes de sus servicios.
Teniendo en cuenta la información desagregada de las variables de uso, acceso y barreras, para cerca de 140 países del mundo, BBVA Research ha desarrollado uno de los índices globales más completos para medir los avances de Inclusión Financiera. El Índice Multidimensional de Inclusión Financiera (MIFI, por sus siglas en inglés), es un indicador estadístico sintético que recoge los efectos de la intensidad con la cual las personas usan el sistema financiero; los múltiples puntos de acceso de la banca y el grado de limitación a la inclusión que imponen las barreras descritas.
A diferencia de otros indicadores de medición que se han venido utilizando hasta ahora, el MIFI permite monitorizar los avances bajo un índice que resume los esfuerzos de los países, aunque observando al mismo tiempo cómo han influido al objetivo de inclusión financiera cada uno de sus componentes. Así, el MIFI brinda información estratégica al gestor de la política de inclusión financiera en un país, para ubicarse comparativamente en la clasificación respecto a otros territorios y para identificar cuál es el factor que requiere mayores esfuerzos para continuar avanzando.
En la más reciente edición del MIFI, los primeros lugares en inclusión financiera están mayoritariamente ocupados por países desarrollados donde Israel, Corea y Canadá logran los tres primeros puestos. Sin embargo, en esta ocasión merece la pena destacar a Brasil en un meritorio cuarto lugar, gracias a sus esfuerzos para ampliar el acceso a la banca a través de programas asociados a ayudas sociales y a un trabajo de décadas orientado a incorporar el uso extensivo de la banca, donde innovaciones como la de los agentes corresponsales y el uso de las tecnologías digitales han sido elementos claves. España, por su parte, alcanza el puesto 15, mientras que la mayoría de países latinoamericanos ubicados hacia mitad de tabla continúan registrando avances graduales.
De esta manera, el MIFI se convierte en una herramienta de suma utilidad para que los gobiernos contrasten estrategias de inclusión financiera con los resultados alcanzados. Así, un hecho que resalta de la revisión de los diferentes casos de éxito, además del papel relevante que cumple el nivel de desarrollo de un país, es que las estrategias con mejor impacto son aquellas donde existe: una regulación financiera promotora de innovación, competencia y estabilidad, una fuerte adopción digital en la banca, la preocupación genuina por la educación financiera y gobiernos con un firme compromiso por acercar la banca a la gente.
David Tuesta es economista jefe de la Unidad de Inclusión Financiera de BBVA Research.
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