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La mano que mueve las redes

El centro de I+D de Ericsson en Madrid experimenta usos de la tecnología 5G

María Fernández

Que el móvil es un aparato casi indispensable para la mayoría de la población es una obviedad. Lo curioso es hasta qué punto ha generado dependencia. Un estudio de Ericsson publicado este año revela que cuando las redes van lentas, los usuarios sufren consecuencias físicas. Esperar seis segundos a que cargue un vídeo de YouTube en el móvil causa un aumento del 34% de los niveles de estrés, equivalente a la ansiedad que produce un examen de matemáticas o ver una película de terror. Que ese estrés de millones de personas esté bajo control depende de centros de I+D como el que la compañía sueca nacida de la mano de Lars Magnus Ericsson tiene en Madrid.

Servidores en el centro de I+D que Ericsson tiene en Madrid.
Servidores en el centro de I+D que Ericsson tiene en Madrid. Jaime Villanueva

“Todo comenzó hace en 1986, hace 30 años, con una colaboración con Telefónica”, relata Ingemar Naeve, presidente de la compañía en España. “Fundamos este centro y hoy somos la décima empresa que más invierte en I+D en España, 75 millones, que representa el 10% de nuestra facturación. Es una situación anormal aquí. Exportamos conocimiento desde el país por valor de 100 millones de euros”. 600 empleados de 40 nacionalidades, la mayoría ingenieros de telecomunicación, pero también físicos e informáticos, hacen posible que desde la capital española, apoyada por otro centro en Málaga, se gestionen bases de datos con información de 2.300 millones de abonados en el mundo.

“El 40% de nuestros empleados se dedican a tareas que no están directamente vinculadas a la actividad, que podrían estar en cualquier parte del mundo. Pero para nosotros es importante la competencia interna", explica Naeve. "Por eso pedimos a los Gobiernos que tengan en cuenta la importancia de estimular la investigación, porque aquí creamos empleos estables de mucha calidad y tenemos salarios por encima de cualquier actividad industrial”. El presidente de Ericsson España se lamenta, como tantos otros empresarios y científicos, del poco respeto por la innovación que hay en el país pese a que el retorno a través de impuestos la hace rentable para cualquier Estado. La firma forma parte de la Fundación I+E, integrada por un conglomerado de multinacionales que quieren poner en valor su esfuerzo tecnológico.

“Es un círculo virtuoso: más conocimiento implica más negocio, y a su vez eso supone más beneficio para la sociedad. Uno de los productos fascinantes que empezamos a desarrollar aquí cuando nadie sabía qué iba a ser de la telefonía móvil fue la base de datos capaz de conectar las llamadas. En el mundo hay cuatro millones de estaciones de radio en 180 países. Puedes moverte y recibir una llamada porque algún sistema conecta dos de esas cuatro millones de estaciones. Es como tener las viejas páginas amarillas en tiempo real. Eso es lo que hacemos aquí”, explica Naeve. Cada segundo actualizan la localización de 5.000 millones de personas para que sea posible conectarlas. Luisa Muñoz, la directora del centro, retrata que además se dedican a actividades punteras como el 5G, que llegará en 2019 o 2020. “Ahora trabajamos con las compañías para saber qué casos de uso son interesantes para esa tecnología”. Lo hacen desarrollando conocimiento (han registrado 1.400 patentes desde su fundación), una tarea en la que llevan tres décadas: inventaron la tecnología HLR para localizar abonados a finales de los años 80 y tomaron decisiones que hoy nos asombran, como cuánta gente podría empezar a intercambiar SMS (mensajes de móvil) en las primeras pruebas del sistema en España.

El poder del grupo

Ahora, algunos de sus ingenieros forman parte de foros internacionales donde se definen los estándares para que funcionen las redes. El peso de la multinacional les acompaña: el año pasado Ericsson facturó 26.584 millones de euros y obtuvo un beneficio neto de 1.472 millones. “Cuando hacemos una llamada o nos conectamos al Whatsapp en España lo hacemos en base a equipos que se han desarrollado en este centro” explica Muñoz.

Sus productos han ido evolucionando con los tiempos: tras el HLR, que servía para redes 2G y 3G, llegó el HSS para 4G. Fue en el momento en que las llamadas quedaron en un segundo plano y cedieron el protagonismo a los datos. Otra línea de trabajo de la unidad española está en las redes inteligentes, que se autogestionan y están automatizadas. Su éxito parte de una combinación interesante: son la filial de I+D con más mujeres (un 27%) del grupo, y tienen un equipo joven, con una edad media de 40 años pero con 12 años de experiencia en actividades investigadoras.

Además de bases de datos cuentan con otro grupo de productos que gestionan las políticas y derechos de los usuarios cuando se conectan a la red. “Por ejemplo, quién tiene que tener más o menos velocidad según un contrato, o la tecnología para el control parental”. La última responsabilidad que han adquirido tiene que ver con la nube. Y no dejan de mirar al futuro, para lo que cuentan con el apoyo de las universidades. “Las redes no van a estar tan enfocadas a que las personas las utilicen. Serán los objetos, como un coche, o la máquina de una fábrica, los que tengamos que conectar”, cree Muñoz.

La estrategia

China Mobile, Deutsche Telekom, Telecom Italia, Swisscom, Telefónica o Vodafone son sus socios en este camino al futuro. “Nuestra estrategia para se basa en cuatro pilares: la competencia de los empleados, el seguir colaborando con el ecosistema tecnológico y enriquecerlo con nuevas empresas; traer nuevas responsabilidades al centro y trabajar el liderazgo”. Cada año imparten 40.000 horas de formación (una media de 35 por persona) y tienen un programa de mentoring (tutoría) para que 62 personas desarrollen competencias en liderazgo. Al mismo tiempo, en su consejo de dirección dan voz menores de 32 años que opinan sobre la toma de decisiones. “Aquí tienes que ser muy flexible mentalmente”, cuenta uno de los investigadores. “También trabajamos en voluntariado. Estamos orgullosos de que España sea el segundo país del mundo que más aporta al programa de Ericsson que desplaza profesionales a lugares donde ha ocurrido una catástrofe”, añade Muñoz.

La investigación es una carrera de fondo, sobre todo cuando genera productos que no se venden al gran público. “En las fases tempranas, como está ocurriendo ahora con el 5G, somos intraemprendedores. Es decir, promovemos y defendemos lo que hacemos dentro de la casa compitiendo con otros centros”. Sólo así, dicen, van a lograr el próximo reto: conectar cosas que funcionen.

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Sobre la firma

María Fernández
Redactora del diario EL PAÍS desde 2008. Ha trabajado en la delegación de Galicia, en Nacional y actualmente en la sección de Economía, dentro del suplemento NEGOCIOS. Ha sido durante cinco años profesora de narrativas digitales del Máster que imparte el periódico en colaboración con la UAM y tiene formación de posgrado en economía.

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