Nueve actividades que hacer con Uber (y ninguna equivale al taxi)
La compañía de transporte ofrece servicios como alquiler de yates, helicópteros o entrega de comida a domicilio
Muchos países se resisten a Uber, especialmente en Europa y en su modalidad de transporte a cargo de particulares, pero la compañía se las ha ingeniado para ofrecer servicios alternativos y recordar así su presencia. Estas son algunas de las muchas ideas alejadas del habitual viaje en taxi que ha propuesto Uber, algunas como servicios estables y otras a modo de meros despliegues de marketing:
Volar por la Costa Azul en helicóptero. Por 160 euros, la compañía ofrecía alquilar un helicóptero para trasladarse desde Niza a Cannes durante la celebración del 68 Festival Internacional de Cine de la ciudad francesa. El mismo servicio es continuo en Sao Paulo, una ciudad ahogada por los embotellamientos y que cuenta con varios helipuertos. El coste del desplazamiento allí ronda los 63 dólares (53 euros). El acuerdo, suscrito hace unos meses, de Uber con el gigante aéreo Airbus apunta a futuras expansiones del negocio en Estados Unidos.
Viajar como un ‘cazafantasmas’. El coche con el que cruzaban Nueva York a toda pastilla los cuatro cazafantasmas era un Cadillac de 1959 usado como ambulancia, una tartana perfecta para transportar ectotrampas y todo tipo de cachivaches. Para el lanzamiento de la segunda parte de la película de 1984, este verano la compañía customizó un vehículo similar e invitó a los madrileños a emular a Bill Murray o Dan Aykroyd a bordo de un nuevo ECTO-1.
Dar el salto de Europa a Asia en barco. Estambul es la gran capital que une ambos continentes. Uber ofrece lanchas para sortear el mar y trasladarse de un lado a otro en trayectos que cuestan desde 16 euros (el más corto) a unos 40 (el más largo). La compañía ya había aprovechado la celebración de la feria de arte ArtBasel en Miami para ofrecer un servicio de transporte en lancha.
Disfrutar de un yate en Sudáfrica. Ciudad del Cabo o Dubái son dos de los destinos exclusivos donde la compañía ha desplegado un servicio, puntual, de alquiler de yates. La contratación incluye fiestas a bordo.
Tomarse un helado. Aunque no es un servicio continuo, en ciudades como Boston, Chicago, Nueva York, San Francisco, Seattle, Washington, Ciudad de México o Toronto, la compañía ha mantenido un servicio de helados a domicilio a sus usuarios. De manera estable, la compañía reparte comida a domicilio en ciudades de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Australia o Singapur. En Barcelona, decidió suspender el servicio, denominado UberEats, después de unos meses en activo.
Casarse. Acudir en taxi a la propia boda no es, precisamente, el colmo del glamour, pero sí una buena manera de reivindicar el matrimonio entre personas del mismo sexo. Es el motivo que esgrimió la compañía para lanzar, de manera puntual en junio de 2014, un servicio de recogida de contrayentes en Estados Unidos, UberWedding.
Cuidar un gato abandonado durante 15 minutos. En varias ciudades de Estados Unidos y Australia, se ofreció a los usuarios la posibilidad de acariciar un gato de una protectora en casa o en el trabajo a cambio de una aportación de unos 27 euros, destinada en parte al mantenimiento de las asociaciones. La compañía mantiene un servicio estable, UberKittens, para transportar mascotas.
Ver varios conciertos en una noche. Seis ciudades de Reino Unido y ocho conciertos: Uber ofreció a algunos afortunados usuarios un servicio para trasladarse hasta unas salas de conciertos prácticamente secretas para asistir a conciertos.
Vender una idea de negocio. El pitch es ese discurso breve en el que un emprendedor o un creativo vende una propuesta a quien debe financiársela. Uber ha organizado este año UberPitch: un traslado rápido en coche para presentar ideas y conseguir, si se resultaba elegido, la atención durante unos minutos del CEO de la compañía, Travis Kalanick.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.