CC OO rebusca en sus orígenes
Comisiones Obreras se reúne en la iglesia de Sant Medir, en Barcelona, el sitio donde hace 40 años la formación dio el paso para ser un sindicato
El barrio de Sants, en Barcelona, sigue encarnando el espíritu de lucha obrera y vecinal. No en vano allí se ubica Can Vies, la casa okupa que ha puesto en jaque a los dos últimos alcaldes de la ciudad. O el recinto fabril de Can Battló, que después de años de reivindicaciones es ahora un gran espacio gestionado por los vecinos. Y allí también está la parroquia de Sant Medir, donde el 11 de julio de 1976, hace 40 años, CC OO dio el paso en convertirse en sindicato en una asamblea clandestina tras años de lucha clandestina y de comisiones en las empresas. Los máximos responsables volvieron ayer para conmemorar la fecha y celebrar el consejo confederal que da el pistoletazo de salida al proceso de renovación en los cuadros de la organización.
La iglesia, de construcción humilde y ladrillo a la vista, la corona una bandera independentista. Dentro, según recuerda Josep María Rodríguez Rovira, hacía el mismo calor que en el verano de 1976. Por entonces él tenía 30 años y era un ingeniero de ACSA, una filial de Agbar. Todo un líder obrero. “Al calor hay que sumarle que la gente fumaba, era un ambiente duro”, recordó ayer Rodríguez. Otros dos históricos líderes de CC OO, Antonio Gutiérrez y Marcelino Camacho, se quedaron en su casa durante la asamblea.
“Pedimos permiso para celebrar el acto pero no nos lo dieron. Al final nos apoyaron los capellanes para poder celebrarla”, explicó. Ayer, precisamente, hubo muchos agradecimientos para los sacerdotes Josep Maria Vidal y Josep Bigordà. Ambos facilitaron el sitio. “Claro que en ese momento no había tanta gente como hoy”, bromeó Bigordà, de 87 años. Vidal ya falleció y ambos también estuvieron detrás de los encierros en varias iglesias catalanas de inmigrantes sin papeles, a principios de la década pasada.
EL PAÍS informó ese mismo día de ese encuentro, que debía producirse en Barcelona “o una localidad de su entorno industrial” ante “el posible establecimiento de la libertad sindical”. Una de las míticas fotos de la llamada Asamblea de Barcelona, en la que se ve una caótica mesa con un mantel donde se lee “General de España de Comisiones Obreras”, coronaba ayer el auditorio donde se celebró el homenaje. Una imagen que contrastaba con el montón cabezas con canas que abarrotaban el salón y se trataban de quitar el calor con abanicos souvenir de CC OO.
“Allí estábamos los jóvenes”, recordó ayer Rodríguez. El sindicato es consciente del cambio de los tiempos y sabe que su asignatura pendiente es que las nuevas generaciones entiendan su existencia. El secretario general de Comisiones Obreras, Ignacio Fernández Toxo, puso ayer el énfasis en esa necesidad. “Queremos interpretar de manera adecuada los cambios de la sociedad española y queremos vincular más y mejor el sindicato con los sectores nuevos y emergentes”, aseguró. El congreso en el que Toxo puede optar a su tercer mandato será en julio de 2017. No obstante, no reveló su futuro y pidió “huir de debates nominalistas”. “Ya sé la edad que tengo”, apostilló.
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