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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

El endeudamiento externo

Raymond Torres
Viviendas nuevas en Madrid.
Viviendas nuevas en Madrid.EFE

El endeudamiento externo sigue creciendo y representa una importante fuente de vulnerabilidad para la economía española. En el primer trimestre, España debía a otros países más de 1,08 billones de euros, cerca de 40.000 euros por habitante, y 7.000 millones más que a finales del 2015. Además, la deuda externa es una de las más elevadas de la zona euro, después de Grecia y Portugal.

Bien es cierto que el país se está endeudando para invertir. Después de un largo período de depresión como consecuencia de la crisis, la inversión se ha recuperado con fuerza, lo que deja augurar mayor capacidad para generar riqueza y hacer frente a futuros vencimientos de la deuda externa. La inversión representa casi el 21% del PIB, dos puntos más que a finales del 2013. También ha crecido la inversión directa internacional, dato especialmente positivo en el contexto de debilitamiento que vive la economía mundial. Se trata de operaciones de creación de empresas y sobre todo de ampliación de filiales que ya operan en el país. Por ejemplo, esta semana se ha dado a conocer un proyecto de inversión extranjera, por un importe superior a 1.000 millones, que se dedicará a la producción de automóviles principalmente destinados a la exportación. Por lo general, la inversión directa internacional facilita el acceso a tecnologías punteras, conlleva mejoras de la productividad y estimula la creación de puestos de trabajo bien remunerados.

Emigración

El saldo migratorio que vive la sociedad española sigue siendo negativo. A lo largo del pasado año, salieron de España 352,003 personas mientras que llegaron 343,614. La emigración de españoles, sobre todo de jóvenes, aumenta con especial intensidad. El Reino Unido es el primer receptor de emigrantes españoles, seguido de Francia, Alemania y EE UU. La inmigración también aumenta, pero menos que en otros países europeos, sin duda un reflejo de las altas tasas de paro. Pese a todo, el número de extranjeros que residen en España disminuye debido al proceso de adquisición de nacionalidad.  Cerca de 4,5 millones de extranjeros residen en nuestro país, menos del 10% de la población residente. Los principales países de origen de estos inmigrantes son Rumanía, Marruecos y Reino Unido.

Por otra parte, la deuda externa no plantea problemas de financiación a corto plazo. Los tipos de interés son reducidos, aliviando las cargas financieras. Y los inversores extranjeros tienden a reinvertir sus excedentes, aprovechando el dinamismo de la economía y los sólidos beneficios que generan las empresas. Pese a todo, se echa de menos una estrategia de contención del endeudamiento externo. Eso se consigue estimulando el ahorro para facilitar la financiación interna del esfuerzo inversor. Otra vía de reducción de la deuda externa sería mediante recortes en la inversión pública y privada, algo poco recomendable. ¿Quién puede ahorra más? Las empresas ya lo hacen, y más de la cuenta. En el primer trimestre, disponían de un colchón de liquidez de casi 13.000 millones que deberían dedicar a la inversión para modernizar el aparato productivo y mejorar la competitividad, en vez de pagar dividendos o adquirir activos financieros.

Para muchas familias, sobre todo aquellas con rentas más bajas, no es fácil ahorrar más. Las rentas del trabajo aumentan gracias a la creación de empleo, pero los salarios siguen estancados. Sobre todo, después de varios años de restricciones y de sacrificios, los españoles tienden a consumir más. La tasa de ahorro de las familias ha disminuido y el crédito al consumo se ha disparado. Los bancos han encontrado en esos créditos una vía de compensación de la estrechez de los márgenes de intermediación, fruto de los tipos negativos del Banco Central Europeo.

Así pues, la clave está en el déficit de ahorro de las administraciones. Según los datos del INE, la necesidad de financiación del conjunto del Estado, Seguridad Social, Comunidades Autónomas y Corporaciones Locales alcanza 8,256 millones, 1.000 millones más que hace un año. Para reducir ese déficit se puede actuar por el lado de los ingresos. Las comparaciones internacionales dan cierto margen en este sentido. La recaudación en concepto de impuestos sobre la renta de las familias y de las empresas se sitúa por debajo de la media europea y de lo que cabría esperar teniendo en cuenta los tipos impositivos. Es esencial seguir luchando contra el fraude fiscal y racionalizar el sistema de exenciones.

Por el lado del gasto, se pueden realizar mejoras de eficiencia, sin reducción del perímetro de los servicios públicos ni de su calidad. Estos últimos trimestres, el consumo público ha crecido con intensidad, y cabe esperar un esfuerzo de contención, atendiendo a las necesidades de una economía todavía en fase de recuperación y a una sociedad que espera mayor contundencia en la política de creación de empleo y la reducción de las desigualdades. En conclusión, la recuperación ha creado un contexto favorable a la reducción de desequilibrios, entre ellos la deuda externa.

Raymond Torres es director de Coyuntura de la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas)

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