¿Qué hemos aprendido de la crisis?

La causalidad (o, mejor dicho, la incapacidad manifiesta para formar Gobierno tras las elecciones del 20-D por parte de las formaciones políticas) posibilitó que por primera vez el curso organizado por la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE) en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) de Santander coincidiera con una campaña electoral. Ello ha permitido que, bajo el título Qué hemos aprendido de la crisis, se debatiera sobre la realidad de la economía española; de los avances, que los ha habido, y de los desafíos que tiene pendientes el país, que son muchos y variados.

A saber: elevar el crecimiento y reducir los desequilibrios acumulados para poder competir en una economía cada vez más globalizada y sometida a una revolución tecnológica; aumentar el tamaño de las empresas para enfrentarse a la internacionalización; políticas públicas encaminadas a facilitar dicho proceso abriendo nuevos mercados; mejorar la regulación en el mercado laboral, el funcionamiento de las instituciones, el acceso a la financiación y el capital humano, y aprovechar la digitalización como la palanca. A ello hay que añadir, aunque parece implícito, la importancia de la formación o de la educación como herramienta esencial. Lo destacaron en una intervención llena de subrayados los economistas Jorge Sicilia, economista jefe del BBVA, y Rafael Myro, catedrático de Economía Aplicada de la Complutense.

Más que reformas

Son una serie de deberes que suenan más allá de las clásicas reformas estructurales que los políticos suelen exigir cada vez que se sientan en una mesa redonda, como ocurrió precisamente en este seminario con el ministro de Economía en funciones, Luis de Guindos, y los responsables de Economía de los otros partidos mayoritarios: Pedro Saura, por el PSOE; Ignacio Álvarez, por Podemos; y Luis Garicano, por Ciudadanos. El debate tuvo mucho contenido económico y si en algo coincidieron fue precisamente en temas vitales para el futuro del país, como los retos macroeconómicos, la reducción del déficit, el nuevo modelo productivo, la gobernanza, el desempleo, las pensiones y el invitado inevitable, el Brexit, que se coló por razones obvias y con todos los ponentes en contra.

Fue en pensiones donde parece que la preocupación se generaliza y donde más coincidencia existe, ante la evidencia de que la población envejece y cada vez son menos los activos que sostienen a los pasivos (1,8 cotizantes en estos momentos por cada pensionista, que se acerca a un peligroso 1,5). No obstante, Guindos introdujo un soplo de aire fresco al asegurar que las pensiones están garantizadas, tras reconocer, eso sí, que vienen curvas en la economía española y que, si no se toman con cuidado, nos pueden llevar a la casilla de salida.

Para tener esa garantía es preciso, por mucho que digan unos y otros, que se eleve el número de cotizantes (a más de 25 millones frente a los 17,5 actuales, según ha calculado el presidente de la aseguradora Mapfre, Antonio Huertas, que también asistió al seminario). Una labor francamente complicada, como destacaron los secretarios generales de UGT y CC OO, Pepe Álvarez e Ignacio Fernández Toxo, quien advirtió de un "estallido social" si no se produce un cambio político, tanto por el tema de las pensiones como por las consecuencias de la reforma laboral.

Los representantes políticos (es llamativo, por cierto, que solo Saura sea candidato a diputado en las próximas elecciones y que el resto prefiera seguir fuera de esa responsabilidad) tendrían que haber escuchado, en todo caso, al presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF), José Luis Escrivá, quien reclamó a quien corresponda un plan presupuestario realista y creíble para afianzar la sostenibilidad de las cuentas públicas y subrayó que, pese a que la recuperación parece afianzarse, persistirá un déficit estructural en torno al 2% del PIB. Noticias nada agradables de este hombre cuya figura exigió la troika y que no duda en sacar los colores a los gobernantes.