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Copisa halla un oasis de obra pública

La constructora iguala su cartera de pedidos internos y externos y comienza a ver la luz

Lluís Pellicer
Construcción de Copisa en una línea de AVE.
Construcción de Copisa en una línea de AVE.

La contratación pública ha sido una de las principales víctimas de los planes de austeridad que se han ejecutado en España en los últimos años. Ese tijeretazo en los Presupuestos ha hecho que las constructoras se hayan volcado en el exterior. Copisa, que lleva más de medio siglo operando, el año pasado igualó por primera vez su cartera española de proyectos con la internacional. La empresa barcelonesa acaba de ejecutar este año el Proyecto Hidroeléctrico Torito, una central hidroeléctrica en Costa Rica con un presupuesto de 46 millones de dólares (40,7 millones de euros). La construcción de esta infraestructura supuso el estreno en ese país de la compañía, que hasta ahora ha puesto el pie en una docena de Estados.

El proyecto está dentro del plan de la Central Hidroeléctrica Torito, propiedad de Global Power Generation, filial de generación internacional de Gas Natural Fenosa. Ubicada en el margen derecho del río Reventazón, está proyectada para generar una potencia de 50 megavatios. Su construcción constituye un nuevo paso en el objetivo de Costa Rica de convertirse en neutral en carbono en 2021, lo cual se traduce en retirar de la atmósfera tanto dióxido de carbono como el que emite. Para ello, su producción energética estará basada en su totalidad en renovables.

La construcción de la central hidroeléctrica de Costa Rica, según la compañía, ha sido compleja por la “orografía de la zona”. Además de la central, Copisa ha llevado a cabo una subestación eléctrica y de la obra civil para colocar los juegos de compuertas que permitirán conducir el agua hacia la futura central de Torito II. Entre las actuaciones más destacadas de ese proyecto está la construcción de una cámara de carga de agua con una capacidad de 125.000 metros cúbicos o la construcción de una sala de máquinas de 40 metros de altura.

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La caída de la licitación de obras en España ha llevado a Copisa a acelerar su proceso de internacionalización en los últimos años. La empresa con sede en L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona) puso en marcha la salida al exterior a comienzos de la década de 2000 de la mano de UOP, del grupo norteamericano especializado en ingeniería Honeywell. Fue a partir de 2008, no obstante, cuando empezó a explorar otros países de forma más intensa y abrió delegación en Bucarest (Rumania) para trabajar en el ámbito de la licitación de obra civil.

Un año más tarde, cuando tras los planes de estímulo de José Luis Rodríguez Zapatero la contratación pública entraba ya en caída libre, desembarcaba en Marruecos, Holanda y México y conseguía que el 10% de su cartera de proyectos estuviera ya fuera de España; solo dos años después esa proporción subía al 24%. Eso no la libró, como a la mayor parte del sector, de tener que refinanciar deuda, pero le permitió poner las primeras picas para ser un grupo de servicios internacional.

Un lustro más activo

En el último lustro, Copisa ha seguido con ese proceso. La compañía cerró el año pasado con una cartera de contratación valorada en 683 millones de euros. De esa cantidad, el 50% procede del exterior, en especial de Perú, Costa Rica y Rumania. “Es la primera vez que eso sucede desde que el grupo se fundó, en 1959”, explica la empresa. Entre los últimos contratos que ha logrado la firma, algunos de ellos dentro de consorcios con firmas locales, están el centro de servicios al contribuyente y el de fiscalización en Lima y Callao (Perú), por 39,4 millones de euros; la ampliación y rehabilitación de un tramo de 1.300 metros de la Ruta 3 entre Heredia y San José (Costa Rica), por 7,6 millones, o la construcción de la variante de Mihailesti en Rumania por otros 7 millones de euros. “Debido al importante descenso de la obra pública en España, Copisa ha continuado apostando por incrementar su actividad más allá de nuestras fronteras”, explican fuentes del grupo.

El grupo, no obstante, también se ha diversificado en cuanto a actividad, de modo que opera en infraestructuras, concesiones, instalaciones industriales, mantenimiento y restauración. Entre sus obras emblemáticas está su participación en la ampliación de la terminal de contenedores de Barcelona, el estadio del Es­panyol o la rehabilitación de un pabellón en el hospital de Sant Pau. Pero la división industrial de la sociedad catalana también ha llevado a cabo la ampliación de una fábrica de enriquecimiento de mineral en Zouérate, en pleno desierto mauritano.

Implicada en el 3%

Copisa se vio salpicada en la presunta trama de comisiones del 3% en Cataluña. El pasado octubre el que fuera consejero delegado, Xavier Tauler, fue detenido junto a otros empresarios y ex altos cargos de la Generalitat por un presunto caso de pagos ilegales de comisiones a cambio de la adjudicación de obra pública. Tauler ya había sido apartado de sus funciones tras ser imputado por la Audiencia Nacional en el caso sobre Jordi Pujol Ferrusola. Para dejar atrás esa etapa, la firma hizo una reestructuración de la cúpula. Dentro de esos cambios, la presidencia y la vicepresidencia recaen en la familia Cornadó, mientras que Orlando de Porrata pasó a ser el consejero delegado.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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