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Guías en el laberinto chino

Tres españoles fundan IntuuChina, que ya ha gestionado el desembarco de casi 300 jóvenes

En primer plano, Mei Xu (izq.) y Fernando Zavala. Detrás, Teresa Marín, Víctor González y José Carlos Orpi.  
En primer plano, Mei Xu (izq.) y Fernando Zavala. Detrás, Teresa Marín, Víctor González y José Carlos Orpi.  Zigor Aldama

A Marc Ramon (Barcelona, 1991) le habían prometido que su aterrizaje en China iba a ser suave como la seda. Que solo tendría que preocuparse de hacer bien su trabajo durante las prácticas en la empresa de Shanghái que lo había seleccionado. Su alojamiento y todo el papeleo burocrático estaban solucionados, le aseguraron desde la empresa de recursos humanos que gestionó su puesto. Pero la realidad fue muy diferente. Su trabajo era real, pero ninguna de las otras condiciones se cumplió. Corría el año 2012, miles de españoles expulsados de su país por la crisis buscaban desesperadamente Eldorado chino, y el joven catalán certificó que la mayoría sufría los mismos problemas que él.

Por eso, en septiembre de aquel año se juntó con su tutora Mercedes Ligero (Barcelona, 1959) y con su amigo Fernando Zavala (Madrid, 1989), que había hecho prácticas en la Cámara de Comercio de España en Shanghái, reunieron 38.500 euros de sus ahorros, y crearon IntuuChina. “Teniendo en cuenta las dificultades de la mayoría a la hora de adaptarse al país, pensamos que ayudar a la gente que quiere venir a China para desarrollar su carrera profesional era una interesante oportunidad de negocio”, explica el madrileño, que dirige la empresa.

Las estadísticas confirman que dieron en el clavo: han logrado colocar a 290 personas de 46 nacionalidades diferentes, reciben una media de 600 solicitudes al mes, en 2015 facturaron 275.000 euros —un 130% más que en 2014—, y ya dan empleo a seis trabajadores y a dos becarios. “El proceso de reclutamiento es sencillo: quienes buscan prácticas o un trabajo en China contactan con nosotros por Internet. Rellenan un formulario en la web con sus datos, su currículo, y los sectores que les interesan. Luego hacemos una videoconferencia de orientación y, finalmente, elegimos a 15 o 20 al mes”, explica Zavala.

Coste del servicio

Esos clientes abonan 300 euros de un depósito que se les devuelve si no logran el puesto después de haber realizado varias entrevistas de trabajo o de prácticas, y pagan entre 490 y 590 euros cuando se cierra el contrato. “Además, para evitar lo que le sucedió a Marc, ofrecemos también servicios de reubicación extra, que van desde ir a buscar al cliente al aeropuerto o buscar un alojamiento, hasta abrir una cuenta bancaria o contratar una línea de teléfono móvil”, añade el joven emprendedor. Un 45% de sus clientes son españoles —con mayoría de catalanes (33%) y de madrileños (20%)—, y actualmente el sector con mayor demanda es el creativo: “Todos los días nos piden perfiles de diseñadores gráficos o de fotógrafos, para los que la demanda supera a la oferta”, apunta Zavala.

No obstante, la China actual tiene poco que ver con la de hace solo un lustro. Ya no son las grandes multinacionales extranjeras las que ofrecen mejores expectativas, sino las empresas chinas que buscan internacionalizarse. “La tortilla ha dado la vuelta. Hemos pasado de una situación en la que Occidente miraba a China a otra en la que es China la que nos mira a nosotros”. Zavala pone como ejemplo los casos de Wanda —que protagoniza un agrio culebrón por la adquisición del Edificio España— o de Huawei —que busca destronar a Samsung en el sector de los teléfonos móviles—. “China sirve para acelerar la carrera profesional, porque en tres años uno hace lo que haría en España en seis. Pero el éxito no es fácil porque el mercado laboral es extremadamente competitivo”, advierte.

De hecho, en IntuuChina aseguran que el ajuste de las expectativas de los clientes es lo que más problemas acarrea. “Los jóvenes españoles son aventureros, abiertos, y bien educados. Saben cómo disfrutar la vida, pero quizá se excedan en sus expectativas”, comenta Mei Xu, responsable de la criba inicial que hace la empresa entre los candidatos. “La ambición tiene que ser acorde con la valía, de lo contrario solo está garantizada una decepción”. Zavala, además, añade que entre las principales razones de fracaso están “una insuficiente capacidad de adaptación a China” y “una preparación escasa”.

En cualquier caso, el porcentaje de quienes no logran el puesto que buscaban con IntuuChina es de solo el 5,2%. Un 5% adicional cambia de empresa por algún problema, y quienes no concluyen el período de trabajo por el que han firmado suponen el 20%, aunque, como matiza Zabala, “en su mayoría es porque reciben una oferta mejor de otra empresa”. El mayor porcentaje de éxito (78%) se da entre quienes llegan a China con intención de quedarse. Zavala, sin embargo, ya está pensando en establecer una segunda filial de la empresa de recursos humanos en otro país. “Queremos crecer. Creemos que hay demanda suficiente como para que nos instalemos en otro sitio. Podría ser India, que también es un país muy complejo”.

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