El Gobierno japonés registra las oficinas de Mitsubishi
La compañía, que falseó los datos sobre el consumo de combustible de 625.000 vehículos, no descarta que el escándalo se extienda a otros modelos
Un grupo de funcionarios del Ministerio de Transporte de Japón inspeccionaron este jueves un centro técnico del grupo Mitsubishi Motors después de que la empresa haya revelado que manipuló las cifras sobre consumo energético de más de 625.000 vehículos.
Las autoridades registraron una planta de Investigación y Desarrollo (I+D) de la compañía en la ciudad de Okazaki, situada en el centro del país, con el objetivo de iniciar una investigación que podría derivar en fuertes multas contra el fabricante, según informó la agencia Kyodo. "[Este episodio] ha dañado la confianza de los consumidores y no será tolerado", aseguró el portavoz del Gobierno japonés, Yoshihide Suga, que tachó el incidente de "extremadamente grave".
El escándalo, que por ahora afecta a cuatro modelos de minivehículos -dos de la propia marca y los restantes de Nissan, por la que producía- fue descubierto por esta última empresa, que vio como sus datos sobre emisiones no coincidían con los de Mitsubishi. Concretamente, las cifras de Nissan mostraban que la eficiencia energética era de entre un 5% y un 10% menor de lo que presumía Mitsubishi. Tras una investigación interna, el fabricante concluyó que los datos se habían falsificado y que las pruebas no se ajustaban al procedimiento marcado por la ley en Japón.
La compañía se deja un tercio de su valor bursátil
El impacto del escándalo en las cuentas de la compañía "será grande", según admitió su presidente, Tetsuro Aikawa. A las posibles compensaciones a los clientes o las multas del Gobierno japonés hay que añadir la considerable pérdida de valor de sus acciones. Los títulos no se negociaron este jueves debido a la gran cantidad de órdenes de venta que se ejecutaron antes de la apertura de sesión. Sin embargo, al final de la jornada y según las normas del mercado de valores de Tokio, el valor de las acciones se situó en el precio indicativo, en este caso 583 yenes, una caída del 20% con respecte al cierre del miércoles. Añadiendo el desplome de un 15% durante la jornada de ayer, en dos días la compañía ha perdido un tercio de su capitalización bursátil, unos 2.200 millones de euros.
La compañía sigue evaluando la magnitud del fraude y no descarta que otros vehículos estén afectados. Mitsubishi, que ha paralizado la producción y venta de los cuatro modelos en cuestión, nombrará a un equipo de expertos independiente para analizar por qué se rebajaron las cifras de consumo de carburante. La investigación podría durar meses.
El Ministerio de Transporte japonés, sin embargo, ha urgido a la compañía a presentar lo antes posible los datos actualizados de las pruebas de eficiencia energética de acuerdo con los estándares del país. También ha exigido un informe sobre el suceso para antes del 27 de abril. Según los resultados de estos nuevos exámenes, el Gobierno podría plantearse exigir el retorno de las ayudas públicas que la empresa ha recibido desde mediados de 2013 -cuando se estima que empezó el fraude- hasta hoy. La decisión se tomará a mediados de mayo.
Mitsubishi, que vendió en su último ejercicio fiscal poco más de un millón de vehículos en todo el mundo, es el primer fabricante japonés que admite malas prácticas en las pruebas de eficiencia energética y emisiones de gases desde el estallido del caso Volkswagen. El fabricante alemán instaló en varios modelos diésel de forma deliberada un programa informático diseñado para rebajar los límites de emisiones en 11 millones de vehículos.
En el caso del fabricante japonés, varios de sus empleados modificaron la presión del aire de los neumáticos durante los exámenes para hacer creer que el consumo de carburante de estos modelos de minivehículos, muy populares en Japón, era menor de lo que realmente es. La compañía ha afirmado que no hay constancia de que vehículos vendidos en el extranjero estén afectados por el fraude. La distribuidora de Mitsubishi Motors en España aseguró ayer que ninguno de sus modelos homologados y comercializados en el mercado español está afectado por los problemas de modificación de los consumos homologados en Japón.
El incidente supone un nuevo mazazo a la reputación de la empresa en Japón. En el año 2000, varios altos cargos de la compañía admitieron haber encubierto defectos de los vehículos y quejas de los clientes durante décadas. Mitsubishi tuvo entonces que llamar a revisión a más de 160.000 coches para su reparación, pero su credibilidad quedó tocada y sus ventas se hundieron hasta el punto que tuvo que ser rescatada en 2004.
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