Portugal tantea crear un banco malo ante la elevada morosidad crediticia
Durão Barroso: “Algo hay que hacer para resolver el problema de los bancos”
“Algo hay que hacer en Portugal para resolver el problema de los bancos”. El expresidente de la Comisión Europea, Durão Barroso, se ha unido a las voces que reclaman una solución para la crisis permanente de la banca portuguesa, que sigue con niveles muy altos de créditos impagados. “La situación de la banca portuguesa continúa siendo difícil a pesar de todos los esfuerzos hechos. Es del interés portugués y europeo encontrar una solución”.
Las palabras de Barroso coincidieron con los nuevos datos del Banco de Portugal sobre el crédito malo: cuando se habla de la salida de la recesión, en la banca nacional el crédito malo sigue en ascenso. En febrero, el crédito de cobro dudoso subió a los 17.984 millones de euros, 200 millones más que en enero, según el supervisor. Es casi el 9% de crédito bancario. La cifra de crédito malo supone el 11% del PIB. De esa cantidad, el 72% corresponde al préstamo empresarial. De los 81.000 millones de euros prestados a las empresas, el 16% está en riesgo de incumplimiento.
El domingo, el primer ministro António Costa, en declaraciones a la radio TSF, ya dejó caer que iba a crear el SAREB portugués, es decir, un banco malo. Es el mecanismo seguido en España para aparcar todos los activos tóxicos. “Es útil para el país encontrar un vehículo de resolución del crédito malo, para liberar al sistema financiero de un lastre que dificulta una participación más activa en las necesidades de financiamiento de las empresas portuguesas”. Costa sacó a colación el caso español.
A diferencia de España que aparcó todo el crédito malo en el SAREB en 2012, Portugal no siguió ese camino. La Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) fue creada en 2012 para ayudar al saneamiento del sector financiero español. Los bancos transfirieron ahí todos los activos inmobiliarios de las entidades que atravesaban dificultades. Con el aparcamiento, los bancos no incluían esas pérdidas en sus balances y, por tanto, no tenían que cubrir el riesgo. Sareb recibió activos por valor de 50.781 millones de euros.
El primer ministro y el gobernador central coinciden por una vez: hay que aparcar los activos tóxicos en una sociedad, sería el SAREB portugués
En el caso portugués, el programa europeo de rescate puso a disposición del sector 12.000 millones de euros, pero apenas empleó la mitad.
El gobernador del Banco de Portugal, Carlos Costa, que tiene sus tiranteces con el actual Gobierno, en este caso coincide: también quiere el SAREB portugués, una fórmula que, según reconoció la semana pasada en la comisión de investigación del caso Banif, ya propuso en 2012, pero que el Gobierno rechazó para no aumentar más la deuda del país.
Ahora parece que ha llegado la hora, los dos Costas -gobernador y primer ministro- lo quieren, sin embargo, las normas europeas han cambiado en estos cuatro años y el Gobierno debería pactar con el BCE y la Comisión Europea -a cambio de restructuraciones- para encontrar la fórmula que asentara al sector, porque las aplicadas hasta ahora solo han valido para retrasar la solución final. También debería contar con el plácet de los bancos, aunque la Asociación Portuguesa de la Banca ya ha abrazado la idea.
En ocho años, el Estado gastó 14.600 millones de euros, según el INE y apenas recuperó 2.000 millones, Si la tasa de recuperación del crédito malo fue del 14% en ese periodo, resulta que en 2014 bajó al 8% y el pasado al 7%.
Desde que el PS llegó al poder, el ministerio de Finanzas se ha marcado el objetivo de evitar, primero, los sobresaltos del sector y después estabilizarlo.
En 2014, estalló el caso del Espírito Santo, que obligó al estado a inyectar 4.900 millones de euros en su sustituto bueno, el Novo Banco. Este banco tuvo el pasado año pérdidas por 980 millones de euros y seguirán teniéndolas en los dos siguientes, porque sigue aflorando impagados.
En diciembre de 2015, otro banco, el Banif, tuvo que ser vendido con carácter de urgencia. Se lo quedó el Santander por 150 millones, una vez que el Estado se quedó con todo lo malo, lo que le supuso más de 3.000 millones y elevar el déficit anual del 3% al 4,4%. A la vez se anunciaban nuevas pérdidas del primer banco del país, la Caixa Geral de Depósitos, que no ha conseguido devolver las ayudas públicas, y que este año necesitará otra inyección de capital.
En todos los casos, se trata de bancos de titularidad pública, que tienen el 40% del mercado pero el 93% de las pérdidas; la banca donde manda accionistas extranjeros goza de buena salud. Es el caso de los bancos de propiedad española, que ya tienen el 20% del mercado y que con la próxima ampliación de CaixaBank en BPI subirá al 30% del mercado, pero obteniendo el 67% de sus beneficios.
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