Colonial se hace fuerte en el negocio de oficinas en París
La filial francesa, adquirida en 2004, aporta ahora prácticamente el 75% de los ingresos del grupo
En 2016 se cumplirán 70 años desde que los activos del Banco Hispano Colonial alumbraran la que hoy es una de las primeras inmobiliarias del país. Tras sortear el estallido de la crisis refinanciando la deuda y captando nuevos accionistas, la compañía planea invertir en Madrid y Barcelona, pero sobre todo en París, donde mantuvo la propiedad de Société Foncière Lyonnaise (SFL). La compañía francesa, adquirida en 2004 y especializada en el alquiler de oficinas, aporta ahora prácticamente el 75% de los ingresos y del valor de los activos del grupo.
El Louvre de los Anticuarios es un emblemático edificio del centro de París que está a punto de ver cómo todas las galerías de su planta baja, que en las últimas décadas ocuparon coleccionistas de arte o joyas, se convertirán en un gran espacio comercial con firmas de prestigio.
Pero las tiendas suponen apenas el 23% de los 414.190 metros cuadrados que Société Foncière Lyonnaise tiene en explotación, según la memoria correspondiente al último ejercicio del grupo. Y es que la firma es una siic —una sociedad de inversión inmobiliaria cotizada, equivalente a las socimi españolas— especializada sobre todo en inmuebles de oficinas. Y ahí el ejemplo es el edificio #cloud, una antigua finca completamente rehabilitada en el centro de la capital francesa con todo tipo de servicios —desde gimnasio a restaurantes— que ya ha alquilado a compañías como BlaBlaCar, Exane y Facebook.
El mercado parisino de oficinas —junto al de Londres, el mayor de Europa— no ha experimentado un avance tan espectacular como el de Madrid o Barcelona en el último año, de dos dígitos en cada ciudad, si bien su punto de partida, tras una crisis que impactó con dureza en España, era peor. Sin embargo, según la consultora CB Richard Ellis, el año pasado la contratación de oficinas en París creció el 1%, hasta los 2,2 millones de metros cuadrados (frente a los 500.000 metros cuadrados de Madrid y los 380.000 de la capital catalana).
La ciudad francesa ha sido un mercado más estable, con una elevada ocupación de los inmuebles en las zonas de negocios. En una presentación a analistas en París a la que fue invitado este diario, el director general de SFL, Nicolas Reynaud, admitió que en los últimos 12 meses apenas ha habido grandes operaciones. Ello ha desincentivado también a la inmobiliaria francesa a rotar activos, es decir, a vender unos para comprar otros.
Revalorización de edificios
El presidente de Colonial, Juan José Brugera, explica que SFL encaja al dedillo con el proyecto de la inmobiliaria catalana: ser un grupo europeo con edificios de primera calidad en las mejores zonas de Madrid, Barcelona y París. La capital francesa, de hecho, aporta el 76% del valor de la cartera de Colonial, de 6.824 millones de euros. Los edificios de la compañía en Francia, según las tasaciones elaboradas para el grupo inmobiliaro, se revalorizaron el 16% gracias a la finalización de proyectos y a la subida de rentas.
De acuerdo con las cuentas del grupo, SFL cerró el año con un beneficio de 545,1 millones de euros, el 126% más que el año pasado. El resultado de la matriz y sus filiales, es decir, el derivado de la actividad en España, ascendió a 156 millones de euros.
Sin embargo, la cartera de proyectos de la inmobiliaria se redujo de forma drástica desde al año pasado. El valor de esas obras para todo el grupo es de 82 millones de euros, el 79,4% menos que en 2014. Ello se debe a que, según Brugera, hasta no hace mucho al menos el 15% de los activos de SFL estaban en rehabilitación.
Tras entregar los últimos proyectos de rehabilitación, ahora Colonial se propone crecer con un plan que pasa por realizar inversiones por 300 millones de euros. El segundo problema es el escaso free float [el capital flotante que puede ser objeto de negocaciación en la Bolsa] de la compañía, que Brugera asume que es uno de los retos de la filial francesa. Esa proporción de acciones negociables es solo del 6,3% en SFL, frente al 58% de la matriz catalana.
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